Si hay una figura que más se relaciona con el legionario, es el Cristo de la Buena Muerte, el Cristo de Mena como se le conoce, aquel que acompaña en el día a día de nuestra vida legionaria, aquel al que encomendamos nuestras oraciones por un hermano caído o por nosotros en el cumplimiento de nuestra misión, aquel al que se entroniza en una soleada mañana de Jueves Santo de la Semana Santa malagueña con los Guiones de los Tercios y las Banderas, rindiéndole honores junto a una compañía legionaria y que al son del himno Novios de la Muerte llevan la música a lo más profundo del sentimiento del legionario, del cofrade y del pueblo que asiste al acto mientras lo procesionan en la explanada antes de ser elevado a su trono junto al Toque de Oración por los caídos, llegando al atardecer y recorrer la ciudad acompañada de la Virgen de la Soledad con sus marinos de guerra.
La Hermandad del Cristo de la Buena Muerte y Animas nacería en 1862 dando culto a un Cristo crucificado realizado por el imaginero granadino Pedro de Mena y Medrano (1628-1688) en el siglo XVII, imagen que fue encargada por el obispo, el dominico Fray Alonso de Santo Tomás, que mantenía una gran amistad con el escultor.
Mena, una vez finalizado su trabajo en la sillería del coro de la Catedral de Málaga, y después de un viaje a Madrid, se inspira en un Cristo realizado por el escultor Alonso Cano, tallando una obra de un Cristo en la cruz, calculándose que la obra fue realizada después de 1663, situándose la imagen en la parte alta del retablo de madera del Altar Mayor de Santo Domingo.
Un pintor estudioso de los artistas españoles afirmaría que la obra del Cristo seria obra de Mena hacia el año 1883, siendo reconocida por un padre jesuita que había estudiado la obra de Antonio Palomino, aquel que había atribuido a Pedro de Mena como el autor del crucificado.
Descendido el Cristo del lugar donde estuvo situado, se comprueba que su estado de conservación era pésimo, faltándole dedos de las manos y de los pies por lo que fue restaurado por la Academia de Bellas Artes de San Telmo de Málaga; una vez finalizada la restauración se sitúa el Cristo en su nuevo lugar de culto, una capilla contigua a la imagen de Ntra. Sra. de la Soledad.
Comenzó a darse a conocer como el Cristo de Mena, surgiendo la devoción creyente al iniciar su andadura procesional en la Semana Santa de 1883. La Hermandad decidió sacarla al año siguiente, pero fue sin embargo algo temporal, dejando de procesionar en los años posteriores.
Volviendo la vista atrás, la Hermandad de Nuestra Señora de la Soledad tiene su origen a mediados del siglo XVI estando ubicada en la parroquia de Santo Domingo, construida sobre unos terrenos cedidos por los dominicos en el año de 1579.
En 1756, por intercesión de la Virgen de la Soledad, una fragata de la Marina española consigue salvarse milagrosamente de un naufragio frente a las costas de Málaga, hecho por el cual y en agradecimiento, la Marina estaría siempre hermanada a esta Cofradía.
En 1914 comenzaron las primeras conversaciones para una futura fusión con la Cofradía de Ntra. Sra. de la Soledad, compuesta por gente adinerada, políticos, comerciantes, militares etc. mientras que la Cofradía de Mena, era más humilde, pobre, de gente de la calle.
El 16 de junio de 1915, ambas hermandades celebraron sus Cabildos por separado, y poco tiempo después, el 22 de agosto, se constituía oficialmente la Congregación actual; aprobándose los primeros estatutos, siendo nombrado Hermano Mayor D. Ricardo Gross Orueta, marqués de la Casa Loring y a su vez presidente de la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo de Málaga.
En la Semana Santa de 1916, el Cristo de Mena procesiona por las calles de Málaga, portado en un trono encargado por la Hermandad que fue realizado por Francisco Palma García, padre del escultor, y ampliado posteriormente por el propio autor. Este escultor también realizó el trono de la Virgen de la Soledad de la cofradía de Mena, aunque su gran obra fue el grupo escultórico de la Hermandad de la Piedad que había sido creada recientemente.
