Los últimos retoques de las obras de Villajovita de Ceuta están en su curso. El limpiado de cara que ha tenido la calle principal de la barriada, Calderón de la Barca, no cuenta con la aprobación de los vecinos que han mostrado, en más de una ocasión, su descontento con las ejecuciones.
En estos momentos, los operarios se encuentran terminando de pintar los aparcamientos que irán en ese calle, otro gesto que no ha sido del agrado de la vecindad, ya que aseguran que no se hubiera hecho lo mismo en otros puntos de la ciudad.
El Ejecutivo local ha decidido dejar para aparcamientos unos 5 metros, y pintarlo de 3 colores: verde, rojo y azul. En lo que se refiere a la zona verde, los ciudadanos podrán estacionar sus coches sin problema alguno, son los que están libres y se pueden ocupar en cualquier momento.
En lo que se refiere a la pintura roja, está prohibido aparcar ya que son los vados permanentes de los vecinos que pagan el impuesto por tener en esa zona su plaza de garaje. Por último, la zona que está pintada de azul está reservada para personas minusválidas y que tienen su plaza fija en el lugar. Este extremo ya ocurre en otros puntos de la ciudad, pero en el que solo se indica con la señal vertical en la acera.
Asimismo, desde la Consejería de Fomento se ha decidido colocar dos badenes para que los coches aminoren la velocidad y crear menos riesgos a los viandantes que normalmente transitan por ese lugar.
Pero, las obras, no cuentan con la aprobación de aquellos que conviven a diario en la zona y siguen teniendo la misma problemática que siempre. Por una parte, los vecinos reclaman que se coloquen de inmediato las papeleras por todas las calles ya que, desde que se retiraron, la basura reina por cada rincón.
Además, los vecinos de las calles adyacentes a la principal, que ha sido la que han modificado, se quejan de que siguen con el mismo asfaltado de siempre, deteriorado y que temen que lleguen las lluvias porque provocan bolsas de agua y acaban introduciéndose en los hogares.
En definitiva, unas ejecuciones que están llegando a su fin, pero que desde el principio no ha contado con la aprobación de aquellos que conviven en el barrio.