El abandono del Fuerte del Príncipe, un emblema despreciado

El Fuerte del Príncipe Alfonso, una impresionante estructura ubicada en Ceuta, en la barriada del mismo nombre, es otro legado histórico, otro Bien de Interés Cultural de Ceuta, que corre con la misma mala suerte que el Castillo de San Amaro o que el Fuerte de Aranguren, como consecuencia del paso del tiempo y de la falta de mantenimiento.

A simple vista se nota el deterioro. El recibimiento para quienes se acercan al lugar son montones de desperdicios que se han acumulando en la zona de los fosos, bolsas de basura llenas, pero también desechos regados: plástico, prendas de ropa, extintores para sofocar incendios, bombonas de butano, restos de electrodomésticos, botellas, bloques, madera... todo un vertedero improvisado dando la bienvenida a una estructura que tuvo un gran significado para la defensa de la nueva línea de frontera que se estableció a partir de la finalización de la Guerra de África.

En los alrededores y dentro ocurre lo mismo, pareciera que cada rincón es el basurero particular de quienes decidieron que la historia que alberga este lugar no es tan importante como para cuidarlo y mantenerlo. El daño es más que evidente, pero los niveles de suciedad llegan a un extremo mayor al adentrarse en esos espacios que dejan constancia de que se ha intentado, sin éxito, algún tipo de recuperación para aprovechar algunas de las áreas de este fuerte para un uso distinto para el que fueron creadas.

Se han hecho intentos para darle otros usos al fuerte, pero han quedado a medias

El presidente de Septem Nostra, José Manuel Pérez Rivera, además de lamentar el estado en el que se encuentra este Bien de Interés Cultural con la categoría de Monumento, explicó que en este caso no es que no se haya invertido dinero, sino que como ha ocurrido en otras ocasiones se trata de un dinero mal invertido.

“Es bastante lamentable que un edificio que es un icono de la barriada del Príncipe esté en esta situación, siendo un inmueble declarado Bien de Interés Cultural, con la categoría de Monumento, con lo cual se supone que es obligación de su propietario garantizar su conservación y mantenimiento”. Insistió en que es necesario que se haga cumplir lo que establece la Ley de Patrimonio sobre la conservación y protección de los Bienes de Interés Cultural, porque “lo que salta a la vista es que este edificio está completamente desprotegido”.

Recordó que este fuerte ha sido objeto de varios proyectos de escuelas taller, talleres de oficio y talleres de empleo financiados por el ahora Servicio de Empleo Público Estatal y que por eso están algunas aulas. Pero lo que se observa son ventanas rotas, instalaciones eléctricas a medias, escombros y salones en los que resulta impensable realizar algún tipo de actividad.

El problema es que a pesar de una inversión que no está contabilizada, los resultados no han sido los esperados, al no tener claros los objetivos que se persiguen con cada proyecto de recuperación.

“La base siempre es la misma, se emprenden este tipo de proyectos sin tener claro qué se quiere hacer con ellos y qué usos se les quiere dar, entonces dadas las circunstancias eso se ve reflejado en el entorno en el que se encuentra ese edificio, pues si no es inmediata la finalización de los trabajos de restauración y el inicio de algún tipo de uso acorde con la conservación o con la figura de protección del mismo, pasa lo que ha pasado, que en pocos días pues se han arrancado puertas, ventanas, y entran en estado de continuo abandono y suciedad”. Desafortunadamente, según explica, esto resulta bastante frecuente.

Para Pérez Rivera, urge que se haga un proyecto bien pensado, pero no solo en cuanto a la propia intervención de la recuperación del fuerte, sino también en lo que respecta a la claridad que lo que se quiere lograr. Destacó como importante, sobre todo, que no haya dilación entre los trabajos de restauración y el inicio de esa utilidad que se le puede dar al edificio. Asimismo, recordó que en alguna ocasión se habló de convertirlo en un centro cívico para la barriada, para darle algún tipo de usos social.

