Desde el año 2000, el uso de Internet se ha incrementado en más del 1.000%, y el porcentaje no deja de crecer con la expansión del mercado de smartphones. Es una realidad, que la admisión de estos dispositivos entre los jóvenes ya alcanza el 100%, gracias al aumento de las búsquedas móviles, el crecimiento de las compras online o el mayor uso de las redes sociales por parte de personas de todas las edades.
Aproximadamente una cuarta parte (24%) usan Internet "casi constantemente", según un estudio de Amanda Lenhart del Centro de Investigación Pew en Washington. Y recientes encuestas afirman que más del 25% de los adolescentes dice sentirse “adicto” a las redes sociales.
Más recientemente, un estudio publicado en JAMA (Journal of the American Medical Association) por Adam Leventhal, profesor asociado de Medicina Preventiva en la Universidad del Sur de California, comunicó que el uso tan frecuente de los medios digitales por parte de los adolescentes podría aumentar las probabilidades de desarrollar síntomas de trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH).
Considerando también investigaciones anteriores, éstas muestran que un mayor uso de las redes sociales está asociado con la depresión en adolescentes, por lo que todo apunta a que el uso excesivo de estas tecnologías no parece ser bueno para la salud mental de esta población. Ya investigaciones anteriores habían demostrado que ver la televisión o jugar a videojuegos con una consola, pone a los adolescentes en un riesgo ligeramente mayor de desarrollar comportamientos de TDAH. Pero se sabe menos sobre el impacto de las computadoras, tabletas y teléfonos inteligentes, tan de moda en nuestros días.
Debido a que estas herramientas han evolucionado muy rápidamente, ha habido poca investigación sobre el impacto de estas nuevas tecnologías en las personas. Cada nueva plataforma llega a millones de personas en todo el mundo en cuestión de días o semanas. Angry Birds llegó a 50 millones de usuarios en 35 días. Pokémon Go alcanzó el mismo número en 19 días. Por otro lado, la investigación sobre sus efectos es incapaz de seguir el ritmo de la evolución tecnológica, así que es importante tener alguna evidencia sobre el impacto a largo plazo que estas tecnologías están teniendo en los niños y adolescentes.
Realmente parece que algo está ocurriendo, que hay una asociación entre este tipo de medios utilizados habitualmente, y la falta de atención emergente en la sociedad, junto a los problemas para concentrarse, evitar las distracciones y controlar los impulsos.
El estudio siguió a 2.587 adolescentes en escuelas del condado de Los Ángeles en Estados Unidos, durante dos años. Los adolescentes no mostraron síntomas de TDAH al comienzo del estudio. Al final, los adolescentes con un uso más frecuente de los medios digitales tenían más probabilidades de tener síntomas de TDAH. Los investigadores evaluaron a los estudiantes utilizando un cuestionario estandarizado para los síntomas del TDAH, que incluye nueve síntomas para la falta de atención y otros nueve para la hiperactividad. Los estudiantes con seis o más síntomas en cualquiera de las categorías se diagnostican como TDAH, según los criterios del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-V).
Durante los dos años del estudio, los investigadores llevaron a cabo encuestas a los adolescentes cada seis meses, y les preguntaron sobre la frecuencia de su participación en 14 tipos diferentes de actividades en línea, como enviar mensajes de texto, intervenir en las redes sociales y transmitir videos o música. Los estudiantes informaron cuántas de las 14 actividades realizaron y con qué frecuencia (0, 1-2 veces a la semana, 1-2 veces al día o muchas veces al día). Si realizaban alguna actividad muchas veces, contaba como "uso de alta frecuencia". Aproximadamente la mitad de los estudiantes manifestaron revisar los sitios de redes sociales y enviar mensajes de texto muchas veces al día.
Estos resultados muestran que los adolescentes están realmente apegados a sus tecnologías durante todo el tiempo. En general, los estudiantes que frecuentemente usaban seis o más actividades tenían una mayor probabilidad de desarrollar síntomas de TDAH. Por ejemplo, entre los 51 estudiantes que frecuentemente realizaban las 14 actividades en línea, el 10.5% mostró síntomas de TDAH en el transcurso del estudio. Y de los 114 adolescentes que frecuentemente realizaban siete actividades digitales, el 9.5% mostraban síntomas. En contraste, solo el 4.6% de los 495 niños que no realizaron ninguna de las actividades con una frecuencia alta, tuvieron nuevos síntomas de TDAH durante el período de dos años. En otras palabras, los adolescentes que eran usuarios de alta frecuencia de siete o 14 plataformas de medios digitales tenían más del doble de probabilidades de desarrollar síntomas de TDAH que los adolescentes que no usaban ninguna plataforma de medios con una alta frecuencia.
Se debe tener en cuenta que mostrar síntomas de TDAH no es lo mismo que el diagnóstico de TDAH, éste es un proceso de varios pasos que involucra a un médico especialista además del cuestionario. El estudio no diagnosticó a ninguno de los niños con TDAH, y no prueba la causalidad, sino que encuentra una asociación.
Aún así, debido a que el estudio involucró a estudiantes que no mostraron síntomas al inicio del mismo, los resultados son motivo de preocupación.
Cabe destacar que comenzar el estudio con niños que no tenían TDAH al inicio resultó muy acertado, pues ayuda a reducir el dilema del “huevo y la gallina”. Otro de los puntos fuertes del estudio es que incluyó a un gran número de adolescentes de diversos orígenes, ya que la diversidad sociodemográfica había sido una limitación de estudios previos sobre medios digitales.
Si bien el trabajo realizado no muestra que todos los niños corren el riesgo de desarrollar problemas de atención e hiperactividad, probablemente haya una submuestra de niños más vulnerables. Por ejemplo, el estudio encontró que los niños con problemas de salud mental tenían más probabilidades de desarrollar estos síntomas. Esto es importante porque esos son los niños que están mostrando sus emociones y estado emocional “on line”. De esta forma se podrían estar generando más problemas, como es el caso del acoso cibernético. Y eso definitivamente puede ser desestabilizador y afectar su capacidad para concentrarse en las cosas. Un hecho para tener en cuenta es que estudios anteriores también han demostrado que el uso de las redes sociales está asociado con trastornos del sueño, lo que podría afectar la capacidad de los niños para concentrarse en la escuela y que podría manifestarse en síntomas similares al TDAH.
Ante esta nueva situación, los adolescentes deberían desarrollar un sentido de “conocimiento tecnológico” para que no sientan esa presión de estar en línea constantemente para sentir relevancia social o aceptación.
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