Actuaciones emblemáticas en el PGOU

Resulta llamativo que un documento técnico como el Plan General de Ordenación Urbana de Ceuta incluya un apartado denominado “actuaciones emblemáticas”.

Si a este término le quitáramos el velo eufemístico veríamos que detrás sólo hay propaganda política y promoción personal del líder político, cuyo deseo es pasar a la posteridad como el gran transformador de la Ceuta de finales del siglo XX y principios del XXI. Para conseguir el objetivo del deslumbramiento cívico no se acude a algo tan etéreo como la lucidez intelectual y la rectitud ética, sino al cemento, que hace la obra del líder eterna, para lo bueno y para lo malo. Hay que dejar a toda costa la impronta del promotor, aunque sea en detrimento del genius loci de la ciudad. De este modo, desprecian la idea, expuesta por el geógrafo Elisée Reclus, de que “cada ciudad tiene su propia vida, sus rasgos característicos, su forma”. ¡Con qué veneración debería aproximarse a ella el constructor!, nos dice Reclus. “Es como una ofensa personal llevarse la individualidad de una ciudad y sepultarla bajo edificios convencionales y monumentos contradictorios fuera de toda relación con su carácter actual e historia”. Por desgracia, el futuro PGOU hay que calificarlo como una ofensa al territorio debido, entre otras cosas, a sus actuaciones emblemáticas.
Olvídense de la Plaza de África como el tradicional centro de la ciudad. El PGOU propone una nueva centralidad: el patio Hachuel.  Con la somera descripción que se hace de esta actuación y los no menos esquemáticos y poco esclarecedores planos que figuran en la correspondiente Ficha urbanística (APE-21-1) es difícil conocer con exactitud lo que se pretende hacer en el ámbito del Patio Hachuel-Plaza Vieja-Mercado de Abastos. Lo que sí parece claro es que la Plaza Vieja va a sufrir una drástica transformación. El arco de entrada, fechado a finales del siglo XIX, está condenado a ser víctima de la piqueta, como también lo van a ser los edificios que cierran actualmente la plaza, tanto al este como al oeste. Precisamente, estos inmuebles que conforman el lado occidental de la Plaza Vieja se apoyan sobre la denominada Contraescarpa del Foso de la Almina, elemento integrado en el Conjunto Histórico del Recinto de la Almina, declarado Bien de Interés Cultural. De la existencia de este bien cultural no se dice absolutamente nada, como tampoco se alude a que este elemento y todo el espacio en el que se encuentra afectado por el vigente Plan Especial de Protección del Conjunto Histórico de la Almina. Sería necesario que la Ciudad aclarara si la actuación urbanística es compatible con el mencionado plan especial.
Sin salirnos de las afecciones que pueden provocar esta actuación urbanística al patrimonio cultural conviene tener en cuenta que el ámbito afectado se encuentra en la zona de nivel 1 de protección del patrimonio arqueológico. Nos encontramos en pleno corazón de la Almina, espacio densamente ocupado a lo largo de la historia urbana de Ceuta. Esto implica que la aparición de vestigios arqueológicos es más que probable. Todo este patrimonio se pondrá en peligro si se lleva a cabo un proyecto que supone el vaciado completo del solar para la construcción de garajes subterráneos e inmuebles de uso residencial. Desde nuestro punto de vista, el espacio de la actual Plaza Vieja y Patio Hachuel debería acoger un gran parque urbano que facilitara la “esponjización” del abigarrado centro urbano de la ciudad. Nosotros apostamos por un parque de verdad y no por una “zona ajardinada” de imposible consistencia sobre varias plantas de garaje.
De esta actuación también nos preocupa la pretensión de viabilizar la construcción de edificios de 10, 9 y 7 plantas hacia el Paseo de Colón. Lo llaman “edificios pantallas” y hablan también de coherencia para referirse a ellos. Desde luego nada hay más incoherente que este documento del PGOU en el que al mismo tiempo que se regula de manera estricta las condiciones de estética en el capítulo 8 de las “normas urbanísticas”, y al mismo tiempo promueve la construcción de edificios de enorme altura que van a deteriorar el skyline o panorama urbano de la ciudad. La silueta e imagen de la ciudad se vería gravemente afectada por la construcción de estas torres.