Algunas ideas también tienen los habitantes del Príncipe. Esto lo confirmó el portavoz de la Plataforma Civil Septa y quien también forma parte de la Asociación de Vecinos de la barriada, Bashir Abdeselam.

Él espera que se tomen medidas urgentes para así poder recuperar el lugar para convertirlo en un museo o quizás para fines educativos en beneficio de los habitantes del Príncipe.

Abdeselam lamentó que el estado de deterioro haya llegado a los niveles que pueden observarse hoy en día y señaló que, así como otras estructuras similares, el Fuerte del Príncipe Alfonso también ha sido víctima de ocupaciones ilegales este mismo año, y la evidencia de ello son ollas en las que todavía se pueden observar restos de comida, entre otros enseres.

“Antiguamente había una fortaleza entre la frontera gracias a este fuerte y, aparte de todo, había un pozo ahí que todas las barriadas cercanas bebían de él, entonces nosotros lo que estamos haciendo es llamar la atención para que tomen algunas medidas”. Señaló que es necesario que haya más seguridad y limpieza, para proteger un lugar que puede hacer mucho por la barriada y también por la ciudad “porque el fuerte no solo significa el Príncipe, sino también Ceuta”.

Su planta poligonal es la que hace que este fuerte sea distinto y singular

Pidió a los habitantes de la barriada y a los ceutíes en general que cuiden de su patrimonio, asegurando que esto también forma parte de los deberes de la ciudadanía.

Según Abdeselam, ellos como activistas todavía no han podido establecer ningún contacto con los responsables del cuidado y mantenimiento del fuerte y por ahora las denuncias las han hecho a través de sus redes sociales, con la esperanza de que alguien los tome en cuenta.

“Estamos hablando de una fortaleza, con una gran historia, ubicada en un sitio estratégico, que servía para la seguridad de la frontera, eso es algo que debería llamar la atención”, señaló el vicepresidente de la Asociación de Vecinos del Príncipe, en declaraciones a este periódico.

“La idea es que se colocaran algunos talleres para la enseñanza, pero al final lo que hicieron fue pintar, poner veinte sillas y ventanas y se acabó, como si no hubiera pasado nada”. Esto lo comentó refiriéndose a las aulas que están a medio terminar en el fuerte, a las que también hizo referencia Pérez Rivera.

Aunque también se planteó la posibilidad de utilizar el fuerte como biblioteca de la barriada, según Abdeselam “eso nunca ha existido ahí, la verdad es que yo tengo 45 años en el sitio, nací en la barriada y no recuerdo haber visto eso”.

Para el portavoz de la Plataforma Civil Septa existen dos soluciones a lo que está ocurriendo con el Fuerte del Príncipe Alfonso: o que se cierre completamente el fuerte para que nadie pueda entrar, dañarlo y ensuciarlo, o que finalmente se concrete el proyecto para la instalación de unos talleres para la comunidad. “Lo que queremos nosotros es que se haga algo porque está muy abandonado”, acotó.

Abdeselam lo ha pensado con calma durante mucho tiempo y entre tantas ideas se le ha ocurrido que en el fuerte se pueden hacer muchas cosas útiles desde todo punto de vista. “Como hay una azotea muy grande, desde donde se puede ver todas partes porque es un punto estratégico, esto puede servir para que la gente venga, también para colocar talleres de costura, o para la educación”.

El fuerte se construyó al año siguiente de finalizar la Guerra de África

En resumen, lo que pide este vecino del Príncipe es que se limpie, se restaure y que se le dé un uso para el beneficio no solo de la barriada, sino también de la ciudad.

El Fuerte del Príncipe Alfonso forma parte de la red de fuertes de tipo neomedieval que se construyeron al año siguiente de la finalización de la Guerra de África, por lo que tiene un carácter militar. Pero, su particularidad es que es poligonal y precisamente esa planta poligonal es la que lo hace distinto y singular.

Pero, a pesar de que este fuerte fue construido para cumplir con una función de defensa, hoy en día no tiene quien le brinde la protección que se merece.