A.D. Ceuta: Este año, tampoco. (Y van…)

Corría el mes de septiembre del año 2009 cuando, desde esta misma columna, manifestaba mi estupefacción, y el de buena parte de la ciudadanía, por la ampliación de 300.000 euros anuales que la Ciudad “regalaba” graciosamente al primer equipo de fútbol de Ceuta, que venían a  sumarse a los 1.500.000 euros que anualmente se le venían aportando  de las arcas municipales. “Evitar tensiones de tesorería en el club”, nos dijeron desde la Casa Grande a modo de justificación por esa ampliación. En honor a la verdad hay que decir que en el pasado ejercicio esa subvención se disminuyó hasta los 800.000 euros. Pero el resultado final ha sido el mismo. Este año, tampoco.  
Todos los organismos que reciben subvenciones (asociaciones benéfico-sociales, ONG’s, entidades religiosas, clubes deportivos, etc.) tienen la obligación de justificar sus gastos escrupulosamente. Los gestores de ellos saben la cantidad de documentos y justificantes que tienen que aportar para poder hacerse destinatarios del dinero público, y entre ellos, la memoria del último ejercicio, en los que deben detallar los resultados de su gestión.
Ya sabemos que, al ser el fútbol un deporte, y por tanto un juego, tiene un componente de “suerte” que es imprevisible. Pero los entendidos en el deporte rey (yo no lo soy) dicen que en una temporada regular, el resultado final (en nuestro caso meterse en la liguilla de ascenso) depende y es consecuencia de la planificación, de la ejecución, y del trabajo: Arriba siempre terminan los mejores.
Año tras año, temporada tras temporada, la A.D. Ceuta va de fracaso en fracaso. Han cambiado presidentes, han cambiado técnicos, (hasta tres esta temporada, aunque el último tuvo el señorío de manifestar que si no NOS metía en liguilla, no cobraba), y han cambiado jugadores, de los que, casualmente, casi ninguno es de Ceuta. Y la cosa no funciona.
Los tiempos no están para invertir tantos recursos en un club deportivo que no obtiene resultados, y que, además, se resiste a mostrar sus cuentas. Todavía no sabemos cuánto se recaudó en la eliminatoria de Copa con el Barcelona, aunque algunas lenguas “viperinas” (¿o no tan viperinas?), dicen que la suma ascendió a 900.000 euros. El Gobierno de la Ciudad, que representa a la ciudadanía que paga anualmente al club una cantidad “indecente” de dinero, todavía no conoce la cifra… ¿o sí?.
Para conseguir resultados para cualquier proyecto es necesaria una inversión suficiente y una gestión impecable. La inversión es más que generosa. Los resultados, no. Cierto es que Ceuta necesita un equipo de fútbol que pasee su nombre por los cuatro puntos cardinales de España, y esa parece ser la razón de esa subvención y no, como dicen algunos interesados, que al Presidente Vivas le guste el fútbol. Al igual que me niego a que me intenten tomar por tonto cuando quieren convencerme de que Camps se dejó sobornar por dos trajes, me niego a aceptar que el Presidente Vivas gaste esa cantidad de recursos para subir cada dos semanas al Murube. Él sabe perfectamente que, puesto a disfrutar del fútbol y de la pasión por unos colores, le saldría más barato un palco en el Bernabeu del Madrid de sus-mis amores. La razón o razones tienen que ser otras. Pero sean las que sean, la inversión es ruinosa, y Ceuta necesita que buena parte de esos recursos se inviertan en otros capítulos deportivos: Los PEQUEÑOS (con mayúsculas) están demostrando estar a la altura, y, con un poco de ayuda, se salen de la tabla. Equipos y deportistas MENORES (siempre con mayúsculas, ellos sí se las merecen) les sacan los colores a directiva, técnicos y jugadores de la A.D. Ceuta semana sí semana también. No hay más que ojear las páginas de los periódicos locales. ¿Habrá que recordarles a los administradores de la cosa pública, que el dinero que reparten no es dinero de nadie, sino dinero de todos?
POSDATA: No me resisto a transcribir las palabras del laureado cineasta ceutí Abdelatif Hwidar publicadas ayer en este medio escrito: "Generalmente creo que los políticos están demostrando que no están dando la talla en casi nada. Si hay un hecho claro es que creo que la reputación de los políticos está en unos mínimos históricos, pero sin excepción. Creo que los políticos se han desconectado un poco del ciudadano de la calle y toca volver a recobrar, para empezar, su credibilidad." Palabras que suscribo en su integridad, porque viene a significar que los políticos han conseguido que pasemos de ellos. Y, así, ellos pasan de nosotros.