Larga comparecencia del delegado del Gobierno para analizar la situación de la frontera y explicar las reuniones que había tenido en Madrid con tres secretarios de Estado. Lo cierto, es que se pueden obtener muchas conclusiones de todo lo explicado por el propio máximo responsable de la Administración General del Estado en Ceuta. Queda demostrado que las gestiones ante Madrid se están haciendo, que las medidas de andar por casa se han puesto en marcha, algunas de ellas tarde, como la cuestión de los embolsamientos, de los que ya se venía hablando antes de acabar el año pasado. Lo cierto es que nos enfrentamos todos ante el problema más importante de Ceuta de los últimos decenios, que está adquiriendo exponencialmente unos tentáculos que pueden terminar por terminar de ahogar una maltrecha economía como la nuestra que sustenta con pies de plomo en muy pocos campos. Aquí, no es cuestión de unos y de otros, sino que, de verdad, alguien entienda que Ceuta es frontera sur de la Unión Europea, tanto para lo bueno como para lo malo y no únicamente para lo malo. Se ha hablado de ello muchas veces, se ha repetido hasta la saciedad, pero ha llegado el momento de que, tanto en Bruselas como en Madrid tomen conciencia de la dimensión de este problema. Una dimensión que se escapa a Ceuta.