Cuando pensábamos que todos los partidos políticos se habían puesto de acuerdo en incluir la asignatura de ÉTICA Y Filosofía en la Enseñanza Secundaria obligatoria, leemos el nuevo currículo y no hay rastro ni nada que se le parezca sobre estas materias. ¿ Qué ha pasado? ¿Se puede eliminar de la noche a la mañana con premeditación, alevosía, nocturnidad y descampado un acuerdo que abrazaron todos los políticos del arco parlamentario?
Comprobamos que la Religión católica, El emprendimiento económico, las relaciones laborales, los conocimientos considerados “útiles” sirven para amparar este nuevo proyecto educativo que arranca por enésima vez sin consenso que valga.
¿Qué pasa con las humanidades? ¿Qué sucede con el pensamiento crítico, con la historias de movimientos que nacieron para abrirnos los ojos a otras posibilidades, a otras maneras de entender el mundo desde un paradigma distinto, desde una cosmovisión que trastocara los cimientos en los que las sociedades que se asientan en un anquilosamiento vacío de nuevas ideas. ¿Dónde educar desde la libertad, desde la responsabilidad, desde la razón y la argumentación de los hechos? ¿De dónde partiremos para crear una Democracia firme, arraigada en el inconformismo que nos enseñe nuevos caminos alternativos?
El gobierno socialista le hace un corte de mangas a muchos de sus votantes: La religión tendrá un peso importante en la Secundaria Obligatoria; menos mal que estamos en un país laico y aconfesional. De sacar esta materia de la escuela pública ni hablar, y eso que siempre andan con la cantinela de denunciar los acuerdos con la Santa Sede. La escuela pública vuelve a ser menos pública siempre que adoctrine y toda religión es adoctrinamiento pues plantea desde lo indiscutible un proceso de aprendizaje dogmático en una sociedad que ya no está apara esos trotes.
Sócrates volverá al congreso a beber su cicuta acatando la ley, pues para él la ley es sagrada, Platón se irá a su caverna, no discutiremos si las leyes son justas, si el divorcio es ético, si el racismo no tiene cabida en la sociedad. No plantearemos el sentido de la libertad ni de la responsabilidad, no abordaremos la pena de muerte, la eutanasia, la corrupción, el poder de los medios de comunicación. El imperativo categórico se enterrará en el olvido, el existencialismo, el emotivismo moral, Epicuro, Aristóteles, el Materialismo Histórico arderán en una pira como ardieron en la inquisición.
Sócrates volverá al congreso a beber su cicuta acatando la ley, pues para él la ley es sagrada, Platón se irá a su caverna, no discutiremos si las leyes son justas, si el divorcio es ético, si el racismo no tiene cabida en la sociedad
¿Cómo fundamentaremos los movimientos revolucionarios, la lucha feminista, Los Derechos de los Menores sin acompañamiento,? ¿Cómo explicaremos el holocausto, el invento de la bomba atómica, La Declaración Universal de los Derechos Humanos? ¿Qué sentido tendrá que los alumnos sepan “ Hacienda somos todos”, que formamos parte de un colectivo en el que la solidaridad garantiza el ESTADO DE BIENESTAR? ¿Desde qué punto de vista hablaremos de la homofobia, de la aporofobia y de todas las fobias sociales que delimitan la libertad de las minorías? ¿Podremos enseñar qué es la libertad de prensa? ¿Sabremos argumentar con razones de qué manera podemos defendernos del consumismo atroz, de los terraplanistas, de los que niegan el virus argumentando que es un invento de los marcianos? ¿Quién nos despertará del sueño dogmático? ¿ Sabremos qué es tener derechos y cómo se conquistan? ¿Entenderemos nuestras obligaciones y compromisos con el planeta y sus habitantes? ¿Seguiremos justificando a nuestro rey emérito porque es un intocable?
Sócrates en el Congreso desgañitándose, los profesores de Filosofía expulsados de los institutos, la memoria como arma, el aprende esto porque hay que aprenderlo; es lo que hay que saber para encontrar un trabajo, sacar un sobresaliente y ser el mejor expediente de la clase.
Mientras tanto, tendremos que buscar un mundo feliz en la play, el corte inglés, el TIC TOC o el Instragram. Nunca nos plantearemos un por qué ni un para qué. Saldremos con el título que nos capacita a seguir formar parte de la masa, porque Ortega Y Gasset ya no estarán para contarnos “la rebelión de las masas”.