"El pepero Juan Vivas vende Ceuta a los musulmanes". Este es uno de los titulares apadrinado por la corriente mediática más extrema tras el nombramiento de Fatima Hamed como vicepresidenta segunda de la Mesa Rectora de la Asamblea. A titulares así se han sumado viñetas y artículos de opinión además de valoraciones de partidos que ven en este gesto la entrega al “islamismo radical”. “Traición”, lo llaman.
Así está el nivel del debate que va mucho más allá de que Fatima Hamed caiga bien a algunos y mal a otros. El nivel se centra en la falta de respeto y la desconsideración que se tiene hacia personas por profesar otra religión porque sigue extendida esa torpeza miserable de seguir equiparando el dios al que uno reza con la nacionalidad o la defensa de la nación.
Que Fatima Hamed esté en la Mesa de la Asamblea puede escocer más a unos que a otros, es una cuestión subjetiva, propia de opiniones enfrentadas en un sistema democrático, propia de gustos y consideraciones políticas.
El problema radica en que no se está debatiendo si Hamed gusta más o menos, si lleva a cabo su acción política como debe, sino que se está despreciando a una mujer española porque es musulmana, conceptos que chocan con partidos incluidos en el sistema democrático. Un sistema que permite votaciones como la celebrada esta semana para elegir a los vicepresidentes de la Mesa pero que son consideradas una “traición” por quienes quieren disfrutar de un sistema político a su medida.
El concepto enfermizo de lo español que algunos llevan a gala termina siendo la peor fórmula de vendepatrias que pueda existir. La defensa de un país y de una ciudad no depende de que uno se apellide Martínez o Mustafa, tampoco de su religión. Los extremos son tan absurdos que podrían quedar en lo anecdótico sino formara parte del grueso de un programa y una ideología que no se reduce a quienes le ponen cara sino a los que respaldan en silencio esas maneras de pensar y actuar.
El camello no ve su jojoba, solo ve La del que esta delante.
El panfleto de las opiniones. Da noticias, que también las hay.
El cobarde de los comentarios, lee bien aunque te joda lo que tienes que tragar