No contentos con plantearnos una nueva centralidad también nos proponen otro de eje de actividades económicas. Sin embargo, la falta de actualización de este documento del PGOU lleva al absurdo de articular como “eje de actividades económicas” un proyecto que el delegado del Gobierno en Ceuta, como máximo representante de la administración central en la Ciudad, anunciara su definitivo abandono. Nos estamos refiriendo al enlace puerto-frontera. Las razones son claras. Es un proyecto innecesario, además de costoso y con graves impactos ambientales. Deberían, pues, buscar otro “eje de actividades económicas”.
No es menos paradójico que incluya en el paquete de las actuaciones emblemáticas las intervenciones urbanísticas en el Monte Hacho. Como es de sobra conocido por todos,  la conservación y protección del Monte Hacho es nuestra principal preocupación. Las razones que sostienen nuestra solicitud de protección integral de este promontorio ya han sido expuestas en anteriores ocasiones,  por lo que no vamos a repetirlas en este artículo. Solo decirles que no estamos dispuestos a permitir que pongan un metro cúbico más de cemento en el Monte Hacho ni nos tragamos los eufemismos de crear “bordes urbanos” u otros términos que ocultan la verdadera intención de permitir que insaciables promotores urbanísticos deterioren la imagen de nuestra ciudad y afeen nuestro paisaje.
Curiosa es la forma que propone la Ciudad para la  regeneración de  zonas degradadas como el arroyo Paneque, objeto de otra de las actuaciones emblemáticas del PGOU. En vez de plantear una restauración ambiental de este cauce natural de agua protegido, como todos lo están, por la legislación hidrológica española, quieren transformar su cauce en un vial rodeado de edificios. Consideramos que esta actuación contraviene el  artículo 4 del Real Decreto 9/2008, que restringe la construcción en  zonas de servidumbre del Dominio Público Hidráulico. Desde Septem Nostra apostamos por mantener, como lo hace el vigente PGOU y lo hacía el avance de la revisión del plan de ordenación urbana, la consideración de los arroyos de Ceuta como zonas verdes y corredores naturales.
 Ya hemos comentado en un artículo anterior que el traslado de las instalaciones de CEPSA en Loma Margarita y Ducar en San Amaro no sólo no soluciona el problema de la peligrosidad de estos contenedores de combustibles en la zona urbana, sino que lo agrava al trasladarlos a un espacio aún más densamente poblado. El incumplimiento del contenido del RAMINP es igual de evidente si se llevan estas instalaciones a la ampliación del puerto. La propia Ciudad sabe de esta situación, ya que fue el argumento que utilizaron para no autorizar la construcción de una planta de biodiesel en los terrenos ganados al mar en las proximidades de la playa de Benitez.
Para completar las actuaciones emblemáticas que recoge el PGOU nos anuncian  que nos van a redecorar las fachadas de la ciudad,..pero con cemento. Todo lo solucionan a base de meter más y más cemento; y construir más y más alto. Para los promotores del PGOU la solución a la fachada del litoral sur, en la zona del Recinto Sur y Huerta Molino es “crear un frente litoral con edificaciones de mayor altura”. En la práctica esta actuación supone la destrucción de la panorámica del litoral sur con la construcción de edificios de 4 y 6 plantas. La actuación urbanística propuesta no encaja con el contenido del Plan Especial de Protección del Conjunto Histórico de las fortificaciones de la Almina.
Déjense, pues, de tantas actuaciones emblemáticas y preocúpense de conservar todo lo que de valor queda en el territorio. Hagan de Ceuta una ciudad habitable en la que la vida sea la protagonista y en la que los ciudadanos tengan la posibilidad de disfrutar de una vida digna, plena y rica.