No es fácil vivir y criar a un niño en la barriada del Príncipe Alfonso. No es fácil, porque la inseguridad para el menor es mayor que en cualquier otra barriada y, sobre todo, porque el clima en el que se vive no es el más apropiado. Hablaba con un buen amigo del barrio y me decía que sus niños no salen solos a la calle y que cuando salen se van a otra barriada para jugar y pasear en la bicicleta. “Jugar o pasear por el barrio no es seguro, así que intentamos alejarnos para evitarnos problemas”.
Alejarse para no verse sorprendido con cualquier problema es lo que no pudo hacer Abdeselam, el churrero. Un hombre que se ganaba la vida honradamente atendiendo a sus clientes para dar de comer a su familia. La mala fortuna hizo que se encontrará con una bala maldita que le arrebató la vida y la posibilidad de poder disfrutar de su familia. Ese es el día a día de muchos vecinos de la barriada.
Este es el resumen de lo que sucedió y el precio que tienen que pagar el 99% de los vecinos del Príncipe por no tener dinero para comprarse una casa en un barrio con menos delincuencia. Pueden hacer cualquier otro análisis, pero la realidad es que la mayor parte de los vecinos son gente como usted o como yo y, por tanto, hacer juicios de valor sobre el conjunto de los residentes es una temeridad de los sucios de mente que, desgraciadamente, los hay y mucho.
“Los vecinos del Príncipe sufren la delincuencia en su día a día y además viven estigmatizados por los racistas. He leído comentarios que intentan culpabilizar al conjunto de los vecinos. Tres días ha tardado la Policía en poner a disposición a judicial a los presuntos responsables, algo tendrán que ver los vecinos”
Los vecinos del Príncipe sufren la delincuencia en su día a día y además viven estigmatizados por los racistas. He leído comentarios que intentan culpabilizar al conjunto de los vecinos: “Que denuncien a los delincuentes; que colaboren con la Policía; que eduquen a sus hijos”. Comentarios que obviaban que son los propios vecinos los que vienen reclamando presencia policial en la barriada. Tres días ha tardado la Policía en poner a disposición judicial a los presuntos responsables de la muerte de Abdeselam, algo tendrán que ver los vecinos.
He dicho en más de una ocasión que quitar el Puesto de Príncipe Alfonso y la Comisaría de Policía de la barriada fue un error y el tiempo nos da la razón, porque la conflictividad en la barriada ha ido en aumento. Se han intentado impulsar distintas medidas para mejorar la seguridad ciudadana, pero no han dado resultado. Medidas como hacer controles a la entrada y salida de la barriada, pero no ha resultado, porque una presencia intermitente no soluciona el problema.
La muerte de Abdeselam debe hacernos reflexionar sobre la necesidad de dotar a la barriada de una mayor y permanente presencia policial, porque esa presencia policial redundará en la seguridad del conjunto de la ciudad, porque la escoria no es estática y nos puede afectar a todos.
Merece la pena el esfuerzo.