Las II Jornadas Internacionales de ‘Las fronteras de la Seguridad Social en la Unión Europea e Iberoamérica’, celebradas este lunes en la Biblioteca Pública del Estado Adolfo Suárez de Ceuta, no sólo han prestado atención a la situación particular de Ceuta sino que se han servido de otras experiencias bilaterales entre diferentes países para sacar conclusiones al respecto. En esta ocasión, la invitada internacional ha sido la investigadora Gabriela Mendizábal, la vicepresidente de la Academia Mexicana de Derecho del Trabajo llegada de la Universidad de Morelos, que dio la conferencia inaugural detallando el convenio entre su país y España además de conocer de primera mano el caso marroquí.
En referencia a la traslación de la experiencia iberoamericana a la cuestión hispano-marroquí, Mendizábal considera “importante reconocer que esas relaciones binacionales siempre son positivas y entender que el derecho humano traspasa fronteras”.
Asimismo, afirma que “lo que tendríamos que entender es que esos convenios no están ligados a una situación política o económica y la parte más importante es que estos instrumentos posibilitan el reconocimiento del derecho de las personas más allá de una frontera independientemente de si son trabajadores, turistas o estudiantes porque logran dar protección”.
Esta profesora mexicana experta en Derecho del Trabajo, que ha visitado Ceuta por primera vez, valora “muy positivamente” el trabajo de España en la protección de los derechos humanos en el ámbito de los migraciones con “un impulso bastante fuerte estando muy activa en el caso del convenio iberoamericano multilateral de materia de Seguridad Social que recoge las relaciones entre los países de la Península Ibérica y los de Latinoamérica”.
Mendizábal, a la que este lunes no le había dado tiempo a conocer de cerca la frontera del Tarajal, explica que a “la migración solo se toma en cuenta cuando hace ruido en cuanto a su magnitud, cuando los volúmenes aumentan y generan problemas es cuando a los países y los políticos les llama la atención, pero se trata de un un derecho humano que hay que atender porque las personas tienen la posibilidad de moverse y generar flujos migratorios ordenados”.
La académica considera que es el reto de todas las ciudades, más aún en el “interesante caso de Ceuta para la migración y la Seguridad Social”, es el de generar integración y no tanto asimilación de los migrantes.