“Estaba en segundo grado en Algeciras y le prometí al Medinaceli que si me daba el tercer grado lo sacaría a hombros al año siguiente. Me lo dieron y a los dos meses de estar aquí me dijeron que iba a sacarme. Fue una ilusión muy grande”. Así explica su experiencia el joven que cumplía una condena de tres años y que, por fin, ha hecho realidad su sueño de ser liberado por el Señor de Ceuta.
Tras la lectura del acta de liberación, el joven sustituyó a uno de los costaleros bajo las parihuelas del Medinaceli para finalizar el traslado hasta su Casa de Hermandad.
Un traslado que comenzaba a las seis de de la tarde desde la capilla de San Ildefonso. Como siempre, rodeado de una gran multitud y de fuertes medidas de seguridad.
Ambos titulares enfilaron el recorrido desde el Príncipe acompañado de la comitiva de autoridades civiles y de la junta de Gobierno del Medinaceli.
La parada de todos los años en la cárcel para la tradicional liberación tenía lugar una hora más tarde. Allí, se procedía a este entrañable acto al que no faltaba Lola del Monte para dedicar una saeta a este venerado Cristo.