Acoso más allá de las aulas

Docentes, padres y sindicatos coincidieron en que el acoso escolar es un problema que se hace visible en las aulas, pero que afecta a otros ámbitos.

El acoso escolar fue el asunto abordado ayer en el programa ‘El Debate’ de la Cadena Cope. Se trata de un asunto de actualidad tanto por la incidencia que tiene entre los alumnos y por la preocupación que causa en los padres y madres como por el incidente que tuvo lugar el martes día 25 en el patio del IES Siete Colinas. Allí ocurrió una pelea entre alumnos cuando, al parecer, una niña ensució con un zumo a una de sus compañeras y se inició un disputa. Durante el enfrentamiento, en el que participaron varias estudiantes, una de ellas arrancó un gran mechón de pelo a otra.
Este hecho ha vuelto a poner el foco informativo en los últimos días en el problema del acoso escolar. Sobre este asunto debatieron ayer David Muñoz Arbona, técnico docente del Ministerio de Educación y Ciencia (MEC), Mustafa Mohamed, presidente de la Federación de Asociaciones de Madres y Padres de Alumnos, Antonio Palomo, responsable del sector de la Enseñanza en CCOO, y Paco Lobato, que ostenta la misma responsabilidad en UGT.
David Muñoz empezó recordando que el acoso escolar es “un tema antiguo, un tema que siempre se ha dado de una manera u otra y que se da en diferentes comunidades y países. Es un tema muy complicado de gestionar”. Y señaló la injusticia de que un centro como el Siete Colinas corra el riesgo de estigmatizarse por un hecho como el ocurrido hace unos días.
Por su parte, Mustafa Mohamed subrayó que el acoso escolar es un problema que inquieta a los padres y madres. No obstante, señaló que esa preocupación no se limita a cuando sucede un hecho trágico, como algunos suicidios ocurridos en otros puntos del país. Este sentido, señaló que en cualquier momento se puede producir una situación de acoso escolar en cualquier centro de la ciudad en mayor o menor grado. Subrayó que lo sufre uno de cada cuatro alumnos. De hecho, incidió, el número de casos ha aumentado en 2015 un 75% a nivel nacional.
Antonio Palomo, responsable de Enseñanza en CCOO, empezó distinguiendo entre acoso y violencia. “Una situación de violencia la ha habido siempre en las aulas. El acoso es una violencia pequeña o menor, pero con una reiteración que provoca que la víctima ya no quiera ir al centro porque se siente perseguido, se le hace la vida imposible”, explicó. En su opinión, durante los años 90 se registraron en nuestra ciudad diversos casos de violencia que llevaron a elaborar el convenio entre el MEC y la Ciudad Autónoma. “De esa situación a la actual hay un abismo”. Entonces no se hablaba de acoso, aunque podía existir, pero en menor medida, según Palomo.
Por otro lado, el representante de CCOO echó en falta la ausencia de estudios que aclaren cuál es el panorama del acoso escolar en Ceuta. En su opinión, este análisis es fundamental antes de poder tomar las medidas adecuadas.
Paco Lobato, responsable de Enseñanza en UGT, señaló que no era partidario de utilizar la expresión “acoso escolar” porque aunque se produzca en el centro, “viene de fuera”. Explicó que este problema tiene lugar especialmente entre el colectivo de alumnos adolescentes que por su edad tienen unas peculiaridades. “Están empezando a reafirmarse y el modo que tienen de hacerlo es primar sobre el otro. Tratan de humillar al otro, pero no porque el objetivo sea humillarlo sino porque quieren estar por encima de él”, señaló Lobato. Por ello, este comportamiento se reproduce en otros ambientes y no sólo tiene lugar en las aulas.

Compartir experiencias
Al igual que el representante de CCOO, Lobato señaló que “sin conocer la situación es muy arriesgado decir hay que hacer esto si no conocemos el problema”. En su opinión, es muy importante contar con datos como la edad de los alumnos afectados, la incidencia en cada centro, si el acoso es igual en Primaria que en Secundaria, la repercusión que tiene en el centro... “Hasta ahora se han hecho intentos individuales; en un centro pueden haber metido en un proyecto educativo un programa concreto que después ni se ha evaluado. En otros centros hacen otros diferentes. No se comparan, no se miran los resultados... Estamos hablando de una situación de intentos que se han hecho, pero que no han estado científicamente probados. Lo importante es ver cuál es la situación de la que partimos y poner las medidas adecuadas”, señaló Lobato.
En esta línea, David Muñoz, técnico docente del MEC, reconoció que sería importante compartir las experiencias de los distintos programas que se han llevado a cabo en cada centro.
El presidente de la Fampa, Mustafa Mohamed, reconoció que faltan estudios sobre el acoso escolar. Sin embargo, subrayó que todos saben que el problema existe en Ceuta. Reconoció que las familias tienen su parte de culpa y destacó la necesidad de actuar. En su opinión, muchas veces los responsables de los centros se desentienden de este problema restándole importancia ante los padres. Y esto ocurre porque en ocasiones “la víctima es igual que nuestros hijos, pero el acosador es de una familia más difícil y se quiere evitar tener problemas con ella”, señaló Mohamed, quien insistió en que se trata de un problema a resolver entre todos.

