Cronológicamente, nos debemos situar en la España del año 1808, cuando se desarrollaron estos hechos que a continuación se relatan.
Por el Tratado de Fontainebleau, firmado el 27 de octubre de 1807 entre el Valido de Carlos IV, Manuel Godoy y Napoleón Bonaparte, se acordaba la invasión franco-española de Portugal, aliada de Inglaterra, por el cual se permitiría el paso del ejército francés por el territorio español.
La presencia francesa amenazaba la seguridad de España a la vez que se iban ocupando a su paso ciudades como Burgos, León, Salamanca, Pamplona, San Sebastián, Barcelona, Madrid y otras capitales de provincia. Todo esto era consecuencia del avance, unos dirigiéndose hacia Madrid, y otros a diferentes ciudades que supondría que unos 100.000 soldados franceses ocuparían España.
Mientras esto sucedía, el ejército español, se encontraba destacado varias en campañas; Portugal, Baleares, Campo de Gibraltar y Dinamarca. Cuando comenzaron las hostilidades contra el francés apenas había en la península 40.000 soldados, cantidad insuficiente para hacerles frente como se demostró en el inicio de las hostilidades. Napoleón había dejado a España sin Ejército.
El resentimiento de la población civil por las exigencias y abusos de los franceses daría lugar a incidentes y episodios de violencia que llegarían a los hechos ocurridos el día 2 de mayo en Madrid, enfrentándose a las tropas francesas. El pueblo se había levantado contra el invasor mientras reprimían la revuelta popular.
Estos hechos llegaron a conocimiento de la Academia de Ingenieros y el Regimiento Real de Zapadores y Minadores, situadas en la localidad de Alcalá de Henares. Pocos hombres para levantarse contra los franceses.
El coronel D. Manuel Pueyo y Diaz, coronel jefe del Regimiento y a su vez Director de la Academia de Ingenieros, comunicaba que no era favorable al cambio de gobierno ni a los franceses, pero que estaban subordinados al gobierno establecido.
La situación se agravó el día 23 de mayo, negándose a estar supeditados a los franceses porque temían que les obligasen a jurarles lealtad.
"El subteniente López fue enviado a Cuenca para contactar con las autoridades"
Algunos oficiales comenzaron a organizar una columna con la intención de sublevarla y llevarla con destino a Cuenca, dando así un ejemplo y animo al resto del país. La organización de la fuga fue ideada por el Sargento Mayor D. Julián Albo Helguero, profesor destinado en la Academia de Ingenieros junto a los subtenientes alumnos de la Academia Francisco López, José Segovia, Mariano Albo y Salvador Manzanares. Tan solo quedaban en el Regimiento unos 400 efectivos.
El subteniente López con su 3° compañía de Zapadores y el subteniente Albo con su compañía de Minadores, organizaron la columna.
Al día siguiente, 24 de mayo, el coronel Pueyo comunico a sus hombres, la posibilidad de que quien lo deseara podía incorporarse a las distintas compañías del Regimiento destacadas en otros lugares, siendo su propuesta rechazada por la tropa, antes “prefiriero morir de hambre a comer el rancho costeado por el dinero francés".
"El 2 de junio continuaron la marcha y llegaron a Camporrobles"
Esa misma noche tomaron la decisión de dirigirse hacia Cuenca, mientras el coronel Pueyo que no se opuso a la decisión tomada, decidió no acompañarlos.
A las doce horas de la noche del día 24 de mayo, la columna al mando del comandante José Veguer compuesta por unos 700 hombres aproximadamente se puso en marcha con el tambor en cabeza, llevando la bandera coronela desplegada, la caja de caudales de la unidad y armamento y material del Regimiento.
Así al amanecer del día 25 de mayo la columna llegaba a Villalvilla, donde descansaron para continuar al día siguiente 26 de mayo, donde alcanzaron la localidad de Almonacid, donde pasaron la noche.
En la jornada del 29 de mayo llegaron a Valdecolmenas, donde el párroco de la localidad le salió al encuentro acompañado de un paisano que acababa de llegar de Cuenca, portando información de una proclama dada en Valencia por el conde de Cervellón, el día 23 de mayo llamando a las armas para combatir a los franceses.
Esta noticia levantó el ánimo de los oficiales, ordenando el comandante Veguer que se leyera la proclama a la tropa, que lanzó gritos de "¡Viva España!". El subteniente López fue enviado a Cuenca para contactar con las autoridades e informarse de la situación y el estado de ánimo del pueblo.
Mientras la columna continuaba su marcha hasta alcanzar Villar del Horno, donde hicieron noche, al día siguiente, 30 de mayo, los fugados celebraron la festividad de su Santo Patrón, San Fernando. Esa misma tarde llegaba el subteniente López con noticias de Cuenca, ante la actitud dudosa de las autoridades el comandante Veguer decidió continuar su marcha para alcanzar Valencia, reanudándose la marcha esa misma noche, dirigiéndose a la localidad de Carboneras, donde llegaron al amanecer el 31 de mayo. El 1 de junio llegaron a Villora, donde conocieron que Aragón se había levantado el 24 de mayo.
