El voluntario del hospital de Ceuta ofrece su tiempo, su compromiso y su humanidad al otro. Otro al que no conoce, pero del que sabe sus largas horas en la enfermedad cuando el único estímulo que se tiene del mundo exterior es la ventana de una habitación o la pantalla de una pequeña televisión.
Establecer una conversación con el paciente, plantear un juego con el niño siempre niño antes que enfermo, o dar apoyo al familiar cuidador, quien también necesita que lo cuiden en su estrés contenido de días o semanas, son afecto trasparente de personas que viven en sociedad y, en consecuencia, muestras de que el ser humano puede ser bueno por naturaleza.
FaroTV ha querido conocer a algunas de esas personas maravillosas que ofrecen su ayuda sin nada a cambio y que se dan por satisfechas al recibir una sonrisa del paciente. La Asociación Española contra el Cáncer en nuestra ciudad está ejerciendo esta labor que supone un empujón a esas personas que están pasando por un duro trance.
Antonio Martín Torres es el coordinador del voluntariado de la AECC en nuestra ciudad. Martín ha explicado que todo empezó mediante un convenio con el Hospital Universitario en 2013 y que por culpa del coronavirus se tuvo que frenar en 2020. “A partir de enero de 2022, fue cuando pudimos volver a entrar en el Hospital para realizar las diferentes acciones del voluntariado”.
El coordinador de este proyecto señala que la ayuda que realizan con este voluntariado es “integral” ya que no se centran solo en la persona que sufre la enfermedad, sino en todo “el entramado familiar”. “Muchas veces no es solamente el enfermo el que necesita un respiro, sino la familia y entonces la labor del voluntario es detectar las necesidades que puedan tener ambas partes y actuar sobre ello”, ha señalado.
Unas "20 ó 30" personas son las que están involucradas en este voluntariado
Normalmente, unas “20 ó 30” personas son las que están involucradas en este voluntariado aunque suelen acudir unas “4 ó 5” personas para “no saturar el hospital”. “Venimos menos y vamos rotando para que también la persona voluntaria tenga ese momento de respiro. Normalmente solemos venir martes, miércoles y jueves”.
El recorrido que suelen realizar estos voluntarios comienza en el Hospital de Día donde comparten un desayuno para hacer el encuentro “más cálido”. “Estar con un gotero de quimioterapia 3, 4 ó 5 horas no es nada sencillo. Le preguntamos qué necesitan, si tienen alguna duda sobre su tratamiento, con respecto a la enfermedad…y en base a ello lo ponemos en conocimiento del oncólogo o de la propia asociación”.
Normalmente atienden a unas 20 personas diarias, además de acompañar a las que se encuentran en Planta, hospitalizadas por la enfermedad. “Hablamos con ellos y vemos también si necesitan de ayuda en lo que se refiere a lo económico. Porque sí es verdad que hay una parte importante que lo cubre la seguridad social pero otros aspectos tienen que correr a cargo de la persona o sus familiares y no todo el mundo tiene esos recursos para abonarlo”.
Una de las personas que son imprescindibles en un voluntariado es, sin duda, Malika Bumedian. Ella lleva 9 años ejerciendo esta labor y aún se emociona al hablar sobre ello. “Empecé con Damián, me preparó la psicóloga de la asociación y es una cosa que hay que vivirla. Es muy bonito luchar por los demás y ver sonrisas de esas personas maravillosas, con esa fuerza que me la transmiten a mí para seguir”.
Después de tantos años ejerciendo esta labor, Bumedian tiene un sinfín de experiencias. Y es que siempre ha estado para aportar su granito de arena. “Tuve una chica de 33 años con la enfermedad acogida en mi casa. Como estaba sola, cuando tenía la sesión de quimioterapia la llevaba a mi casa para darle acompañamiento. La verdad que ha sido muy duro para mí perderla. Tuve otra persona de Marruecos, porque estaba la frontera cerrada, y es una cosa dura porque ves cómo está luchando por su propia vida, pero eso te hace más fuerte”.
Bumedian ha querido dejar claro que es algo que realiza “sin ánimo de lucro” y que solamente lo hace porque le gusta “ayudar al prójimo”. “Esta idea me gusta mucho, ayudar a las personas necesitadas. Aunque por las mañanas esté con el desayuno, por las tardes tengo compromiso con las personas. Me vengo aquí al hospital, le presto mi ayuda para lo que necesiten”.
Y es que esta voluntaria no esconde sus ganas de ayudar, se le puede vislumbrar en sus ojos. Incluso hace acompañamiento a personas que tienen que ser trasladadas a la Península. “Durante todos estos años he acompañado a personas a realizarse la quimioterapia a Algeciras e incluso he estado con otras en Cádiz y Córdoba para darle mi acompañamiento y ayuda. Eso me da vida y ves a la persona llorando agradeciendo tu ayuda, te olvidas del mundo”.
Y es que la vida de Bumedian no ha sido nada fácil, ya que apenas hace unos meses perdió a su hijo, y gracias al voluntariado “he podido salir adelante”.
