El Juzgado de lo Penal número 2 de Ceuta ha absuelto a un hombre del delito de malos tratos del que venía siendo acusado, en concreto de haber abofeteado a su pareja en el interior del domicilio familiar. Fiscalía solicitaba que se le impusiera una pena de 12 meses de prisión además de una orden de alejamiento respecto de su mujer. El no contar con el mantenimiento de la versión incriminatoria de la fémina ha fundamentado la sentencia absolutoria, calco de las tantas que se dictan en los juzgados al no mantenerse la acusación por parte de la víctima cuando se llega a juicio oral.
Al no existir una mínima actividad probatoria de cargo, no puede sostenerse base alguna que desvirtúe el principio de presunción de inocencia, lo que concluye en el dictado de sentencia absolutoria.
En el acto de juicio oral que se celebró en el Penal, tanto el acusado como la denunciante no declararon, sin existir testigos que pudieran aportar algún dato de que los hechos se hubieran producido tal y como en un principio se relató en la denuncia que dio origen al procedimiento y que se presentó en la Jefatura Superior de Policía.
“No hay pruebas”, concluye el magistrado, para “declarar enervado el derecho fundamental a la presunción de inocencia” al no haberse contado con otros testigos que hubieran declarado sobre estos hechos.
Buena parte de las denuncias por violencia de género presentadas se retiran antes de que haya un dictamen judicial al no llegar siquiera a vista oral o terminan siendo absolutorias al no contarse con la declaración final de la víctima.
En 2021 la Oficina de Atención a la Víctima, ubicada en el Palacio de Justicia, recogió 174 denuncias, menos que en otros años, registrándose un aumento de causas por delitos sexuales que ascendieron a 26.
Esto es la tónica general de estos casos. Todos sabemos lo que la mujer significa para algunos grupos que interpretan su cultura o su religión de una manera un tanto peculiar. Afortunadamente son pocos, por eso son noticia. Pero son lo suficientemente numerosos para preocuparse. En ciertos círculos, el hecho de que la mujer denuncie al hombre por malos tratos se considera como una afrenta al honor del hombre y de la familia, por lo tanto, esa denuncia no progresará. Ya se encargará "alguien" de que no progrese, de que no llegue a la vista oral o de que si llega, nadie declare. A este respecto sería interesante conocer la opinión de algún grupo político de los que tantos derechos reclaman para algún colectivo y tan pocos para el colectivo de mujeres.
Que esto suceda con normalidad en el régimen talibán de Afganistán es lamentable, pero que esto esté pasando en Ceuta, es preocupante.
Me gustaría conocer que opina de este tipo de cosas Irene Montero y sus acólitos, por ejemplo.