Cada vez que te contemplo desde el mirador de la vida, me convenzo de que soy más tuyo. Me diste a luz entre los naranjos del Revellín y la espuma blanca del rompeolas del Chorrillo; me fuiste criando acunado en los brazos de Santa María de África. En tus brazos he reposado tantas primaveras vividas, que cada vez soy más tuyo. Miro muy adentro de mi alma y buscando en la memoria sólo tengo recuerdos de Ti; me mido el pulso en las arterias y observo que sólo fluye la vida en Ti; y sé que al final sólo podré tener descanso en Ti. Y aquí estoy otra vez, un año más, un Domingo de Ramos más, hoy que la primavera se te acerca para vestir la brisa de azahares, hoy vuelvo a tenerte delante, rompes mi vértigo y me susurras al oído pidiéndome que abra el cortejo justo a las seis de la tarde, no antes, que recorra tus calles sin prisas, que saboree cada momento, que me apriete bien las cinchas del esparto para sujetar firme mi cuerpo y poder recorrer sin más esperas tu camino santo, poder abrir y caminar por ese sendero que nos conduce a la gloria.
Pero me asomo a la puerta, al cancel, y una vez más me embarga la emoción, sigo siendo, a pesar de los años, el mismo chiquillo nervioso de siempre, ese niño que vuelve a serlo otra vez por unas horas para pasar de puntillas por el día más esperado del año.
Queremos parar el tiempo
y no queda más consuelo
que recordar los momentos
que nos ha regalado el cielo…
...Así es la fe, inexplicable, y así es esto de sencillo, una promesa a los cielos y a caminar tras un Cristo, porque creo que Cristo vive entre nosotros, creo en su imagen humanizada a través de la historia, creo en las cofradías que saben mostrarnos a Dios y creo en Ti, Moreno de Manzanera, Morado Lirio del Jardín de la Argentina, Africano Redentor, Soberano Fervor, Dueño Tú del sol y de la Luna, Señor del Tiempo, Ceuta toda entera a horcajadas sobre una borriquilla. Creo desde entonces por Ti, Padre mío, porque humana es la vida por la arcilla, creo en Ti, Señor sobre una borriquilla. Ceo en Ti porque llenas mi vacío, Tu gobiernas poder y señorío; Marinera Palma sobre tu canastilla, creo en ti Morena Seguirilla, vencedor de mi eterno escalofrío, si tú quieres mi voz será tu canto y la ofrenda que en ti se deposita amparo como entonces de mi llanto. Tú sabes que mi fe te necesita por eso el Domingo de los Ramos vuelve siempre y espérame al salir de tu capilla.
Blanco de sal marinera
bajo cíngulos de palma
por el Otero derrama
nueva savia nazarena.
Ondeando las palmeras
y el recién cortado olivo
preparándole el camino
a Cristo y su borriquillo
que viene sobre un pollino
Nuestro Redentor Divino.
Ya viene Cristo triunfante
de chiquillos rodeado
con su rostro iluminado
y alegría en el semblante
goza del último instante
que esta tierra bendita
le ofrece cuando se cita
cada Domingo de Ramos
reuniendo a los hermanos
pa'verle en la borriquita
bajo los viejos cruceros
de nuestra iglesia mayor
ya reclama el llamador
la atención del costalero
ellos serán los primeros
la avanzadilla que lanza
cuando el paso se levanta
su primer quejido al viento
el rezo con sentimiento
de Ceuta en Semana Santa.
Queridos hermanos. Cofrades de Ceuta, una vez más saldremos a la calle para dar protestación pública de fe y hacer estación de penitencia a la Santa Iglesia Catedral para cumplir con nuestras reglas y dar rienda suelta a nuestros corazones, que una vez más, una año más, se desbocarán en un galope tendido a lomos de Triburcia para entrar triunfalmente en estos días santos que tanto anhelamos y hoy comienzan a deshojar de nuevo el almanaque de los sentidos.
