La Brigada de Seguridad Ciudadana de la Policía Nacional se encarga de velar por Ceuta a través de diversas unidades, orientadas a la prevención y también a la intervención de la delincuencia en todos sus formatos. Su labor abarca no solo el aspecto delictivo, desempeñan, también, una importante función humanitaria con asistencias e intervenciones que, en numerosas ocasiones, ayudan a salvar vidas. Son los guardianes de la ciudad. Policías con un alto grado de implicación que cada día se visten el uniforme para velar por nuestra seguridad.
La Brigada de Seguridad Ciudadana de la Policía Nacional en Ceuta está integrada por Participación Ciudadana, GAC, que es el Grupo de Atención al Ciudadano conocidos como los Zetas, la Unidad de Prevención y Reacción (UPR), la Unidad de Guías Caninos, la Policía de Transporte, Seguridad Privada, la USP, que son los policías que trasladan a los detenidos de la prisión al juzgado, y el servicio del 091, desde donde se filtran las demandas de los ciudadanos vía telefónica, poniéndose en marcha el operativo que sea necesario en cada caso.
Para asegurar la calma en una ciudad como Ceuta el mecanismo que conforma esta brigada no puede para de funcionar; 24 horas, los siete días de la semana. Día y noche en guardia para mantener el control con prevención, reacción e intervención.
Con la luz del sol, el trabajo suele ser más relajado. José Manuel Maestre Martín, subinspector encargado de la Coordinación de Servicio de la mañana, explica que se van relevando por turnos y que tanto por el día como durante la noche siempre está la figura del coordinador, que además de mantener su presencia activa en las calles hace de puente entre las intervenciones y la Jefatura de la ciudad, informando debidamente de los detalles de cada operación.
Bajo la luz del sol la ciudad es más tranquila, aunque no falta nunca el trabajo
Aunque siempre hay movimiento, asegura que últimamente la ciudad está más tranquila: “Parece que la delincuencia está más controlada con la pandemia y el cierre de la frontera, no hay tantas incidencias como antes, aunque no falta el trabajo”, explica.
Una aparente calma que puede romperse en cualquier momento, por lo que jamás bajan la guardia, aprovechando cada minuto para desarrollar trabajos de prevención y entrenar en todo tipo de escenarios para estar preparados para enfrentarse a cualquier situación.
Algo que realiza a diario el equipo de la Unidad Especial de Guías Caninos. Un grupo compuesto por seis personas y once perros altamente especializado en explosivos y detección de drogas en el que se encuentran algunos de los mejores perros policía del país y el único dóberman operativo en una unidad de este tipo en España.
El subinspector responsable de los Guías Caninos, Miguel Ángel Álvarez, explica que el día a día en esta unidad es entrenar y entrenar: “Son perros muy instintivos, que necesitan desahogarse, trabajar y jugar para estar tranquilos. Además de practicar cada jornada, hacemos mucho ejercicio físico porque es muy importante que mantengan un estado físico óptimo que les permita aguantar firmes en cualquier operación”, señala.
Toro, Lili y Lola son los protagonistas de la jornada. Un imponente dóberman y una avispada pastor alemán expertos en explosivos, y una palpitante pastor belga especializada en detección de drogas, a los que salir a la calle a practicar les parece un juego y lo disfrutan al máximo.
“Hacemos prácticas con los perros con explosivos y drogas y vamos cambiando de lugares y aumentando la dificultad para su crecimiento, con un calendario de escenarios para que cuando tengan que ir de verdad no pongan ningún impedimento ”, argumenta el guía.
Entrenamientos como el realizado por Lili con el policía Felipe en el parking del centro comercial donde con un puntero láser envían la orden a distancia al perro para que vaya a un punto concreto con el fin de trabajar posibles acciones en las que no fuese posible acercarse a un objetivo. O el desarrollado por Toro en la Estación Marítima, donde fue escondido material explosivo en mínima cantidad en una papelera y se dejó al animal suelto para su detección, que fue efectuada con rapidez y rotundo éxito.
Lola trabajó en el interior de la estación, donde se colocó droga en un punto concreto y el animal lo encontró con una efectividad sorprendente, quedándose firme ante el hallazgo con lo que se denomina ‘marcaje pasivo’, hasta que su instructor, Miguel, la liberó y, por supuesto, premió su buena respuesta con juegos y palabras de cariño.
Y es que, el vínculo perro-guía es palpable en está unidad: “La unión entre el perro y su policía es fundamental, la mayoría viven con nosotros, compartimos la vida; tanto en el plano laboral como en el personal. Viajamos, nos vamos de vacaciones…, son perros que trabajan muy bien precisamente porque son felices y tienen mucha confianza en ellos mismos porque nosotros estamos a su lado, los cuidamos, les enseñamos y los queremos”, comenta Álvarez.
Entre sus funciones diarias están, también, las relacionadas con la prevención de delincuencia, con requisas preventivas de seguridad en edificios oficiales a primera hora de la mañana y participación en planes como el de Comercio Seguro, que ejecutan en lugares como el Centro Comercial de la ciudad. Además de estar en alerta prestos a intervenir en cualquier momento si se diera en la ciudad alguna catástrofe.