En esta localidad, los oficiales descubrieron que un paisano apodado “El Mameluco”, que acompañaba a las tropas desde su salida de Alcalá de Henares, indujo a algunos soldados, asesinar a los oficiales y robar la caja del Regimiento, porque algunos soldados aragoneses, molestos, pretendían que la columna marchase hacia Zaragoza. El comandante Veguer ordenó el arresto inmediato de “El Mameluco• estando custodiado en un castillo cercano a Villora, con una guardia de un sargento y ocho soldados, siendo trasladado durante el resto del viaje hasta Valencia.
El 2 de junio continuaron la marcha y llegaron a Camporrobles, y al día siguiente, 3 de junio, una vez rebasado Utiel, se dirigieron hacia Requena, donde la columna fue aclamada por la población.
Cuatro días más tarde, el 7 de junio, la columna hacia su entrada en Valencia, con el Conde de Cervellón, al frente de la primera compañía de la columna, honor que le hizo el comandante Verguer.
Inmediatamente después de la llegada, se organizó el Regimiento de Zapadores Minadores de Valencia compuesto por un batallón con cuatro compañías, organizado sobre la base de las dos compañías del primer Batallón del Regimiento, a cuyo frente se había puesto el comandanteVeguer, que fue ascendido a coronel por la Junta Suprema de Valencia.
Antes de partir de Alcalá de Henares, el comandante Verguer redactó una proclama, que se conoció por haber sido publicada en la Gaceta de Valencia el 7 de junio de 1808:
"Soldados españoles:"
"El juramento que acabáis de hacer espontáneamente de defender esas Banderas hasta el último aliento en defensa de la Patria, es el primer escalón por donde vais a subir a la clase de los Héroes. Madrid desarmado con ardides de perfidia mira con dolor rabioso, sus calles teñidas con la sangre inocente de sus conciudadanos asesinados, y suspira por un socorro pronto. Nuestro Príncipe, nuestros Xefes en opresión callan; y también gimen nuestra sagrada religión y sus Ministros."
"Todo peligra y corre riesgo en un profundo silencio; mas españoles, escuchad todos y creedme: Yo ya no puedo resistir a un interior impulso, me parece oygo una voz imperiosa que me manda os diga: venid conmigo, valientes; corred en pos de mí sin deteneros un punto, demos una vuelta a nuestro suelo, y veremos dentro de unos días muchos millares de paisanos, de soldados descarriados, que buscan quien los dirija unidos a nuestro Cuerpo. Organicémosle, y con ímpetu de leones buscaremos, acometeremos en su centro, a esas tropas de bandidos y asesinos engañadores, y los despedazaremos para escarmiento eterno."
"En esta localidad, los oficiales descubrieron que un paisano apodado El Mameluco"
Los jefes y oficiales del Regimiento Real de Zapadores Minadores y de la Academia de Ingenieros que no salieron el 24 de mayo, acabaron sublevándose más tarde. El día 6 de junio se recibió una orden del general Murat, por la que todos ellos debían trasladarse a Madrid.
El coronel Pueyo y otros oficiales (Sargentos Mayores Cayetano Zappino y Antonio Sangenis; Capitanes y subalternos Bustamante, Bayo, Quiroga, Cortines, Rodríguez Pérez, Román, Caballero, y Zamorategui) se trasladaron a Zaragoza, donde tomaron parte en los trabajos de fortificación de la plaza, en los dos sitios que sufrió la ciudad. Mientras el Jefe de Estudios de la Academia, llego a Valencia, y más tarde a Zaragoza a colaborar en su defensa.
Y con ocasión de la entrada en Madrid del rey José Bonaparte (Pepe Botella), el día 20 de julio huían de Madrid rumbo a Andalucía el Mariscal Samper con los jefes y oficiales de Ingenieros allí destinados, presentándose en la Junta de Sevilla.
Con motivo de estas fugas se concedieron a los fugados por real orden de 1 de octubre de 1817 una condecoración por su gesta, la llamada la cruz "Fuga de los Zapadores".
La cruz tiene cuatro brazos ligeramente curvilíneos esmaltados en rojo, divididos a su mitad por filetes de oro y con pequeños triángulos esmaltados en azul en los extremos culminados en globillos de oro.
En el centro y sobre unos montes, una bandera morada con las iniciales: Z.M.P. (Zapadores, Minadores, Pontoneros) y en el cerco sobre blanco: “Mi lealtad y valor te conservaron”.
En el reverso, sobre fondo azul, la inscripción: “Salida de los Zapadores de Alcala-Mayo 1808”. Pende de una cinta roja con Corona Real.
Quienes protagonizaron la segunda fuga, Madrid, recibieron una cruz similar con la inscripción: "La lealtad y valor nos decidieron".