“He pasado un tiempo malo pero gracias a la asociación he podido recuperar las fuerzas. Llegar aquí y ver a personas enfermas con la edad de mi hijo, solo me queda ayudarles y si Dios ha querido que mi destino sea este, pues me ha tocado”.
Ascensión Pedraz es enfermera de profesión, pero lleva tan solo “dos o tres meses” en el voluntariado. “He trabajado muchos años con pacientes de todo tipo, pero esto es maravilloso. Lo que hace la asociación es increíble y muy enriquecedor”, explica.
Para ella no hay nada difícil en la labor del voluntariado, aunque reconoce que hay casos que tocan por dentro y “eso es inevitable”. “Si tú puedes echarles una mano, aunque sea subir a la habitación, verles y darles un abrazo, ya está, no necesitan mucho más, salvo sentirse acompañados, ellos y los familiares”.
Una labor fundamental que para Ascensión se apoya solamente en escuchar: “Eso es lo principal. Yo siempre digo, en todos los años que he trabajado como enfermera, que cuando entras en una habitación de un paciente, una sonrisa hace más que un pinchazo. Lo tengo demostradísimo”, bromea.
Estos meses dentro del voluntariado para Pedraz están siendo una “experiencia maravillosa” y reconoce que no sabe muy bien si “somos nosotros los que ayudamos a ellos, o ellos los que nos ayudan a nosotros”. “Nos dan a diario una lección de coraje y de que hay que seguir para adelante, con una sonrisa en la boca, que es muy bonito”, se emociona.
Sheila Lahasen entró en este mundo del voluntariado gracias a otra compañera de la Asociación Española contra el Cáncer que fue quien le contó cómo era esta enriquecedora labor en la que ya lleva un año.
“Ella me motivó también a ayudar a las personas. Esta experiencia es muy positiva. Hacíamos actividades con niños y ahora este es el primer año que estoy también en el hospital con los pacientes con cáncer. Es una experiencia más bonita porque estamos en contacto con ellos, les motivamos, les apoyamos e intentamos hacerles sentir que no están solos en esta lucha”, detalla.
“Estoy ahí para ayudar a que ellos no se sientan solos ni mal, sobre todo en el caso de las personas mayores. Esto también es una lección para los jóvenes ya que hay algunos que están con el cigarro o con el alcohol, con lo malo que eso es y que muchas veces está produciendo cáncer”, explica.
Sheila, aunque lo sea, no busca ser un ejemplo para otros jóvenes, pero sí anima a otros a que se sumen al voluntariado y no tengan dudas de que “esta es una de las mejores experiencias de la vida”. “Será una buena experiencia para ellos”, les alienta con una sonrisa, la misma que ellos quieren dibujar en quienes apoyan diariamente.
Los voluntarios
El voluntariado "es emocionante"
El voluntariado “llena”. Así lo define Sheila, para quien esta misión engrandece el alma y le llena de una “sensación muy agradable”. El poder ayudar a una persona y apoyarle cuando “se siente tan mal por dentro” es lo mejor de esta labor.
Una experiencia humanizadora
Malika Bumedian, una luchadora junto a Samir
Aunque si hay un caso que ha marcado toda la experiencia de Bumedian en el voluntariado ha sido el de Samir y su madre Saadia. “He estado 8 años luchando con él día a día. Lo conocí en el hospital, lo trajeron de Cádiz, y junto a su madre fuimos entablando una relación. Con Samir ha sido una cosa que jamás en mi vida había vivido. Y de Saadia no tengo palabras, una madre viviendo 8 años en un hospital, para mí es lo más grande que hay. Una madre que siempre estaba pendiente de su hijo”.
“Gracias a Dios la asociación siempre le ha brindado su ayuda, a pesar de que no pertenecían a ella. Pero no me importaba, yo estaba ahí luchando con ellos. De Saadia es una mujer que he aprendido mucho con ella. Ella me ha enseñado mucho más que yo a ella. Una mujer que me ha enseñado la paciencia, el cariño, el amor a las personas, es algo muy bonito”, sentencia.
En detalle
La experiencia del voluntariado
En estos 8 años que lleva Antonio Martín ejerciendo como coordinador de voluntariado, ha explicado que tiene experiencias “como personas que hemos atendido”.
“Cada una es especial porque detrás de cada persona hay una vida y una familia, entonces para nosotros son todos especiales. Si es verdad que cuando se trata de una persona joven, una vulnerable o con la que tenemos un contacto más extendido en el tiempo sí que nos da una especial pena. Entonces también tratamos de autocuidarnos, y cuando un voluntario se siente sobrecargado se le aconseja parar y que vuelva un tiempo después. Es tan importante ayudar a los demás, como cuidarte a ti mismo y saber poner los límites”.
Muchas gracias haceis una labor increible.
Muchísimas gracias por esa labor desinteresada en beneficio de esas personas enfermas. Gracias Gracias Gracias.
Gran labor de ese equipo humano. Gracias
Hacéis una labor inmensa. Gracias por todo.