Cuando se presentó en nuestra ciudad “El largo camino hacia la Autonomía“ de Adolfo Hernandez Lafuente, editado por el Instituto de Estudios Ceutíes, me interesé de nuevo por el tema autonómico y regresé a trabajos anteriores tratando de unificarlos para comprender mejor nuestra triste realidad en este aspecto.
Los que vivimos también la época preautonómica, sufrimos en Ceuta la marginación a que fuimos sometidos junto a Melilla en este asunto tan importante y las curiosas ocurrencias de algunos partidos políticos para aplicarlas a las dos ciudades.
Uno de los proyectos que nos llegó de Unión de Centro Democrático (UCD) en su día, contemplaba como territorio sujeto al Estatuto de Autonomía a Ceuta y al islote de Perejil como una dependencia de la ciudad, roca que era completamente desconocida a nivel local.
Respecto a Melilla le colocaban las Islas Chafarinas y los islotes de Alhucemas y Vélez de la Gomera, con desconocimiento absoluto de la situación y cuyos textos fueron devueltos a Madrid. Otros listos insinuaron establecer un solo Estatuto para Melilla y Ceuta, ignorando que se trata de ciudades distintas y distantes, incluso con problemas diferentes.
Además se defendió con denuedo lo que parecía más lógico que era integrar a las dos ciudades africanas en Andalucía, pero ello trasladaba la mayoría parlamentaria a la derecha y por eso no fue aceptado por la izquierda. El relato de la marginación de Ceuta y Melilla está magistralmente descrita por Francisco Lería (qepd) en el libro “Operación Ceuta y Melilla”.
Después de tantas vicisitudes, Ceuta es una ciudad con Estatuto que, por sus características especiales de territorio y población, integra dos instituciones, el Ayuntamiento y el propio ente autonómico, compitiendo involuntariamente ambos por sobresalir una sobre la otra. En lo formal, gana la Autonomía porque los términos utilizados se refieren al Presidente, Consejeros, Ciudad Autónoma, Palacio Autonómico, Estatuto de Autonomía y otros, ignorando los términos Alcalde, Concejales, Ayuntamiento, etc. Y para mayor confusión se aprueba un solo y crecido Presupuesto para las dos instituciones, con lo que resulta imposible determinar los éxitos o fracasos de cada una.
Pero interesa saber si la realidad cotidiana demuestra que se actúa de hecho como las demás Comunidades que integran el Estado español o, por el contrario, la institución Ayuntamiento domina, prevalece y caracteriza la actuación política de la Ciudad, también por su pueblerina actuación diaria.
Ahora que algunos pretenden introducir cambios e incluso que se reconozca a Ceuta el status de Comunidad Autónoma, parece interesante reflexionar sobre si se pretende actuar como tal en el futuro o si, simplemente, persiguen la denominación y algunas competencias y euros más para, seguidamente, comportarnos como un Ayuntamiento con etiquetas altisonantes que no se corresponden en realidad con sus actuaciones cotidianas.
Las Autonomías
A lo largo y ancho de España encontramos diecisiete territorios donde sus Ayuntamientos se preocupan del urbanismo propio, la recogida de residuos, las calles, la policía local, el turismo cuando entra en el término, los cementerios, las barriadas, sus funcionarios y un sinfín de importantes asuntos que atañen directamente al ciudadano.
Y después existen órganos autonómicos con distintas denominaciones, pero perfectamente diferenciados de los anteriores que, en muchos casos, controlan a los Ayuntamientos como en el caso del urbanismo y complementan las competencias de aquellos, con políticos, funcionarios e instituciones distintas.
Los entes autonómicos cubren, en fin, funciones específicas que van mucho más allá de la actuación municipal y toman decisiones de conjunto, decisiones estratégicas que benefician a todos en el territorio de que se trate.
Así, vemos a un Presidente autonómico en sede distinta de los Ayuntamientos, viajando al extranjero y vendiendo su propia realidad, planificando una economía más allá de los impuestos municipales, exigiendo en Bruselas a través de su representación allí, defendiendo a la Comunidad en su conjunto de los peligros de una competencia entre territorios, vigilando el entronque de las comunicaciones con otras regiones del Estado, atrayendo turismo e inversiones por toda España, publicando con orgullo estadísticas de la realidad propia y, en definitiva, actuando con visión estratégica, frente a la gestión de los Ayuntamientos que es puramente local por definición.
La elección de Ceuta
En nuestra ciudad los diferentes gobiernos autonómicos desde la concesión del Estatuto hasta nuestros días, han elegido como vimos, la fusión de hecho de las dos instituciones, la municipal y la autonómica. Más allá de lo que dice la Ley, la Presidencia siempre ha tenido un solo despacho donde se tratan todos los asuntos, una sede única, los funcionarios son comunes, los presupuestos están consolidados y las competencias se unifican. En ese despacho igual se gestiona la basura y los baches que los fondos comunitarios europeos.