Una Unidad de la que estar orgullosos en Ceuta y en la que está el guía canino más antiguo del país, Pedro, que lleva al pie del cañón desde 1985 y conserva la misma ilusión que el primer día. Una pasión por su trabajo y por los animales que se respira en todos los que dan forma a esta gran Unidad de la Policía.
Al frente del grupo operativo de Seguridad Privada, otra de las unidades de Seguridad Ciudadana, está el jefe accidental de la Brigada, el inspector José Luis Fernández Peire, quien explica que en Ceuta están habilitados 1.370 vigilantes de seguridad, 24 vigilantes de explosivos, 232 escoltas, 32 jefes de seguridad, 68 directores de seguridad y 3 detectives privados y que su equipo está compuesto por 481 vigilantes, dos jefes de seguridad, un detective privado y un director de seguridad. El trabajo de esta unidad es realizar inspecciones y controles en bancos, entidades de crédito, joyerías, gasolineras, administraciones de lotería y establecimientos de juego, así como el deposito y transporte de fondos. Otra de sus funciones que desempeñan es la de ser interlocutor policial territorial sanitario, manteniendo contacto con ellos para atenderlos con todo lo relacionado con incidencias por agresiones o insultos.
Participación Ciudadana, con Alejandra y Roberto al mando, se encarga de mostrar a los más pequeños los peligros a los que se pueden enfrentar, con charlas en colegios sobre ciberdelincuencia y acoso escolar, y a través del Club de los Secretos, desde donde enseñan cómo desenvolverse ante el acoso y a pedir ayuda si les pasa algo. Una unidad que también se ocupa de visitar a los mayores en las residencias para asegurarse de que todo está bien.
La sala del 091 es el corazón de esta Brigada. Un espacio donde se reciben las llamadas de los ciudadanos y se coordinan las actuaciones derivadas de ellas. Un servicio activo los 365 días del año para que cualquier persona pueda tener a la Policía cerca cuando la necesite.
La delincuencia, sorprendentemente imprevisible
Durante el día, el trabajo de prevención es el que impera en Ceuta, aunque siempre según la jornada porque el mundo de la delincuencia es sorprendentemente imprevisible. Al caer la noche, los equipos de Seguridad Ciudadana salen a las calles conscientes de que todo puede pasar de madrugada. Los fines de semana, sobre todo, cuando el alcohol se suma a la partida y cuando los que hacen el mal parecen no descansar haciendo que el trabajo se intensifique para estos agentes del orden.
El equipo de guardia se da cita en el llamado Punto 1, las instalaciones de la Policía Nacional en San Juan de Dios, desde donde organizan el trabajo y se preparan para intervenir allá donde se les necesite. Mientras comienza el operativo, la primera acción pasa por acudir a las naves del Tarajal donde el inspector coordinador de la noche, Isidro Ramiro, explica que van para intentar recabar información sobre robos y agresiones que se están dando en esa zona, así como mostrar presencia policial en una ronda que hacen con frecuencia.
Al acudir a las naves, se aprecia que hay menos gente que hace unos meses, con un módulo dedicada a aislar a los casos de covid. En los barracones, los alojados fuman en la puerta, viendo pasar las horas. Uno de ellos no duda en acercarse a Ramiro para exponerle su situación: “En la bajada de las naves se pone una pandilla de jóvenes y a todo el que pasa lo grillan. A mí no me gusta los abusos porque por solicitar un cigarro me dieron 30 puntos en la cara; hace unos días me mandaron una bala diciéndome que o quitaba el juicio que tengo pendiente o la próxima sería en la cabeza”, declara asustado este albergado de unas instalaciones donde dan cobijo a los inmigrantes que llegan de forma irregular a la ciudad.
Según el coordinador, la noche no tiene un patrón establecido, cada día es diferente y hay veces que todo parece estar tranquilo y, en un instante, suceden varias cosas a la vez. “El clima, señala, influye mucho; en verano hay más delincuencia, por ejemplo. La madrugada es completamente imprevisible no sabemos lo que nos deparará, aunque la actividad policial se suele centrar en problemas de riñas, violencia de género, incendios, quema de contenedores y vehículos, peleas en bares y algún robo con violencia”, relata el inspector.
De vuelta a San Juan de Dios, los componentes de la UPR, la Unidad de Prevención y Reacción, uniformados y armados, se montan en la furgoneta blindada para salir a la ciudad. Primera parada, control de drogas en la Avenida Otero, donde buscan estupefacientes y personas reclamadas judicialmente, aunque sin resultados.
La noche está sorprendentemente tranquila, no hay apenas avisos y parece que la quietud invade una ciudad que duerme aislada por el covid y refugiada de un frío de enero que cala los huesos. Aunque siempre hay excepciones que rompen todas las reglas.