El 21 de enero de 1921, se creaba la Agrupación de Cofradías de Semana Santa de Málaga, entrando a formar parte de ella la Congregación de Mena en el mes de febrero. Esta agrupación se crea con la finalidad de darle el mayor fervor e impulso a la Semana Santa malagueña.
A partir de 1925 la Congregación decide colocar la imagen del Santísimo Cristo de la Buena Muerte y Ánimas, sobre un catafalco con el objeto de que se pudiera orar ante él a la vez que podía admirarse como una obra de arte.
Durante el periodo de la II República, se produce la destrucción del Cristo de Mena por incontrolados que habían tomado la ciudad. Sobre las 23.00 horas del día 11 y posteriormente el 12 de mayo de 1931 surgen en Málaga los primeros actos vandálicos de la población enfrentándose en el local Círculo Monárquico Independiente un grupo de republicanos y partidarios del huido rey Alfonso XIII, siendo también objetivo de las iras republicanas la residencia de los jesuitas y ms tarde el diario monárquico ‘ABC’, el Palacio Episcopal así como el periódico monárquico y conservador ‘La Unión Mercantil’.
El día 12 se dictó por parte del Gobierno la declaración de estado de guerra, hecho que hizo que se calmara la situación, aunque se siguieron produciendo episodios violentos.
Esa misma mañana, la parroquia de Santo Domingo, situada en un barrio obrero, donde tenían su sede las dos cofradías más emblemáticas de Málaga: la Esperanza y Mena fue objetivo de las hordas que cruzaron el puente y se dirigieron hacia ella, desapareciendo el Cristo de Mena pudiéndose salvar gracias a la intervención de Francisco Palma García tan solo una pierna de la imagen.
En estos dos días se perdió gran parte del patrimonio artístico, religioso, cultural y documental de la ciudad de Málaga.
La Hermandad se reconstruiría en años venideros gracias a las manos de Francisco Palma Burgos, quien tallaría las imágenes del Cristo de la Buena Muerte y María Magdalena a inicios de los años cuarenta, siendo bendecida en 1942, año en que se produjo su primera salida procesional.
La escultura, que costó 30.000 de las antiguas pesetas fueron sufragadas por un grupo de congregantes, aunque no es una copia exacta del anterior Cristo, es posible observar el rostro del crucificado de Palma representando la muerte, con la boca entreabierta, la sangre cayendo por sus sienes, las manos y los pies desfigurados, los brazos y piernas amoratadas, la tristeza de sus ojos, así como las heridas de su cuerpo.
Las diferencias existentes ambas esculturas se reflejan en que el Cristo de Palma Burgos, es más grande, la pierna izquierda descansa sobre la derecha mientras en el de Mena es, al contrario, los cabellos tienen forma distinta y el anudado del paño lo tiene en el lado derecho, mientras que Mena lo tiene situado en la parte izquierda.
A pesar las diferencias, el Cristo continúa conociéndose como el “Cristo de Mena” en recuerdo de su primer autor y que también da nombre popular a la Cofradía. El conjunto lo completa la figura de María Magdalena, arrodillada, llorando a los pies del Cristo.
Aunque la participación de unidades militares en los desfiles procesionales malagueños se remonta al siglo XVII, los antecedentes históricos de la relación de la Legión con el Santísimo Cristo de la Buena Muerte y Ánimas comienzan en el año de 1925 cuando La Legión inicia su participación en la Semana de Pasión de Málaga.
La enorme pujanza de la Cofradía de Mena en esta época motiva la presencia de altas personalidades nacionales en los actos de culto de mediados de los años 20, así es de especial significación la procesión del Jueves Santo 8 de abril del 1925 en la que preside la procesión, el jefe del Estado, Miguel Primo de Rivera, acompañado por el general Sanjurjo y el entonces coronel Francisco Franco, quien estaba al mando de El Tercio. Esta visita habría de ser decisiva para la instauración del vínculo entre la Cofradía de Mena y La Legión.
Y es en 1927 cuando se realiza la primera guardia legionaria ante el Cristo.
