Soy de los que allá por 1999, hecho un crío, tuve la suerte de ir al cine con unos amigos a ver una película de cartel extraño y estética ultramoderna. Por un lado, hay que señalar que lo que podría nombrarse ahora como marcianada de entrar en el cine sin saber bien de qué va la película era mucho más sencillo si no investigabas demasiado. Por aquel entonces no se iba por ahí con la ventana todopoderosa de Internet en el bolsillo. La experiencia fue brutal cuando Trinity apareció en escena haciendo esas cosas nunca vistas en el cine (a mi lado se sentaba un amigo que exclamó perplejo “me acabo de enamorar”), y uno era consciente desde el primer minuto de que estaba visionando una película que se convertiría en historia del cine. Pero no podíamos imaginar los pobres mortales que estábamos asistiendo a la primera gran película de argumento globalizado, que se ramificaría y llegaría a la sociedad no sólo por la vía del cine con la originaria y correspondientes secuelas, sino con un sistema muy cuidado de complementario merchandising, serie de animación y, sobre todo, de videojuegos con, y esto es lo más revolucionario, marcado protagonismo en la trama de la saga. Disney está demostrando ahora con el universo Marvel que es un camino más que lucrativo.
Casi dos décadas después, aparece con menos capacidad de asombrar pero ingredientes de lo más divertidos, una cuarta parte que huye del reboot tal y como lo conocemos, con idéntica estética cyberpunk, aún en vigor, así de adelantada a su época era la primera parte, y con innovadores golpes de humor que resta trascendencia a una historia que fue yendo a menos a medida que se estrenaban entregas y a medida que se le daban explicaciones metafísicas a las cosas con demasiado afán de tomarse en serio a sí mismos.
The Matrix Resurrections posee el enorme acierto de hacer bromas en forma de guiño a lo ya relatado, y aprovecha a los dos principales protagonistas (Keanu Reeves y Carrie-Anne Moss), que aún tienen edad y forma física para que queden convincentes en escenas de acción y coreografías imposibles aderezadas con ensaladas de tiros. Entretenimiento puro y bestia, con aire remodelado, algún giro de tuerca que se agradece, un principio muy prometedor que hará sonreír divertido al fan y abrir los ojos curioso al nuevo espectador, pero con un nudo y desenlace quizá necesariamente largo que acaba precisamente haciéndose algo de bola al tragar. Nuevas virtudes que compensan algún que otro viejo defecto de este interesante proyecto basado en la propuesta de los entonces hermanos Wachowski, y que ahora dirige en solitario la ahora hermana Lana (a quien le parezca confuso, que investigue un poco sobre la evolución de estas cineastas…).
Los tiempos obviamente han cambiado para Matrix y para cualquier otra cosa, y la repercusión no es la misma, pero sigue siendo muy divertido y más que recomendable tomar la pastilla roja.
Las claves
Dirección: Lana Wachowski. Año: 2021. País: USA.
Duración: 148 min.
Género: Ciencia ficción. Acción. Drama. Cyberpunk. Mundo virtual. Secuela.
Intérpretes: Keanu Reeves, Carrie-Anne Moss, Neil Patrick Harris, Jada Pinkett Smith, Yahya Abdul-Mateen II, Jessica Henwick, Priyanka Chopra, Ellen Hollman, Jonathan Groff, Brian J. Smith, Max Riemelt, Lambert Wilson, Andrew Caldwell, Erendira Ibarra, Toby Onwumere, Christopher S. Reid, Andrew Koponen, Thomas Dalby, James D. Weston II, John Lobato, William W. Barbour, Cabran E. Chamberlain, Christina Ricci. Guion: Aleksandar Hemon, David Mitchell, Lana Wachowski.
Personajes: Lana Wachowski, Lilly Wachowski.
Música: Johnny Klimek, Tom Tykwer. Fotografía: John Toll, Daniele Massaccesi.
Productora: Warner Bros., Village Roadshow, NPV Entertainment, Silver Pictures. Distribuidora: Warner Bros., HBO Max.
Estreno en España: 22 diciembre 2021.