Una vez más –dos en esta semana- los inmigrantes subsaharianos asaltan la frontera utilizando una violencia desmedida contra los guardias civiles que tienen el encargo del Gobierno de proteger el perímetro fronterizo y salvaguardar la seguridad ciudadana. Esta semana ha sido Melilla, no tardará que ocurra en Ceuta. Unos asaltos organizados en los que han utilizado garfios, palos, piedras y botellas.
Desde AEGC nos preguntamos si el primer escalón para proteger los perímetros fronterizos de ambas ciudades autónomas son los guardias civiles. Eso parece, cuando 2.500 personas intentan acceder a Melilla garrote en mano contra guardias civiles indefensos. Indefensos ante miles de asaltantes armados con garfios, palos, piedras, botellas y, para evitar los asaltos, unos pocos guardias civiles con una defensa de goma.
En AEGC nos preguntamos si no existe ninguna herramienta capaz de alertar y prever el asalto a los perímetros fronterizos para poder frenarlos con un número de efectivos razonable al número de asaltantes que pretenden violentar nuestro país. La respuesta, al parecer, es que no y, si los hay, estaban de descanso continuado. La cuestión es, para los que no lo vean claro, evitar que los inmigrantes violentos logren sus objetivos y, sobre todo, y lo más importante, proteger a los guardias civiles porque esa falta de alerta y previsión pone en peligro la integridad física de nuestros compañeros.
La Asociación Española de Guardias Civiles ha denunciado en multitud de ocasiones que los asaltos violentos están organizados por las mafias que explotan a los inmigrantes. Unas mafias que inculcan a los asaltantes que el objetivo es pasar, sea como sea, es decir si hace falta, agrediendo a los agentes, porque si consiguen llegar a Ceuta o Melilla no los rechazaran, aunque el asalto sea violento, aunque se ponga en riesgo la vida de los guardias civiles.
El objetivo de las organizaciones criminales que explotan a los inmigrantes es que logren pasar, sin importarles el sufrimiento que pueden provocar, porque el resultado les llena los bolsillos y se aseguran nuevos clientes. No existe una ley que perturbe sus pretensiones, que haga entender a los inmigrantes que la violencia no es el camino que, si logran llegar ejerciendo la violencia o valiéndose de grupos que la ejercen, han dejado de ser inmigrantes irregulares para convertirse en presuntos delincuentes. Debemos trasladar este mensaje inequívoco, porque en los países democráticos no se adquieren derechos empleando la violencia y, por tanto, serán y deben ser retornados de forma inminente.
Pueden pensar que en AEGC somos muy pretenciosos porque pedimos una ley para combatir a estas organizaciones criminales. Una ley para proteger a los guardias civiles y, por supuesto, proteger nuestras fronteras, porque es nuestra obligación. Esa es nuestra misión y estamos dispuest@s a cumplirla, pero eso no nos impide hacer llegar a la sociedad la indefensión en la que nos encontramos y hacer llegar a los responsables del Ministerio del Interior la urgencia de legislar para que los asaltos violentos no sean garantía de conseguir el permiso de residencia o de libre circulación por nuestro país.
Desde AEGC llevamos años reclamando más medios materiales y de autoprotección, la ampliación de plantillas y, con más necesidad desde que se retiraron las concertinas, porque los actuales medios son superados con facilidad.
Nosotros sabemos, y el Ministerio del Interior también lo sabe, que la inmigración no va a dejar de llegar y, por esa razón, insistimos en la necesidad de leyes, medios materiales y humanos. Leyes para proteger a los guardias civiles. Leyes para proteger a los inmigrantes de estas mafias y, por supuesto, mecanismos y herramientas que eviten que 2.500 inmigrantes asalten por sorpresa nuestras fronteras.
Lo que hace falta es un Gobierno, sea del color que sea, que ponga leyes nuevas que impidan esas invasiones, aumento del personal y dotación de material defensivo ante agresiones como las que xe están dando en los saltos de valla tanto en Melilla como en Ceuta.