La vinculación de La Legión con el Cristo de la Buena Muerte se remonta al año 1928, designándose al Santísimo Cristo de la Buena Muerte y Ánimas, como Santo Protector, siendo escoltado por primera vez en la procesión en 1930.
La comunión entre El Tercio y la Congregación era cada vez más sólida, asistiendo cuadros de mandos designados para el acto de Jueves Santo, así el 17 de abril de 1930, desembarcan a las 17.30 de la tarde en el puerto de Málaga, los primeros legionarios que desfilando por la calle Larios se trasladan hasta el cuartel de Capuchinos entre el clamor y los vítores de los malagueños.
No existió una continuidad en la participación de La Legión en la Semana Santa malagueña, hasta que en 1943 supone la participación de La Legión en los actos organizados por la Congregación ese año, reanudándose la guardia legionaria ante la nueva imagen tallada por el escultor malagueño Francisco Palma Burgos.
Desde ese año hasta hoy día el desembarco de las fuerzas de La Legión en el puerto de Málaga cada Jueves Santo, se convierte en un acto de comunión con la población malagueña que recibe a sus legionarios desembarcando en el puerto de Málaga, trasladándose a paso legionario hasta la Iglesia de Santo Domingo donde autoridades civiles y militares de la Nación presencian el acto de la entronización del Cristo de la Buena Muerte a hombros de una escuadra de gastadores que lo procesionan, lo mecen y lo elevan al cielo hasta su colocación en el Trono.
Este acto inició hacia la década de los años 50 cuando solicitaron que lo realizara una escuadra legionaria.
La llegada de la Agrupación Táctica Canarias al puerto de Málaga en septiembre de 1993 al finalizar su misión humanitaria en Bosnia Herzegovina contó con la presencia de la imagen del Cristo de la Buena Muerte ante el cual se desarrolló la ceremonia de honor a los muertos de La Legión siendo presidido el acto por S.M. el rey D. Juan Carlos I.
El año de 1995 trae consigo la creación de la Brigada de La Legión, más tarde denominada “Rey Alfonso XIII”, de guarnición en Viator (Almería), integrándose en esta nueva unidad los Tercios “D. Juan de Austria”, 3º de La Legión y del Tercio “Alejandro Farnesio”, 4º de La Legión y de las unidades de apoyo que conformaba la Brigada recién creada y que junto a sus hermanos los Tercios “Gran Capitán”, 1º de La Legión y el Tercio “Duque de Alba”, 2º de La Legión, y actualmente con la creación del Grupo de Caballería “Reyes Católicos”, realizan la participación en los actos procesionales del Jueves Santo, que rotando tienen el honor de escoltar al Cristo de la Buena Muerte, su Patrón, por las calles malagueñas.
El día 12 de marzo de 2000 fue proclamado Protector Oficial de La Legión al Santísimo Cristo de la Buena Muerte y Ánimas, vinculado a La Legión desde el año 1921 según Decreto dado por el Arzobispado Castrense de España D. José Manuel Estepa Llaurens:
APROBAMOS en virtud de las facultades que nos reconoce el Código de Derecho Canónico y las leyes de la Iglesia, esta entrañable vinculación de los católicos miembros de la legión al Santísimo Cristo de la Buena Muerte, estableciendo que los miembros de la Legión que profesan la fe católica tengan al Santísimo Cristo, bajo advocación de la Buena Muerte, como Protector Oficial, centrando así la expresión de la piedad y devoción de los legionarios en quien es el Único Salvador y gran Intercesor nuestro ante Dios Padre. Que Dios Creador y Padre, por la mediación de Jesucristo su Hijo, bajo la advocación del Cristo de la Buena Muerte, bendiga y acompañe siempre a los miembros de la Legión Española. La celebración será el día 14 de septiembre, día de la Exaltación de la Santa Cruz en la que todos los legionarios proclamaran su fe en Cristo.
N.A.- Un recorrido a través de la historia de la vinculación de La Legión con el Santísimo Cristo de la Buena Muerte y Animas, dando las gracias a la Cofradía de Mena a través de su página web y al Sr. D. Antonio Jesús González Ramírez, miembro de la Hermandad y Legionario de Honor que amablemente fue exponiendo datos que figuran en este artículo.