Cientos de fieles y sacerdotes se han acercado para orar por el eterno descanso del que fuera obispo de la Diócesis de Cádiz y Ceuta entre los años 1993 y 2011, y a primera hora de la mañana de este viernes todavía eran muchos los que hacían cola para mostrar sus respetos y su cariño a un obispo "que destacó por su bondad y su cercanía a los más necesitados".
Desde el Obispado de Cádiz y Ceuta han informado que a las once de la mañana quedaba clausurada la capilla ardiente para proceder a su traslado a la Catedral, donde, a las doce del mediodía, daba comienzo el funeral y la misa 'corpore insepulto'.
Han destacado que han sido muchas las personas se han quedado a las puertas de la seo gaditana "ante la imposibilidad de acceder a ella debido a la gran afluencia de fieles que han asistido al funeral".
El féretro ha estado presidiendo el altar mayor, mientras sacerdotes, obispos como el de Jaén, monseñor Sebastián Chico Martínez; el de Huelva, moseñor Santiago Gómez Sierra; y el arzobispo emérito de Sevilla, monseñor Juan José Asenjo Pelegrina; así como autoridades civiles y militares, así como numerosos fieles, "han estado presentes en la ceremonia para rezar por el alma de monseñor Ceballos".
Durante estos instantes, el Obispo de Cádiz y Ceuta, monseñor Rafael Zornoza Boy, ha querido recordado la figura de su antecesor, así como la labor pastoral que realizó en la diócesis, destacando: su apertura a la nueva evangelización, el Sínodo diocesano convocado en el año 2000, su atención a los pobres y su impulso a la pastoral de migraciones".
"Aquí, en su casa, en la Diócesis de Cádiz y Ceuta, sabemos que dejó lo mejor de sí mismo. Entregó su propia persona y su vida, por lo que siempre le tendremos presente con gratitud y con verdadero cariño", ha señalado.
De igual manera, Zornoza Boy ha dado gracias por la vida y el ministerio de Antonio Ceballos, afirmando que era "un hombre humilde de verdad, enormemente bondadoso, que ha dejado por donde ha pasado un rastro de vida evangélica y de pastor bueno, entregado a todos, siempre orante, de una piedad profunda y sincera. Ha sido un hombre de Dios, cuyo ministerio sólo puede entenderse desde la clave y la lógica evangélica del servicio. Lo decisivo para nosotros es saber que ha representado a Cristo, ha sido su sacramento. Su corazón estaba en Cristo, Jesús y en María, la Virgen".
Para finalizar, ha recalcado que "el testamento que nos deja Antonio va unido sobre todo a la huella de su fe. Por eso, conmovidos, agradecemos a Dios su persona y su ministerio, y pedimos al Buen Pastor que le otorgue la paz eterna".
Los restos de monseñor Antonio Ceballos fueron trasladados finalmente a la cripta del primer templo de la diócesis, quedando en el lugar reservado para los obispos.