Tras toda una vida dedicada a la enseñanza como maestro, aportando sus conocimientos a los demás y acompañando a sus alumnos en su desarrollo como estudiantes y como personas, Rafael Merino Campos ya disfruta de una merecida jubilación. Lo hace desde diciembre del pasado año, cuando puso punto y final a su carrera de docente, una larga trayectoria que comenzó en Ceuta allá por el año 1971. Como tantas cosas que han tenido que esperar por la pandemia, las restricciones que existían en la ciudad en esos meses hicieron imposible celebrar como era merecida esta jubilación.
Finalmente, tras casi un año después de hacerse efectiva la jubilación de Rafael, por fin, sus compañeros y amigos pudieron ofrecerle el homenaje que se merecía a este docente, tras una vida entera dedicada a la enseñanza escolar.
Una emocionante despedida que, según indican los profesores que asistieron a acompañar a Rafael en su fiesta de jubilación, se llevó a cabo manteniendo todas las medidas de seguridad y prevención indicadas por las autoridades sanitarias, para disfrutar de este día sin poner en riesgo a los asistentes al acto.
Una pequeña recompensa a este profesor, que tras comenzar dando clases en la ciudad de Ceuta, se trasladó para ocupar su primer destino definitivo, hasta la gaditana Estación de San Roque, donde Rafael permaneció durante nada menos que dieciséis años dando clases a diario, pasando por sus aulas generaciones y generaciones de alumnos a los que tuvo ocasión de ilustrar con sus conocimientos como profesor.
Tras un largo período fuera de casa, este maestro retornó a su Ceuta, concretamente a dar clases al por entonces Colegio Nacional Mixto, actualmente denominado como CEIP Maestro José Acosta. Un centro escolar donde este hombre puso todo su empeño, llegando incluso a ser su director.
Más tarde, con la llegada del curso 2002-2003, con la implantación que se realizó del primer ciclo de Educación Secundaria en los institutos de enseñanza secundaria, este profesor tomaría la decisión de adscribirse al IES Siete Colinas, donde desempeñaría su labor como jefe de estudios durante todos los años que le restaban hasta su jubilación.
Un merecido descanso con el que se pone fin a una vida dedicada a enseñar a los niños, sin duda una de las profesiones con más carácter vocacional de cuantas existen.
Poco quemado estará,siempre de cargo,con tantas horas de reducción,en fin enhorabuena,yo también docente,pero de la infantería.