Viene aquí un intento de situar la salud mental dentro de la circunstancia mayor, que es el universo, y así poder entender su valor.
Para ello voy a apoyarme en unos magníficos videos de divulgación científica que visioné en YouTube, a cargo de un simpático físico argentino. Al cabo, me quedó claro que, si hay algo constante en el cosmos eso es el comportamiento de la luz.
Para el razonamiento que nos interesa diremos que todo aquello que está sujeto a las leyes de la física es una realidad objetiva.
Sin embargo, y raíz de un proceso evolutivo, nació el ser humano, cuyo principal atributo era la capacidad de razonar, la función mental más compleja.
Esto supuso un hito dentro del universo, ya que entonces, la existencia, subordinada a las leyes de la física, pasó de ser una realidad objetiva a ser una realidad interpretable, subordinada al escrutinio de la razón y de los sentidos.
Es decir, ante un mismo objeto de observación pueden aflorar realidades distintas. En puridad, podemos concluir que la mente es el vehículo de la subjetividad, y que cada persona tiene una forma de ver el mundo.
Seguimos: dependiendo de los condicionantes vivenciales de una persona su ciclo vital puede percibirse como una experiencia placentera, saludable, basada en el disfrute de la belleza; o bien, puede acabar siendo una experiencia dolorosa, socavando la salud mental de partida.
Ya solo quedaría identificar cuáles son esos condicionantes que determinan el signo de la experiencia vital, o mental en todo caso.
Aunque si hay que poner un ejemplo ese sería el destino. Por razón de destino, gran parte de los eventos de la vida vienen predeterminados, siendo la vida tanto más azarosa cuanto menos recursos existan en el entorno, y también por motivo de discapacidad.
Otra analogía recurrente para delimitar el universo de la subjetividad es tomar la vida como si fuera un libro. Todas las personas hacemos lectura del libro de la vida, de los elementos de la naturaleza, de las fechas de la historia, de las dinámicas sociales, y es así que la significación que hace cada lector es distinta y cada uno pone el foco en algún lugar.
La distinta significación, o interpretación del mensaje oculto en el hecho existencial, dio lugar a las diversas culturas o identidades.
Para terminar de señalizar el territorio de la subjetividad, hay que advertir que su vehículo, la mente, posee una constante de salud, que hay que vigilar con hábitos saludables y decisiones responsables, y esto es deber propio y de la sociedad en su conjunto.
ACLARACIÓN: No es mi intención discernir la relación mente-cerebro, uno de los mayores desafíos de la neurociencia. Me refiero en todo momento a la mente como sujeto del lenguaje, de la significación, del espacio simbólico y de los humores.