“Este es mi Hijo amado, en quien me complazco”.
La cuaresma tocó a su fin, ya se abren de par en par las puertas de nuestra Semana Santa. Todo está preparado para que las calles de esta noble, leal y fidelísima ciudad se inunden de fervor cofrade, y surque el aire la saeta, con su sonido ronco y desgarrado, para llorar cantando la pasión de Cristo y el dolor de María. Ceuta se hace Getsemaní y, durante siete días, vive los sagrados misterios de la redención, a través de la imaginería religiosa, haciendo estación de penitencia al Sagrario de la Santa Iglesia Catedral.
Con el primer sol de la tarde
y bajo una luz de melancolía
tu nombre en el pico de un
vencejo
se expande como un Avemaría.
Entre inmaculados nazarenos
entre miradas en Ti perdidas
entre lágrimas de ángeles
que desde el mismo cielo
te miran
Madre de Dios de la Palma
primera flor de atardecida
en tu rostro limpio y sereno
sólo la primavera tiene cabida.
Porque sabes que eres jardín
donde la gracia anida
y donde el cielo sembró la gloria
de ser Pura Concebida.
Flor de dulce fragancia
Madre de los Pollinicos
verso que se clava en el alma
lirio de dolor que en tu pecho
deja mi alma en calma
cuando bajas el Otero
porque es ya Semana Santa.
Ya es 14 de abril, Domingo de Ramos, ese día tan especial que sin darnos cuenta nos pasamos todo el año esperando y sobretodo los días de cuaresma cuando empiezan a verse por las casas las túnicas para echarle el bajo, para ponerle los escudos, bajamos los capirotes de los altillos, los días de Quinario y la Función Principal, el reparto de papeletas, comprar las estampitas y los caramelos para endulzar el camino. Este año para mi es especial por dos razones, una, que medio siglo pesa sobre mis espaldas sin darme apenas cuenta, son muchos años ya desde que me vestí de hebreo por primera vez hasta hoy que volveré a ser tu Diputado Mayor de Gobierno, ¡Uff!, ¡Qué rápido han pasado!, que de vivencias, de momentos complicados, de críticas., de halagos, de momentos especiales, de conocer a personas que han dejado huella en mi vida para siempre. La otra razón es que el año pasado no pude completar mi promesa y mi estación de penitencia; por Jaudenes me encontraba ya bastante mal, sentía escalofríos y no eran de emoción, al entrar en la catedral, después de la estación al Santísimo, intenté reponerme, pero fue inútil. La noche anterior no pude dormir por estar cuidando de Paco que tenía fiebre y no paraba de vomitar, cogí frío y una mojá de madrugada, total que cuando llegamos a la altura de la iglesia de África tuve que retirarme con todo el dolor de mi corazón pues todo mi cuerpo tiritaba y tenia mucha fiebre. Fue ahí cuando me di cuenta de lo poco que somos y lo poco que valemos, conseguí un año más estar junto a mi Dulce el domingo luchando contra muchos contratiempos, pero un poco de fiebre frustró mi sueño y lo cortó por la mitad. He tenido más de un año para recapacitar y pensar en lo ocurrido, pero ahora, cuando escribo estas líneas sigo emocionándome y mi cuerpo se estremece pensando en lo que ocurrirá esta tarde a partir de las seis en punto. En unas horas estaremos cumpliendo nuestros sueños y anhelos, una vez más, podremos enfundarnos en nuestras túnicas, colocarnos el terno de capataz o el costal y la faja para ser de alguna manera heraldos de lo que está por venir los próximos días santos. Y claro, me doy cuenta de que sin Ti no soy nada, fuera de Ti no puedo vivir, te necesito en cada momento para seguir adelante.
