El secretario general de Instituciones Penitenciarias, Ángel Luis Ortiz, ha agradecido este viernes en nombre de ese departamento a la Guardia Civil de Ceuta su “compromiso” con la prisión de Mendizábal en “unas labores esenciales para la seguridad del centro” como es el control de la entrada y salida de drones. Un fenómeno que está afectando a la cárcel ceutí hasta el punto de convertirse en una de las que mayor presión soporta de este tipo sobre todo por su ubicación, cerca del vallado.
“La aparición de ese tipo de aparatos sobrevolando centros penitenciarios en toda España durante el año pasado y lo que llevamos de este es un problema que afecta a su seguridad, pero en esta ciudad el compromiso y la actuación de la Guardia Civil para su derribo nos está permitiendo tener la cárcel en condiciones óptimas”, se ha congratulado ante los periodistas.
Según Ortiz, a lo largo de todo 2021 y lo que va de 2022 se ha interceptado un total de 22 aparatos no tripulados que “de una forma u otra, directa o indirectamente, parece que tenían como objetivo el centro penitenciario” local. Ha confirmado así el contenido del reportaje que ya publicó El Faro de Ceuta sobre el decomiso de drones que se llevan a cabo gracias a la implicación de los funcionarios de la penitenciaría.
En los últimos meses se ha logrado abortar el envío de mercancías, como drogas o teléfonos móviles, dirigido a presos de la cárcel. Con el manejo de estos drones, quienes los controlan son capaces de depositarlos en las propias zonas exteriores de las celdas, constituyendo un grave problema para la seguridad. El Instituto Armado hace controles permanentes para evitar la intrusión de estos elementos ajenos que tienen como destino a la población reclusa que mantiene su privación de libertad en la ciudad.