Categorías: Sucesos y Seguridad

“A Encarna la dejaron pudrirse hasta que no aguantó más”

La ceutí Encarnación Salazar entró sana el 7 de noviembre de 2007 para someterse  a una liposucción en el Hospital F.A.C. Dr. Pascual de Málaga. Pocos meses después, su familia tendría que enterrarla tras ser víctima de una negligencia médica. Tenía 44 años y dos hijos menores de edad. Dejó atrás una familia rota.

El próximo 20 de enero, más de siete años después, el Juzgado de lo Penal número 6 de Málaga sentará en el banquillo al único médico sobre el que se ha mantenido la imputación por un presunto delito de homicidio por imprudencia. Se trata del doctor C.B.F. para el que el Ministerio Fiscal pide 2 años y 6 meses de cárcel además de la inhabilitación durante cuatro años para ejercer la Medicina, mientras que la Acusación Particular, representada por el abogado Javier Cabillas, eleva a 4 los años de prisión.
Se señala por fin la vista oral tras años de lucha en los tribunales y mazazos sufridos por una familia que, desolada, reclamaba desde el primer momento la imputación sobre más profesionales médicos, ya que el único que se sentará en el banquillo es el que, en su condición de médico especialista en cirugía estética, llevó a cabo la liposucción. Durante el calvario de los cinco meses que Encarna aguantó con vida tras su intervención, era “solo portavoz de los especialistas”, denuncia su familia.
La Acusación Particular mantiene que en el estudio preoperatorio realizado a Salazar “no se había efectuado prueba alguna tendente a medir el grosor de la pared abdominal u otros factores que hubieran desaconjesado la intervención”, formula en su escrito de acusación al que ha tenido acceso El Faro. La operación se llevó a cabo ese 7 de noviembre aplicándose por parte del acusado “una técnica quirúrgica incorrecta y apartándose frontalmente de la lex artis aplicable, lo que produjo varias perforaciones en el intestino de la paciente con la cánula de aspiración”, añade el abogado Cabillas.
Los meses posteriores a la operación fueron una auténtica tortura para la familia Torres-Salazar, hasta la muerte de Encarnación, el 1 de abril de 2008, tras sufrir un cuadro de peritonis secundaria que no fue diagnosticada a tiempo motivando varias intervenciones posteriores que terminaron con su muerte. “Se dejó que se pudriera internamente”, narra su hermano Manuel. “Durante los cinco meses el responsable clínico no apareció”, añade. “Nosotros pedimos ir a otro Hospital, el Carlos Haya, porque la veíamos mal, pero siempre nos convencían de que no lo hiciéramos”, apunta, “a pesar de que en el Hospital Dr. Pascual no había escaner, especialistas para ponerle la red abdominal ni hemodiálisis” . La joven sería  finalmente trasladada al Carlos Haya a iniciativa del clínico Dr. Pascual. Allí murió, había sido demasiado tarde.
La familia lo tiene claro. Encarnación “entró sana” para someterse a una operación confiando en los médicos que la iban a atender. La operaron en noviembre y murió en abril.  Una sucesión de estados vitales que nunca debería haberse producido pero que en el caso de esta ceutí terminaron combinándose por una cadena de negligencias médicas. “La primera y más importante: tenerla 3 días con una peritonitis sin detectar”, denuncia su hermano, que cree que los médicos “pensaban que al ser de Ceuta, estaba fingiendo para no marcharse de la clínica ya que el lunes tenía que volver a revisión”. La segunda: “Le hacían operaciones y no nos decían nada. Iba mi madre a verla y le cambiaban la sangre, así cuando la veía parecía que tenía más fuerza, cuando lo cierto es que no tenían ni medios ni preparativos para atenderla”, añade.
Para la familia Torres-Salazar, la muerte de esta mujer joven, con una vida por delante, se produjo por una sucesión de fallos. “El médico que le hizo el primer daño no era intensivista, ni estaba preparado para sacar adelante a una mujer con el daño tan grave que tenía”.
La muerte de Encarna se produciría tras meses de “mentiras en el Hospital”, periodo en el que “le realizaban operaciones y no se sabía nada, no lo comunicaban, no remitían los trozos de intestino al Centro de Análisis. Jamás vieron peligrar su vida”, lamentan.
El próximo enero se sentará en el banquillo un único médico en un Juzgado de Málaga, el número 6, ante el que la familia tiene esperanzas de hallar justicia. Lamentan la “instrucción” del caso, seguida en el número 13, que tildan de “no satisfactoria” ya que “han dejado fuera a más médicos” que, a sus ojos, eran también presuntos responsables en lo sucedido tras cinco meses de agonía. “Faltan más personas”, añade, culpable de esa mala praxis. “No se ha investigado quiénes son los médicos con responsabilidad sobre la paciente, los que la dejaron pudrirse hasta que su organismo no aguantó más y la trasladaron de urgencia al Carlos Haya, diciendo con gran cinismo que en el momento en que mejorara la trajéramos otra vez”, lamenta.
Tras años de esperar la vista judicial, ahora, ya señalada, tienen sus esperanzas en un pronunciamiento judicial que, cuando menos, sea ejemplarizante ante una pérdida que ya es irreparable.