Y, cómo no!, esta tarde cuando comencemos nuestro camino cofrade por la semana más corta del año, todo el aire de la ciudad se convertirá como por arte de magia en blanco resplandor en el Otero de las túnicas que abren el cortejo desde su capilla recoleta, y con la imagen de nuestro señor entrando triunfalmente en la Jerusalén de nuestros corazones y Nuestra Madre de la Palma danzando bajo su palio soportado por las columnas plateadas de sus doce varales. Y cuando os encaminéis hacia Manzanera para ser testigos de la salida de la hermandad siempre surgirá de la espesura urbana, ese nazareno blanco que lento y callado, por el camino más corto y sin hablar con nadie se encaminará hacia su templo. Meta única de todo hermano en el que las lágrimas se confundirán con el antifaz y las manos temblarán al atravesar la puerta tras la que aparecerá el palio de su virgen, siempre triste, siempre reflexiva, siempre mirando al vacio de su dolor infinito.
Y ese nazareno, con el esparto bien ceñido, descalzo, suspirando gratitud por todos sus poros, a pesar del cansancio, con la ilusión recién estrenada, avanzará con solemne serenidad desde el atardecer al ocaso, bajo la dulce mirada de la luna y el trino de los vencejos que dibujan jeroglíficos en el cielo. Si, la cofradía ya estará en la calle, con su sentir que todo lo desborda, con sus lágrimas incontenibles, con el musitar de los Avemarías que desgranan las cuentas del rosario, con el susurro de la cera que llora desde el cuadril o la candelería…
Y es que…
La Reina de Manzanera
es Nuestra Mística Palma
y la calle se ha hecho altar
entre pétalos de rosas blancas.
Y un suspiro y un lamento
acarician su dulce mirada
perfumando el aire de alamares
entre bambalinas que danzan.
La Reina de Manzanera
es Nuestra Mística Palma
los varales son caricias
que enmarcan su mirada
y los cirios son reflejos
de luz en la madrugada
encendidos de ilusión
para una moza caballa
pura como la azucena
dulce como el Hijo que aclaman
hermosa como un lucero
colgado de la espadaña
y radiante como la luz
que alumbra cada mañana.
La Reina de Manzanera
es Nuestra Mística Palma
cada balcón es altar
que canta saetas gitanas
sus candelabros de cola
retazos de lo que pasa
de lo que deja a su paso
cuando en las calles avanza,
su saya es un lamento
que te acaricia y te calma
y sus manos un primor
donde se posan las almas
y donde se calma el dolor
que se clava en las entrañas.
Las bambalinas palomas
que revolotean al alba
y las lágrimas que brillan
y que recorren tu cara
son las gotas del rocío
que de la marisma canta
para que se haga más dulce
el camino hasta tu casa.
Eres Causa de Nuestra Alegría
Madre, Mística Palma
clamor de los Pollinicos
que alivia la pena amarga
cuando tu Hijo se escapa
montado sobre Triburcia
y hacia su Pasión avanza
bendiciendo a to' sus hijos
con la mano levantada
y el corazón entregado
por nuestras culpas y faltas.
Y así tiene que ser y no de otra manera, porque paso a paso llegará a nuestros sentidos el aroma del olivo recién cortado y bendecido, los claveles y las rosas que enmarcan tu hermosura y que primorosamente ha colocado Jesús con tanto cariño. Y nuestros ojos se nublarán cuando vuelvan a contemplar en el dintel el misterio enmarcado en una salida imposible y volverán a ver como sube la palmera ante el recogimiento tembloroso de todos los hermanos. Y de la tarde a la anochecida caminaremos cuando ya de vuelta a casa nos encontremos frente a la que lo fue tantos años y saludaremos a la Madre de las madres que vela incansable en su camarín…
Africa ya se ilumina
Y se han abierto las puertas
para que se asome el Cristo
que tiene la piel morena
ese Cristo que cabalga
sobre su montura nueva
y que recorre las calles
con nuestras penas a cuestas
ese Cristo que no muere
aunque lo culpen y prendan
aunque lo quieran clavar
en una cruz de madera
porque El camina siempre
por nuestras almas en pena
a lomos de Triburcia
desde África a Manzanera.
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