Esta semana Marruecos ha dado un paso más para acabar con lo que venimos a llamar comercio atípico. Puede parecer que nada nuevo ha sucedido o que no hemos percibido nada nuevo en relación con esta actividad pero a veces las cosas no son lo que parecen. Nos referimos a la prohibición del paso de motocicletas por la frontera del Tarajal.
Hasta la pasada semana los ceutíes con permiso de conducir B podían acceder a Marruecos pilotando motocicletas hasta 125 centímetros cúbicos. En España es legal siempre que el conductor cuente con dos años de permiso de conducir, pero en Marruecos “ahora” se necesita un carné de conducir especial para motocicletas como ocurría en España hace sólo unos años. Una nueva restricción para los muchos ceutíes que se ganan la vida pasando mercancía con sus motocicletas.
La normativa la impone lícitamente Marruecos, pero lo legal a veces se aleja de lo moral o correcto, porque antes de tomar una decisión que puede afectar a muchos ciudadanos deberían haber informado. Algo tan simple como poner carteles antes de entrar al país o informar personalmente a los que acceden en motocicleta para evitar pasar un mal rato a estas personas. Una campaña de información hubiera evitado trastornos y dejaría sin argumentos a los afectados para poder quejarse, pero no ha sido así y los ciudadanos han pagado la incompetencia de los funcionarios irresponsables.
La aplicación de esta medida ha dado sus frutos y ha dejado sin poder acceder con motocicletas a cientos de ceutíes que se dedican al comercio atípico. Estas personas ya conocen que pueden ser sancionadas por conducir sin llevar el A1, pero existen otros muchos ceutíes que pasan de forma esporádica a dar una vuelta o hacer turismo que pueden verse sorprendidos por esta nueva norma de circulación y la negligente falta de información.
Los responsables políticos de ambos países deberían tomar nota de esta situación para que no se vean sorprendidos más ciudadanos y, sobre todo, que esta sorpresa les haga pagar sanciones o pasar una noche en comisaría. Sería lo correcto, pero lamentablemente no es lo habitual.
Los radicales pueden hacer una crítica feroz sobre las autoridades marroquíes y recurrir al típico “como no iba ser o como son”, pero esta misma circunstancia la sufrieron hace años los ciudadanos marroquíes que entraban a Ceuta con motocicletas cuando en Marruecos nos les exigían permiso para conducir a determinada cilindrada. La incompetencia y la falta de información de los responsables políticos no es exclusiva del vecino país. Creo que a este lado de la frontera esa circunstancia no debería darse porque informando a los ciudadanos se evitan muchas situaciones desagradables para las Fuerzas de Seguridad del Estado y los ciudadanos que se trasladan de un país a otro.
Está claro que esta nueva norma tiene la clara intención de acabar con un número importante de porteadores. Ceutíes que sustentan a sus familias con este comercio. Ceutíes que se quedarán sin ingresos y, por tanto, tendríamos que tomar nota para insertar en el mercado laboral a estas personas. Insertar en el mercado laboral no es ponerlo a coger ramas cada dos años en los planes de empleo; insertarlos es enseñarle una profesión para que se ganen dignamente un sueldo en muchos de los sectores en los que hay que recurrir a ciudadanos extranjeros por falta de mano de obra en Ceuta. Eso es insertar, lo otro es pan para hoy y hambre para mañana.
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