Vecinos del Monte Hacho son los primeros que se han atrevido a tramitar de manera oficial una denuncia contra la Ciudad por los olores provocados por las obras del vertedero que ayer se notaron tanto en los chalets y urbanizaciones de la zona alta del Hacho -en las cercanías del centro de menores- como en la urbanización de Pueblo San Antonio y barriada San Amaro. Olores y no precisamente a “ceniza quemada”, como decía la Ciudad que olía en su día y que iba a oler la labor desarrollada por Dragados, sino a “estiércol” producido por los movimientos de los residuos correspondientes a las capas más bajas del vertedero de Santa Catalina.
No sólo han denunciado los olores los residentes en las barriadas cercanas, también quienes más los sufren, los trabajadores de la planta de residuos y que están directamente percibiendo el olor producido además de las posibles bolsas de gases aunque la Ciudad asegura que en este último paso está todo controlado por medidores.
No sólo han denunciado los olores los residentes en las barriadas cercanas, también quienes más los sufren, los trabajadores de la planta de residuos y que están directamente percibiendo el olor producido además de las posibles bolsas de gases aunque la Ciudad asegura que en este último paso está todo controlado por medidores.
“Hace falta más tierra”
Los vecinos que ayer padecían los olores y que este medio pudo comprobar en el recorrido desde San Amaro hasta la parte superior del Hacho han denunciado que los traslados de residuos se estén llevando a cabo sin previsión por los olores que podía producir. “Ha llegado el buen tiempo y ha empezado el olor que ya advertíamos. Además por intentar meter todos los residuos posibles procedentes de Santa Catalina están echando menos capas de tierra y eso se nota en el olor que ya tenemos”, denuncian.