La pelea de una familia por conseguir que se haga justicia

Desde la muerte de Encarnación, la familia Salazar lucha porque se haga justicia, porque se responsabilice a las personas que, de una u otra manera, adoptaron una actitud negligente que provocó que una mujer joven, de solo 44 años, entrara en el Hospital para una operación que le iba a tener ingresada pocos días y terminara falleciendo a los 5 meses. Una mujer que nunca había estado enferma de gravedad y que terminó muriendo por una cadena de irregularidades que derivaron en un paro cardiaco ya en la UCI de otro Hospital al que terminó siendo evacuada. Finalmente solo un médico terminará sentándose en el banquillo, después de no mantenerse la imputación sobre otros profesionales que intervinieron.

7 años de lucha y solo un acusado

Desde que se produjera la inesperada muerte de Encarnación, la familia no ha parado en su lucha por buscar responsables, después de que el informe forense efectuado tras la autopsia al cuerpo de la víctima certificara sin lugar a dudas que había existido una mala praxis.
Han sido 7 años de lucha y la búsqueda incansable de responsables. Durante todo este proceso judicial se llegó a señalar a más de un profesional médico presuntamente relacionados con un homicidio imprudente. Finalmente solo uno de ellos ha continuado como acusado en el proceso y será el que termine sentándose en el banquillo de los acusados. La familia de Encarni (como le gustaba que le llamaran) denuncia que se “someten a este Juicio por imperativo del sistema”, aunque no creen que se hayan hecho “las investigaciones judiciales adecuadas, ya que no es una supuesta negligencia puntual, hay agravantes claros... Los médicos que la atendieron, lo que hicieron es intentar salvarla, vaya incongruencia, no tenían medios ni conocimientos, nunca estuvo adecuadamente en la UCI, no barajaron la posibilidad del coma inducido que es donde el cuerpo se recupera. Tenía 11 conexiones con distintos tipos de goteros y drenajes y aún decían que no estaba en peligro”, critican.
Para el Ministerio Fiscal existió una irregularidad médica pero la concreta solo en la acusación de uno de los cirujanos que intervino en la operación de estética a la que se sometió la joven. La familia siempre mantuvo que debía extenderse dicha acusación a otros dos sanitarios más que se han quedado descolgados del proceso.
En el informe que presentará Fiscalía a la vista oral se concluye que la intervención que se le practicó a Salazar “tuvo lugar sin previa realización de una ecografía” y que durante la operación “el acusado manipuló incorrectamente” las cánulas de aspiración lo que terminó originando “peritonitis, arritmia maligna y fallo multiorgánico” terminando posteriormente en su fallecimiento.
El procedimiento del caso ha estado marcado por múltiples retrasos. El Juzgado de Instrucción número 13 llegó a tomar declaración como imputados a tres médicos, pero finalmente ha derivado en esta última fase después de la presentación de recursos y luchas porque el caso no terminara archivado. “Cual sea la sentencia, hemos perdido a un ser querido. Para nosotros  el responsable principal, por que los otros no han sido ni citados, tendrá una pena mínima y seguirá su vida normal. Que el médico no quiso hacer ese daño... seguro, pero estamos convencidos de que a sabiendas de que era casi imposible salvarla en ese Hospital, no la trasladaron por el gasto que supondría”.

el faro El juicio tendrá lugar en Málaga el próximo enero. Se han previsto dos vistas orales.

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