El Partido Popular de Ceuta no tiene que ser tan macarra. No le hace falta. Es normal que estén nerviosos. Tanto lo están que hasta las listas han salido como un churro, cogiendo de aquí y de allá para coser un tapete que no hay quien entienda.
En la sede de Ainara no tienen que ser macarras. Tampoco están en condiciones de dar lecciones a nadie, por eso sorprende el tono de sus comunicados y sobre todo sus advertencias.
Desde hace meses las barriadas se han convertido en objetivo de los partidos, unos partidos que están buscando votos hasta debajo de las piedras y que han recurrido al malestar vecinal para prometer lo imposible y llenar de esperanzas a los que en pleno siglo XXI te siguen reclamando algo tan básico como cuatro contenedores o que no le levanten la misma acera 20 veces para volver a construirla igual de mal.
Las guerras políticas son entendibles, pero no las amenazas rastreras sacando a pasear una falsa moral. Y eso es lo que el PP nos regaló este sábado con un comunicado de prensa que no había por dónde cogerlo. Querían contestar al PSOE y no eligieron mejor escudo que hacerse los macarras de barrio.
“Una de las ventajas de Ceuta es que casi todos sabemos de dónde venimos cada uno y lo que hemos hecho o no hemos hecho”, nos dicen los moralistas del PP en esa nota. Y claro, a mí me gustaría que estos señores y señoras tan puros y puras que se reúnen en Ainara nos cuenten qué es lo que saben sobre de dónde viene uno o qué ha hecho o deja de hacer.
Si fueran más valientes y menos macarras lo dirían. Porque lo fácil es tirar la piedra y esconder la mano, lo que pasa es que en ocasiones la mala puntería te puede llevar a darte de frente con tus propias aseveraciones pésimas, inoportunas y desviadas.
A mí me importa bien poco las lecciones que nos quiera dar el PP. Me importa bien poco porque no están en condiciones de dar ninguna. No lo están ellos ni tampoco los demás partidos. Si empezamos a jugar sucio, a creernos los santurrones del pueblo y a soltar indirectas cobardes vamos a empezar la campaña tan mal que solo conseguirán que la ciudadanía plante a una clase política que ejemplifica con matrícula de honor lo que nunca se debe hacer.