“Nunca en Ceuta la situación ha sido tan precaria en sensación de seguridad y me temo que tampoco en seguridad real”. Así de tajante se muestra la Asociación Española de la Guardia Civil -AEGC- que denuncia la falta de efectivos en el Instituto Armado y la constante presión registrada prácticamente todas las noches sobre los espigones fronterizos. Presión ejercida por los nadadores: jóvenes y menores marroquíes que buscan la manera de cruzar a Ceuta arriesgando incluso sus vidas.
Y esa presión de nadadores no siempre es pacífica y no siempre encuentra la cobertura de apoyo en Marruecos, lo que merma aún más la capacidad de la que dispone la Guardia Civil. La madrugada del 24 de agosto se echaron al agua más de sesenta nadadores y lo hicieron, a diferencia de otros días, de forma coordinada. “Había una preparación previa y salían desde las playas próximas a la frontera”, explica la AEGC. Sin duda Marruecos tiene sus playas vigiladas, por lo que a la asociación no le queda duda alguna de que esa presión se hizo “con el beneplácito de los agentes que vigilan esos puntos” al otro lado y que esa noche, incongruentemente, no colaboraron.
“A veces hay colaboración, pero según los turnos o días, y se nota muchísimo cuando estos turnos colaboran porque baja la presión. Otras veces hay apatía, por ser generosos” en el calificativo, expone la asociación. Aquella madrugada, de hecho, además de no haber cooperación, se arrojaron piedras contra los guardias civiles, alcanzando una de ellas al mando de la Compañía.
AEGC alerta además de que el perfil de las personas que intentan pasar ha cambiado, producto de la desesperación que marca a un colectivo que busca entrar sí o sí.
“En ocasiones vienen amenazando y encarándose con los guardias civiles en las intervenciones y, como se ha visto hace unos días, apedreando a los compañeros y causándoles daños. Esto no sólo fue ese día, ya que ha habido más guardias lesionados en otras intervenciones” que no han trascendido mediáticamente. “Traen la lección aprendida y saben que incluso lesionando a un guardia no les importa entrar, porque su objetivo es pasar aunque lo detengan por lesiones porque su propósito es quedarse aquí y lo consiguen, desgraciadamente”, sentencia.
“Los procesos de abrir los procedimientos de asilo político y las salidas de muchos de estos hacia la Península” han tenido mucho que ver en ese aumento de las aproximaciones, al generarse un claro efecto llamada que atrajo a muchísimas personas y, aunque con menor fuerza, sigue arrastrando al resto. Lo mismo sucede con el propio bloqueo que vive Ceuta y la imposibilidad de deportar no solo a los adultos sino también a los menores. “Los mayores llegan aquí, aunque se dice que los retornarán. Mientras tanto se dedican, los que son personas normales, a cuidar vehículos y a otras actividades de forma noble, pero otros intimidan a los ceutíes cuando van simplemente a lavar el coche lanzándose hacia el vehículo sin dejar siquiera elegir si quieres o no ayuda. Otros, como bien se sabe, cometen robos. Todo eso mientras buscan poder pasar a la Península”, expone la asociación.
La presión de los nadadores se ha traducido también en la consecuencia más dramática: la muerte, por ahogamiento, de gran cantidad de adultos y algún caso de menor. “No nos queda más que lamentar la muerte de estas personas que intentan labrarse un porvenir fuera, pero el tiempo pondrá a cada uno en su sitio y la historia le pasará factura a los que por omisión no han sido capaces de intentar que estas salidas de la muerte no se produzcan”. AEGC se refiere al “negocio asqueroso de gente sin dignidad” que estafa a estos inmigrantes, juega con sus vidas y hace una propaganda interesada de que en España o Europa encontrarán mejor vida “y al final aquí solo encuentran miserias y, en muchos casos, ser rechazados y quedarse sin esos miles de euros”.
AEGC reclama más medios para hacer frente a una situación adversa a la que se están enfrentando día tras día los guardias civiles, sin que nada cambie en el futuro más inmediato. Considera la asociación que “hay que hacer una ley que garantice la protección de las personas que vienen, pero también que garantice la seguridad de los que vivimos aquí y, por supuesto, que acabe con la posibilidad de hacer con la desgracia o la falta de oportunidades de personas de otros países un negocio y que jueguen con sus vidas”.
En cuanto a los menores que fueron devueltos a su país y cuyo procedimiento fue detenido por varias oenegés, AEGC dice no entender que estas entidades se estén negando “a que vuelvan con sus padres. ¿Es que quizás aquí tirados en las calles están mejor?, porque muchos de ellos no quieren estar en el centro o en naves y están mejor en su casa”, asegura la entidad.
Desde AEGC se preguntan si “un padre español tiene o no el derecho a recuperar su hijo si se marcha a Marruecos. Entendemos que los padres tienen todo el derecho a estar con ellos y, por otro lado, el que no lo tenga, Marruecos debe por dignidad y por orgullo nacional protegerlos y educarlos”, zanja.
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