El padre de Ana Sánchez Roldán le propuso a su hija vender libros de segunda mano en su papelería. Una idea que cosechó éxito y le supone un sello distintivo de este comercio de la calle Real, en la zona centro de Ceuta. Copistería Ana Sánchez empezó con una serie de ejemplares de la familia que apenas llenaban dos estanterías. Ahora, las obras que reciben ocupan toda la pared.
Esta ceutí de 39 años lleva en la sangre las dotes para trabajar de cara al público. Para el rótulo de su comercio, tomó los colores y la tipografía que lucía la tienda de su abuelo, la mítica Casa Sánchez de la calle Camoens, en la que se vendían máquinas de escribir y coser y artículos de regalo. Ana Sánchez abrió su local hace más de siete años, cuando se quedó sin empleo. “El campus [universitario] iba a empezar, surgió la idea y se dio la casualidad; vivo aquí cerca y nunca había visto este local, y pasé por aquí de casualidad”, relata la ceutí.
En el negocio trabaja ella sola, aunque admite que “por detrás siempre está la familia” para darle respaldo. En Copistería Ana Sánchez, la propietaria hace fotocopias y vende artículos de papelería y regalos. Pero muchos conocen el lugar porque allí se puede adquirir libros de segunda mano por un precio muy económico. “Aunque está el ebook y todo eso, a la gente le sigue gustando el papel”, afirma Sánchez.
Además de los ejemplares que se encuentran a la vista, en el almacén guardan muchos más. Sus proveedores, explica, son vecinos que han hecho una limpieza en casa y solo quieren guardar aquellos que más aprecian o se trata de personas que han sufrido la pérdida de un familiar y no quieren tirarlos: “Me los traen y les damos una segunda vida”.
Una vez saben que pueden comprar libros tan baratos, algunos no se resisten a asomarse a la tienda cuando están por la zona. “Viene gente que a lo mejor pasa dando una vuelta al perro y dice: ‘¡Es que tengo que entrar a los libros!’. O está aquí para hacer una fotocopia y se acaban llevando cuatro libros. ¡Les sale la fotocopia más cara!”, bromea Ana Sánchez.
También suministra materiales de oficina, artículos de regalo y detalles de decoración, algunos de marcas tan populares ahora como Mr. Wonderful. “Siempre traemos muchas chuminadillas, que les encantan a chicos y mayores”, ríe la propietaria de la copistería. “Solemos tener de todo –anuncia–. Cuando viene alguien y me dice: ‘¿Y tú no tienes…?’ Yo siempre me lo apunto. Y si tengo la oportunidad, traigo también cosas para enfermeras”, explica.
Al estar cerca de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Granada, muchos de los clientes son alumnos de Enfermería, a los que Sánchez se refiere como “mis niños mimados”. Para ellos suele tener en la tienda “gorros, lanyard [cordón o cinta para llevar objetos colgados del cuello], zuecos o tijeras”.
Ana Sánchez mantiene una relación próxima con sus clientes, en su día a día, cuenta la ceutí, ha hecho “hasta amistades” en la papelería. Además de estudiantes, por la tienda pasan familias y personas mayores que le piden ayuda para fotocopiar o imprimir documentos. Cuando reabrió después del confinamiento, el año pasado, recuerda Sánchez, obtuvo muy buena respuesta: “Fue abrir y aquí no faltarme la gente”. Y muchos se acercaron hasta allí para preguntarle cómo se encontraba y saludarla en persona.