Actuar sobre los que miran
Antonio Palomo, de CCOO, apostó por actuar a medio y largo plazo sobre los alumnos que son testigos del acoso escolar y permanecen ajenos al problema. “Los estudios hablan de la incidencia sobre el espectador. Es decir, ¿por qué no incidimos sobre esos alumnos que en el patio y en la clase están viendo que ese niño está acosado y no intervienen? Es un problema social, un problema de nuestra sociedad, que ha disminuido tanto en valores”, señaló Palomo. Y destacó que esta misma situación se produce en la calle entre ciudadanos adultos.
En la misma línea, Paco Lobato insistió en que “el acoso no se produce en el colegio. En el colegio lo que ocurre es que están los niños en ese momento. Si estuvieran en otro sitio, ese acoso se produciría allí. No es un problema que surja en el colegio por las circunstancias del propio centro. Es un tema que ocurre por la situación y por la edad de esos alumnos, como otros comportamientos que ocurren y que están relacionados con el entorno y con la edad de esas personas”. No obstante, reconoció que ese fenómeno afecta a los colegios y que es un problema que preocupa a los docentes. “Se produce igual que en otros sitios. Lo que ocurre es que en los colegios y los institutos se supone que estamos para formar a estas personas, para prevenir estos problemas, para educarlos. Y evidentemente tenemos que tener una incidencia que no tienen en otros sitios”.
Y al igual que Antonio Palomo, consideró importante que la recriminación al alumno acosador venga de sus propios compañeros, ya que ésta tiene mayor incidencia a la hora de solucionar el problema. “Lo importantes es que su compañero es el que le recrimina. Cualquier recriminación que le haga el docente, evidentemente la va a aceptar por la cuestión de la autoridad, pero no le va a impregnar. Le impregna cuando sus compañeros le dicen que eso que está haciendo no es correcto. Y eso tiene unas consecuencias para el acosador, que por hacer eso, le apartan. Si consiguiéramos que el grupo o los propios compañeros fueran los que estigmatizaran a ese alumno acosador, evidentemente, si ese problema no desaparece, disminuye en una gran parte”, señaló Paco Lobato.
Por su parte, Mustafa Mohamed insistió en que el acoso habitualmente tiene como escenario el aula. “Ocurre en el 95% en los centros escolares y en horas lectivas. No lo digo yo, lo dice el director general del Instituto Andaluz de Prevención del Acoso Escolar”, subrayó el presidente del Fampa, “todo se provoca en el núcleo escolar”.
Sobre este asunto Antonio Lobato reconoció que probablemente fuera correcto el dato aportado por Mohamed sobre el alto porcentaje de casos de acoso en los centros escolares. Pero explicó que ocurre así porque precisamente es en estos lugares donde tiene lugar la convivencia de los jóvenes. “Antes había acoso en la calle, cuando jugábamos todos en la calle. Ahora el único ámbito de coexistencia de los niños es el colegio, por lo tanto, el 95% del acoso se puede producir en el colegio”, señaló Lobato, “pero no se puede decir que la causa del problema esté en el colegio”.

LAS CLAVES

David Muñoz Arbona (técnico del MEC)
Apertura de mente de los alumnos ceutíes
“Cuando hemos llevado alumnos de Ceuta (a proyectos educativos de convivencia con otras regiones del país), siempre a profesores de otras autonomías nuestros alumnos les han llamado la atención por su apertura de mentes, su miras de convivencia y por su comportamiento”.

Mustafa Mohamed (presidente FAMPA)
¿Cuánto hay que aguantar hasta denunciar?
“Si pregunto, cuando tiempo tiene que tardar una mujer que acaba de ser agredida antes de denunciar. Seguramente me dirían que al instante. ¿Cuántas agresiones tiene que recibir un alumno para denunciar? Sufren en los centros de nuestra ciudad infinidad de agresiones e insultos. Eso lo vemos. Y si un docente no puede evitar que un niño le diga un mote a otro niño, que cambie de profesión”.

Paco Lobato (Enseñanza UGT)
El problema se complica en aulas saturadas
“Cuando se habla de acoso nos referimos a una situación que se da entre adolescentes, que se produce en el centro escolar porque están allí cinco horas diarias. Y se complica por las situaciones de los centros. No es lo mismo la relación entre adolescentes en un aula con 20 alumnos que en una con treinta y tantos”.

Antonio Palomo (Enseñanza CCOO)
Actuar a corto plazo tiene pocos resultados
“La intervención ante el acoso en el centro puede ser un alejamiento del alumno acosador, una sanción, cambio de aula. El problema se soluciona en el ámbito escolar durante cinco horas, porque luego el acoso puede seguir en la calle. Así estamos solucionando poco, aunque haya que tomar estas medidas. La solución debe ser a medio o largo plazo”.

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