De ronda por Loma Colmenar, suena la radio, un aviso. Una señora mayor se ha caído en su domicilio y está atrapada. Una patrulla de los Zeta se persona en la vivienda para asistirla. La puerta está cerrada con llave. Los bomberos se afanan en abrirla de alguna manera, para evitar tener que echarla abajo porque saben el perjuicio económico que ello conllevará para la afectada. A pesar de intentarlo por todos los medios, la puerta se resiste y, finalmente, toca romperla para poder entrar; los minutos cuentan en este tipo de situaciones. Al acceder al domicilio, los dos policías cambian de registro, toca ser humanitario, tranquilizar a la persona, darle abrigo, ver sus necesidades para avisar a los sanitarios y, sobre todo, hacer que la anciana se sienta reconfortada y segura. Está sola, con la única compañía de sus marcos de fotos y de un perro, que no se separa de su lado y al que le faltó hablar cuando la policía llegó a ayudar a su ama. Momentos duros, intensos, pero que valen la pena vivir. Así lo explican los dos jóvenes agentes, que aseguran que “por muchas intervenciones que se hagan de este tipo, nunca dejan de tocar el corazón, porque todos tenemos abuelas y madres y es inevitable llevárselo al terreno de lo personal”.
En torno a las cuatro de la madrugada, la actividad se concentra en el Poblado Marinero, donde la UPR acude para evitar altercados, porque el ocio nocturno siempre suele dar trabajo, según los agentes. Peleas, robos con violencia o demasiado alcohol ingerido son las situaciones más usuales en esta parte de la ciudad donde los jóvenes se divierten mientras Seguridad Ciudadana vigila para que no tengan que preocuparse por nada.
Prácticas con explosivos y drogas
La Unidad de Guías Caninos entrena para actuar en cualquier escenario
La Unidad de Guías Caninos de Ceuta está especializada en detección de drogas y explosivos, una complicada labor para la que cada día realizan simulaciones con el objetivo de mantener un nivel de excelencia que los ha convertido en uno de los mejores grupos de este sector de todo el país. Sus intervenciones son impecables y el vínculo perro-policía, admirable y ejemplar.
La madrugada en Ceuta
La noche es imprevisible en una ciudad donde la calma puede romperse en cualquier momento
El frío de enero hizo que la madrugada fuera relativamente tranquila para los agentes activos. Un sosiego que no les hizo bajar la guardia ni un minuto, porque, en Ceuta, se puede pasar de la nada al todo en cuestión de segundos. Robos con violencia, incendios provocados, quema de contenedores y vehículos, tenencia ilícita de drogas, peleas en establecimientos, comas etílicos por ingerir demasiado alcohol o casos de violencia de género son habituales en las madrugadas de la ciudad. La prevención es imprescindible para evitar altercados mayores, pero, a veces, son también inevitables. Como lo son, también, los episodios de ataques a la Policía Nacional, que se juega la vida al ponerse el uniforme para ir a trabajar de madrugada. Los apedreamientos en barrios donde no gusta su visita se repiten con demasiada frecuencia, el último, hizo que una piedra impactase contra el cristal de uno de los vehículos de Seguridad Ciudadana con tanta fuerza y velocidad que poco faltó para que traspasase la pantalla de seguridad e impactase en el policía que conducía. Historias que narran mientras circulan de madrugada para asegurar que todos estamos a salvo.
En detalle
El trabajo de prevención y concienciación ciudadana forma parte de esta Brigada
La Brigada de Seguridad Ciudadana no solo se ocupa de actuar contra la delincuencia, también trabaja para prevenir y proteger al ciudadano, con iniciativas como la de Comercio Seguro o con charlas en los colegios dedicadas a mostrar a los más pequeños los peligros que los acechan.
091, el corazón del sistema
El teléfono de la Policía Nacional sirve de nexo entre los ciudadanos y los agentes
El teléfono del 091 está en funcionamiento 24 horas al día, los 365 días del año, para dar a los ciudadanos de Ceuta una vía de conexión directa con los miembros de la Brigada de Seguridad Ciudadana. Cada vez que entra una nueva llamada en esta sala, se activa el mecanismo y la rueda comienza a girar. Los encargados de gestionar este departamento atienden al afectado y, en caso de ser necesario, coordinan el tema con la unidad necesaria para que acuda de inmediato a dar la asistencia que se precise.
En detalle
La Policía Nacional realiza intervenciones de carácter humanitario, una intervención salva vidas
La Brigada de Seguridad Ciudadana no solo realiza actividades para luchar contra la violencia y prevenirla, también intervienen en operaciones de carácter humanitario. Como en este caso, en el que el trabajo fue asistir a una mujer de avanzada edad que se había caído en el interior de su domicilio y estaba atrapada. El 112 contactó con el 091 y una patrulla de los zetas acudió a la vivienda donde los bomberos se esforzaron por abrir la puerta, que finalmente tuvo que ser derribada para poder atender a la anciana. Al acceder al domicilio, el papel de los agentes fue crucial para dar tranquilidad a la afectada y consolarla, cuidando de ella con una sensibilidad admirable, mientras aguardaban la llegada de la ambulancia e intentaban contactar con algún familiar para informarle de lo sucedido y, sobre todo, para que acudiera al domicilio porque se iba a quedar abierto durante la noche y vacío. La mujer fue trasladada al hospital de Ceuta.