Creada en 2009, la Academia Mohammed VI de Fútbol de Rabat ya está dando frutos. Después de la actuación de Ounahi, Aguerd o En-Nesyri en el Mundial de Qatar, los cien alumnos de esta escuela marroquí sueñan con brillar y repetir las hazañas que sus excompañeros.
Pionera en África, esta academia acoge actualmente a cien estudiantes de entre 12 y 18 años, la gran mayoría de familias humildes que fueron captados tras un proceso exhaustivo de selección para una formación de cinco años que combina entre la educación convencional y el fútbol.
La academia está recibiendo últimamente una gran atención mediática internacional tras el alto nivel que mostraron en el Mundial Azzedine Ounahi, Nayef Aguerd o Youssef En-Nesyri, que anotó el gol contra Portugal que llevó al país a la semifinal, convirtiéndose en la primera nación africana y árabe que alcanza esta meta en la historia del campeonato.
Situada entre Salé y Rabat y rodeada de campos agrícolas, la academia está construida sobre una superficie de 18 hectáreas con una inversión de 140 millones de dirhams (13 millones de euros) y dispone estructuras modernas, ocho estadios (dos con césped natural), establecimiento médico y alojamientos para los estudiantes y la asistencia de 15 entrenadores.
La academia tiene el estatuto jurídico de asociación sin ánimo de lucro, no recibe fondos del Gobierno para su funcionamiento, pero cuenta con un apoyo financiero anual del rey Mohamed VI, además de la contribución de varios patrocinadores (Maroc Telecom, BMCE Bank o Wafa Assurance) y de lo que percibe la escuela con "los costos de formación" estipulados por la FIFA con la venta de los jugadores a los clubes.
"Este proyecto le toca muy de cerca al monarca", explica a EFE uno de los responsables de la academia que añade que esta institución ha tenido el rol de poner orden en una disciplina deportiva después de tres décadas de pobres resultados.
Mostrando alta disciplina, los estudiantes en su camino a clase contemplan los pósters de sus excompañeros Aguerd o Ounahi colocados en la explanada y en diferentes rincones de la academia, donde no faltan otros pósters de los torneos jugados por los alumnos o de selecciones como la española, además de figuras de cartón a tamaño real de estrellas como Andrés Iniesta o Cristiano Ronaldo.
Después de dos horas de clases que comienzan a las 8:00 de la mañana, los alumnos se apresuran a sus diferentes entrenamientos bajo la supervisión del personal de la escuela, pendiente al mínimo detalle.
"¿Qué haces aún aquí? Han empezado los entrenamientos, date prisa", regaña de forma cariñosa uno de los funcionarios a un alumno en el pasillo del edificio de alojamiento, mientras atendía a otro que le pedía un certificado de escolaridad.
Los alumnos se reparten en los campos en diferentes grupos según sus categorías y el tipo de ejercicios que realizan: los de preparación física, de táctica de ataque y de defensa u otros, y siempre bajo la observación minuciosa de los entrenadores.
"¡Bien hecho mi pequeño!", felicita Abdellatif Hijjou, entrenador de porteros, a uno de sus alumnos tras detener eficazmente un balón en los entrenamientos.
Consultados por EFE, el personal de la escuela fue unánime en señalar que su objetivo es formar a jugadores de élite que además estén apegados a su identidad y valores marroquíes y que tengan compromiso con sus estudios.
"Una vez en la escuela, los estudiantes se convierten en nuestros hijos. Tenemos la confianza total de sus padres", dice Tarik el Khazri, entrenador y encargado de la detección de talentos que fue quien descubrió las cualidades de En-Nesyri en Fez y lo trajo a la academia.
La detección de talentos, según Khazri, se hace de forma muy selectiva en todo el país, y los jugadores con buenas cualidades son observados de cerca desde edades bajas en los centros deportivos en distintas regiones hasta la edad de 12 años cuando se les somete a tres pruebas antes de ser aprobados.
Posteriormente, la academia establece en mayo de cada año una lista definitiva de 14 jugadores y dos porteros que integran la academia para una formación de cinco años repartida entre tres categorías (infantil, cadetes y junior). Los estudiantes tienen garantizado alojamiento, una pensión completa, excursiones, además de vacaciones pagadas.
"Son en total once años de trabajo entre la detección de los talentos, la observación en los centros deportivos regionales y la formación en la academia. Un trabajo que nos permite ver posteriormente a nuestros futbolistas jugar en ligas como la española, la francesa o la nacional", detalla Khazri, que añade que tras la exitosa participación de la selección en el Mundial han aumentado las demandas destinadas a la academia.
La academia se prepara para celebrar el próximo febrero el torneo de los graduados sub-19 en el que presentará a sus jóvenes promesas.
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