Tus pensamientos penden de un hilo. Se les ve muy cerca de ti.
Temes cosas muy evidentes.
Sabes más que nosotros, por estar allí dentro.
Sin embargo, entiendes nuestra preocupación.
La fiebre del turbante.
Los desaires de nuestros vecinos.
El tenemos que entendernos.
Pero mira que somos tontos.
Ni una, ni otra. Solo los intereses de quien tiene la sartén por el mango.
Un tercer país con las ideas claras de sacar sus productos a un mercado.
Que quiere renovar los acuerdos cada vez con menos periodos de tiempo.
Que cuando hacía pactos de pesca exigía un número de tripulantes de su nacionalidad.
Se les ve el plumero.
Solo son sombras que quieren todo para ellos.
Y nosotros somos los tontos del barrio que aceptan su protección.
Hoy era poco. Ahora quieren ser los grandes capos.
Pues ese es el tema.
Los traficantes hacen cosas para meterse en el bolsillo las grandes cantidades de dinero.
Pero, ¿cómo se puede contrarrestar esto?
Evitando que haya esa algarabía.
Tráfico ilícito de drogas.
Dispensar, en lugares determinados, este espécimen que tantos beneficios trae a unos pocos en contra de la salud de muchos.
Pero con una simple receta médica.
Aquí sí que le hemos cerrado el negocio de muchos.
Esos que vienen a aprovisionarse de esas bellotas para colocarlas en los lugares determinados.
Cada lugar tiene su sitio de atención al público.
Recuerdo en Sevilla un lugar muy atractivo, junto a la Torre del Oro.
En cuanto a los que desean entrar en Europa por las vallas. Debo de recordar que cada país debe de tener una legislación que sea para defenderse de estos abusos que tenemos por ser muy buenos y a la vez tontos, pero no muy tontos. Ya que el futuro no es para nadie sino para nosotros.
Ayudas para los necesitados nacionales. Que se han visto muchos y más que mucho durante la pandemia.
Y si sobra pues lo podremos repartir en los países que les haga falta.
Pero señores nos están invadiendo y no somos capaces de reaccionar.
Me dicen los pobres guardias civiles del perímetro que están locos por no saber lo que deben de hacer.
En la actualidad no hay un protocolo.
Existe eso sí una incógnita.
Esa es la que hay que destapar y buscar soluciones.
Pero no para mañana.
Sino para ya.
Sino para que están allí.
Para hacer bulto, o para defender nuestro suelo español.