La AECC en Ceuta sale a la calle el próximo jueves, 30 de septiembre, para dar servicio a familias vulnerables con cáncer. Para ellas, la organización pone a su disposición profesionales que ayudarán a las familias durante todo el proceso de la enfermedad ajustándose a sus necesidades con unos servicios que van desde ayudas económicas, asistencia jurídico-laboral, pisos y residencias, préstamo de material ortoprotésico o atención a la vulnerabilidad.
Además, de 2018 a 2021, la AECC ha incrementado un 73% en ayudas económicas, un 57% en la gestión de alojamiento o un 38% más en préstamo de productos de apoyo.
Este jueves, saldrán a la calle con 7 mesas y más de 20 personas voluntarias, situadas en: Plaza Azcárate, Plaza de los Reyes, Paseo del Revellín (frente a Zara), avenida Alcalde José Victori (lateral del mercado), Ayuntamiento, Hadú (mercado) y Puerto (cerca de Lidl).
Además, también se puede contribuir de manera digital a través de los códigos QR, a través de Bizum con el código 01046, concepto: Ceuta. Asimismo se podrá ayudar también vía sms al 28014 en la cual se hará una donación de 1, 20 euros.
Las voces del cáncer exponen una realidad poco conocida
En un encuentro informativo, cuatro pacientes, con sus testimonios, mostraron la otra realidad del cáncer poco conocida por la sociedad española. Cristina, Antonia, Carlota y Cristina, junto a Teresa López-Fando, coordinadora de Programas y Servicios de la AECC, pusieron de manifiesto la otra cara de la moneda del cáncer.
La pérdida de empleo, la incapacidad para hacer frente a los gastos corrientes o las nuevas necesidades que provoca el cáncer en la familia, son claros ejemplos de cómo se vive el cáncer desde la vulnerabilidad. Teresa López-Fando, señala que “es una realidad poco conocida que el cáncer provoque pobreza y desigualdad, no solo agravando la situación de vulnerabilidad en colectivos previamente vulnerables, sino empobreciendo a quien antes no estaban en esa situación”. Además, la pandemia ha agravado la situación. Así, desde diciembre del 2020, un 37% de las personas con cáncer han visto empeorada su situación económica y de ellas, un 16% ha empeorado tanto que ha tenido que realizar recortes severos, contraer deudas o solicitar ayudas económicas y todavía no se han recuperado.
La AECC ha hecho un esfuerzo por ayudar a esta parte de los pacientes con vulnerabilidad y ha incrementado un 14% los servicios de atención social de julio de 2020 a mayo de 2021, incrementándose las personas atendidas con vulnerabilidad laboral en más de un 50%, con un total de 21.000. Se da la situación de que todo el que ha acudido a la AECC a recibir atención social ha necesitado de más recursos de la organización debido a la complejidad de las situaciones personales.
Cristina Camuñas era el principal sustentador de la familia, pero, cuando le diagnosticaron cáncer, ella y su marido se encontraban en paro. “Si ya de por sí es duro tener que encajar un cáncer, sacar a tu familia adelante con 420€ mensuales se vuelve insufrible. No sabes para dónde tirar. No es lo mismo recibir esta enfermedad con una situación económica solvente a que te pille con problemas para llegar a fin de mes.”
Antonia Siquier, trabajaba de cocinera cuando le diagnosticaron cáncer de páncreas. Le dieron la baja, pero con lo que cobraba no llegaba a fin de mes. “Tener cáncer me creó dos problemas: la enfermedad y no tener recursos. Todo se agravó y no sabía qué era más grave, si el cáncer o no poder pagar las deudas”
Carlota Alexandre, paciente de cáncer de ovario era camarera de piso con contrato fijo discontinuo cuando le diagnosticaron la enfermedad “Después de estar toda la vida trabajando, con 48 años me veo sola y perdida, sin saber si podré volver a trabajar. La Asociación me ayuda con comida, con dinero para la hipoteca y en la búsqueda de empleo, pero sería bueno contar con algún tipo de ayuda y seguimiento a nivel institucional”
Cristina Campos, hija de una persona con cáncer, perdió su trabajo por las ausencias al tener que cuidar a su madre. “A los 6 meses agoté el paro y nos quedamos sin recursos en la familia. Las cremas, la necesidad de tener material de ayuda para la movilidad, y otros medicamentos que la seguridad social no cubre fueron cubiertos por la Asociación, así como alimentos. Mi madre falleció y yo actualmente aún no he podido volver a trabajar”.