La mayoría de los que van a leer este escrito no entenderán bien lo que quiero decir. Y es normal que no lo entiendan, pero esos políticos que se habían dejado llevar por supuestas presiones de terceras personas sí que lo entenderán perfectamente. ¿A que sí?
Hay políticos y políticas que se piensan que pueden hacer lo que les de la real gana y se pasan por ahí mismo los derechos de algunos funcionarios, les da lo mismo que tengan un mes de antigüedad o que tengan bastante más de 30 años.
Ningunear a un funcionario, aunque para ello puedan terminar cometiendo más de un delito parece importarles muy poco. Luego les pasa, lo que les pasó a más de uno/a cuando la policía judicial entró en el Palacio de la Asamblea como consecuencia del caso Emvicesa, que terminó faltando papel higiénico en los baños.
Si se hace un decreto totalmente legal y ajustado a derecho, bajo ningún concepto se debe quedar “bloqueado” o intentar de anularlo por interferencias de unos representantes que no representan a nadie, más bien solo se representan a ellos mismo, y lo único que claman es venganza de una manera ruin y torcitera por algo que nunca tuvo nada que ver con la función pública.
Al final, la justicia, no la divina, la terrenal ha puesto las cosas en su sitio sin tener que llegar a los juzgados donde hubiese sido demoledor para aquellos listos que se piensan que los demás son tontos. Dice un refrán que por “la boca muere el pez”, y también podría ser extensible para algún político. Esta vez, está claro que los lectores no van a saber el fondo, pero la vida sigue.
Gracias a todos aquellos políticos, cargos políticos, representantes de los trabajadores... que no se dejan corromper, que haberlos los hay. Y a esas personas que con ánimos de venganza han intentado utilizar toda una administración pública con fines partidistas, desearles que les vaya bien, pero que eso no se hace, entre otras de las cosas porque les puede terminar acareando problemas judiciales.