A pesar de todo... vivan los guardias

El pasado día 25 de octubre en la página 10 del Faro de Ceuta, se publicaba una carta al director titulada “A PESAR DE TODO ¡¡¡VIVA LA GUARDIA CIVIL!!!” firmada con las siglas R.G.P. El titulo nos indicaba por dónde iban los tiros y el texto finalizaba con una frase que no dejaba duda de lo que buscaba el ciudadano. Decía así: “Pero también busco que los Altos Mandos de la Guardia Civil lleven a cabo una investigación interna de los hechos y acaben con estas manzanas podridas que empañan la noble actividad de la Benemérita….”.
Los hechos denunciados se desarrollan según R.G.P. en la zona de Control de Vehículos de la Guardia civil en el Puerto. Debido a que este señor llegó a dicha zona y el control se encontraba cerrado se dirigió al interior de la oficina para preguntar a los agentes, con la máxima educación, “que cuándo se iba a iniciar ya el control porque la hora de salida del barco estaba ya próxima”. Según manifiesta R.G.P dos de los agentes le indicaron que ya se iba a iniciar, pero uno de ellos “le recriminó su actitud indicándole que estaba trabajando y que subiese al coche. Después se marchó a su vehículo con estupor y le contó a su señora con incredulidad lo sucedido”. Esto es un resumen de la primera parte de la carta-denuncia de este señor.
Pero en todas las denuncias hay que contar la historia completa. Lo cierto es que los guardias civiles fueron los que presenciaron con incredulidad cómo un ciudadano que iba a embarcar y, por lo tanto, tenía que pasar los controles de seguridad y antidroga de dicho puerto, se persona en dichas dependencias y tiene la osadía de entrar en la zona restringida de la Guardia Civil, donde los agentes se encontraban examinando un vehículo sospechoso de llevar droga en presencia del dueño de ese vehículo. Este ciudadano inquieto y bullita, visiblemente  nervioso pensaba que iba a perder el barco a pesar de estar el primero en la fila de embarque, como reconoce en su propia carta. Nosotros nos preguntamos:  ¿Cuántos ciudadanos han perdido el barco por estar cerrado el  control de vehículos de la Guardia Civil? La respuesta es ninguno.
La osadía de este señor provocó que la persona que estaba siendo sometida a reconocimiento protestara por la presencia del inquieto ciudadano, porque las personas que son sometidos a registros tienen derecho a la reserva de su identidad e intimidad y no deben ser expuestos a la visión de cualquiera.
El señor R.G.P. en su carta-denuncia manifiesta que tuvo la “osadía” de trasladarse hasta la zona restringida para preguntar Si se iba a iniciar el control, porque la hora del buque estaba próxima. Es como si usted va al médico y como considera que esta próxima su hora de visita y no ve al médico, entra en la consulta mientras el doctor examina a otro enfermo. Entonces el médico le dice vuelva a la sala de espera, porque esta allanando su dependencia y vulnerando el derecho a la intimidad del enfermo. Eso fue exactamente lo que hizo usted con su osadía, señor R.G.P. Quizás pensaba que los guardias civiles le tendrían que haber hecho la ola al verlo llegar al control de seguridad.
Manifiesta en su carta-denuncia que busca “que los Altos Mandos de la Guardia Civil lleven a cabo una investigación interna y acaben con estas manzanas podridas que empañan la noble actividad de la Benemérita….”. En esas estamos ahora, a la espera de que los mandos de la Guardia Civil identifiquen con su ayuda inestimable al guardia civil que supuestamente le hizo todo lo que usted manifiesta para poner los hechos en conocimiento de la Autoridad Judicial y, lógicamente, ejercer las acciones legales pertinentes, porque está llamando “Manzana podrida” a un agente de la autoridad honrado que realizaba su trabajo y, como usted bien dice, sin ninguna prueba, lo tacha de manzana podrida. Pero sabe usted por qué no existen pruebas, porque no existió ningún insulto y sí una recriminación a su osadía, porque todos los ciudadanos tienen derechos, incluso los guardias civiles, a ejercer su trabajo sin presiones y sin injerencias externas y, mucho menos, injerencias inapropiadas de una persona que se permite en una misma oración decir “que lo sucedido no le va hacer perder el respeto y admiración por la Guardia Civil, pero se permite el lujo de llamar manzana podrida a un guardia civil”.
En fin, los ciudadanos pueden sacar sus propias conclusiones, pero les preguntamos ¿usted a pesar de ser el primero de la fila para embarcar, pensaría que iba a perder el barco?... ¿Por qué no se acercó inquieto al control el ultimo de la fila? Algo falla en esta historia, porque siempre los últimos en llegar pueden pensar que van a perder el barco. Sin embargo, en este caso, el primero en llegar pensó que podía perderlo y el último de la fila, curiosamente, pensaba que no tenía problema para embarcar. No sabemos por qué estaba usted así, pero su actitud denotaba cierto nerviosismo.
Todos los ciudadanos saben que una vez que te dan la tarjeta de embarque no tienes problema para embarcar y sólo cuando la naviera lo cierra es cuando el viajero se queda en tierra.
Esta premisa es suficiente para presumir que el señor estaba algo nervioso o alterado y que los guardias civiles se encontraban en su lugar de trabajo realizando sus funciones serena y correctamente.
Desde la Asociación Unificada de Guardias Civiles no acostumbramos a contestar cartas al director y, mucho menos, cuando las mismas van firmadas con siglas, pero en esta ocasión estamos dispuestos a llegar hasta las últimas consecuencias, porque algo no nos cuadra y porque no vamos a permitir que se veje la imagen de ningún compañero que a pesar de realizar sus funciones con la dignidad y profesionalidad que lo caracteriza, tiene que soportar que venga un ciudadano con prisas y mucha osadía, como él mismo reconoce, a decirle cómo, cuándo y dónde tiene que realizar su trabajo .