"Este sistema es el más cómodo y seguramente operativo y económico, pero interesaría saber si esa autonomía virtual es la más conveniente"
No cabe duda, que este sistema es el más cómodo y seguramente operativo y económico, pero interesaría saber si esa autonomía virtual es la más conveniente o sería mejor tener estructuras administrativas y políticas distintas, aunque la autonómica fuera de pequeña dimensión. Siempre he imaginado a la Ciudad Autónoma de Ceuta, a esta institución, en el llamado chalet de Ybarrola que nunca deberíamos perder, con sus banderas mirando al Estrecho, una eficaz estructura administrativa diferenciada y con un protocolo distinto.
Quizás de esta forma un reducido número de especialistas podría desligarse de los importantes problemas domésticos, para afrontar temas que podrían ir desde la reacción ante la cambiante realidad de Marruecos o el estudio realista de los distintos colectivos que viven en Ceuta, hasta el aislamiento aduanero que nos convierte, también al puerto, en un cul de sac, pasando por la defensa a ultranza de nuestro impunemente recortado régimen fiscal o la exigencia de la deuda histórica, la utilización fronteriza de la sanidad pública durante años sin que conste así, la hurtada competencia urbanística, la representación en Bruselas, el cambio de nuestro citado puerto ahora “a ninguna parte” y tantas cosas que, excediendo con creces las facultades de un Ayuntamiento puro y buscando financiación para ellas, resultan imprescindibles para la Ceuta de nuestros hijos o nietos.
Un ejemplo muy próximo
El turista que viaja de Marruecos a España, contempla sólo una parte de Ceuta, la que va desde la frontera al puerto. Y encontró en el país vecino una autovía iluminada hasta de noche, una autopista, jardines bordeando la calzada, rotondas con flores, obreros barriendo las carreteras, puertos deportivos, hoteles de varias categorías, controles de velocidad, anuncios de un gran puerto en el Atlántico y una frontera que no permite importaciones ni exportaciones y que parece no será Aduana Comercial nunca jamás, salvo milagro inesperado. Este territorio llamado Marruecos es el país tercero y no comunitario.
Ceuta en cambio está limpia y cuidada a trozos, pero la visión del territorio que contempla ese viajero que llega de Marruecos, desde su frontera hasta casi el puerto, no es la que corresponde a una ciudad española y comunitaria. En realidad no hay interés en mejorar esta zona que comienza en la marginada Almadraba con chabolas y ruinas, pero parece llegado el momento, ante la pasividad local, de visitar a las autoridades comunitarias en Bruselas con un vergonzoso video de lo relatado, porque esto ya no es un asunto sólo de la Ciudad Autónoma de Ceuta y de España, sino un problema de imagen para la Unión Europea con nosotros en primera fila.
Este y otros similares, son asuntos ajenos, sobre los que en ocasiones no tenemos competencias y, además, superan al Ayuntamiento pero sobre los que es preciso actuar. Y, en ese asunto de las imágenes a uno y otro lado de la frontera, lo que está pasando es que a un turista que no entre en Ceuta y observe solo el paisaje en dicha zona fronteriza, Marruecos le parecerá Europa y Europa le parecerá el Marruecos que pensaba.
Hace tiempo pude vivir un fenómeno parecido, salvando las distancias, al ser al mismo tiempo presidente de la Cámara de Comercio y de la Confederación de Empresarios de Ceuta, entidades que, al fin y al cabo, representaban los intereses del mismo colectivo pero desde distintos puntos de vista.
En aquel caso, optamos -y creo que con acierto- por mantener dos estructuras diferentes, dos despachos y dos estilos de actuación, uno representando y defendiendo intereses generales y otro descendiendo a problemas concretos de empresas o colectivos específicos.
Ahora que, como decíamos, algunos pretenden que se reconozca a Ceuta su status de Comunidad Autónoma, parece interesante reflexionar sobre si se pretende actuar como tal o si, simplemente, se persigue la denominación y algunas competencias más para, a continuación, seguir actuando como un Ayuntamiento con falsas etiquetas que no se corresponde con sus actuaciones.
Perfecto análisis de la situación de Ceuta por el Sr. Campos. Se necesitan personas así, que abran los ojos de los políticos y hacerles ver que no todo es confrontación partidista, y que queda mucho por hacer por nuestra tierra, que se va quedando anclada en el pasado, sin que los que mandan se den cuenta de lo que está ocurriendo. Marruecos está jugando sus cartas con precisión, y el final de la jugada será un póquer de ases.