Resulta raro pasarse por esta sección y no leer sobre cine o series, pero en este caso merece la pena centrase en un par de recomendaciones vitales relacionadas con televisión o similares. Porque se trata de dos declaraciones de amor a la vida en mitad de un tsunami de energía negativa y, además, el producto final es cada cual a su manera de muy recomendable visionado.
Eso que tú me das, disponible en la página web de La Sexta, es la rompedora entrevista/documental que Jordi Évole le hizo a Pau Donés por petición expresa dos semanas antes de morir. El cantante, compositor, ex vocalista de Jarabe de palo, presenta una imagen lógica de alguien con un cáncer terminal, algo que al presentador preocupaba a la hora de transmitir el mensaje a la audiencia; sin embargo, la naturalidad con la que Donés encaró como un verdadero valiente la situación de hablar con sinceridad tanto de su situación irreversible como, sobre todo, de la vida aprovechada sorbo a sorbo, convierte la entrevista en un valioso documento imborrable.
La idea preconcebida de rechazo a visionar algo que castigue aún más a la maltrecha moral del respetable es replanteada a los pocos minutos de comenzar la experiencia vital. Porque se trata de eso, de asistir a la lección que realmente impresiona de un tipo que sabe que está a punto de morir, que nada tiene que perder, y que simplemente es tan inconcebiblemente positivo que, a pesar de ello, cuando acaba el documental (con él cantando), te retiras de la pantalla con más ganas de vivir de las que tenías antes de la hora aproximada que dura. Cualquiera quisiera poseer la capacidad de morir despertando admiración, de poner buena cara a un mal final anunciado y dejar semejante legado humano, aún mayor que el artístico.
Y no teniendo más remedio que lamentar ese final de Donés, otro que no ha tenido miedo de pronunciar en primera persona la palabra cáncer y de enfrentarse a ello, y en este caso con mayor fortuna, es el protagonista de la segunda recomendación de la semana. De la manera que mejor sabe, Dani Rovira celebra la catarsis de haber nacido de nuevo con Odio, su último trabajo, un monólogo humorístico de la duración de un largometraje y con la producción de Netflix. El cómico y actor ha superado hace muy poco la terrible enfermedad, aún pueden apreciarse las secuelas físicas de ello, y se muestra más sincero que nunca en esta propuesta tan personal como divertida, y da también una exhibición de pundonor, de energía positiva, tan importante en el proceso de recuperación de casi cualquier tipo de golpe que podamos encajar, y de que se encuentra en estado de gracia con esta claridad profesional que luce.
Ambas son las dos caras de lo mismo. Dos personas que han combatido, porque no queda otra, que lo han hecho con todas sus fuerzas, que han ganado o perdido, pero que lo han hecho dejando bien claro que como decía aquél, “más vale morir que perder la vida”. Y lo han hecho dejando en manos del espectador dos realizaciones impecables, muy distintas, con gusto y con mensaje de ánimo. Y se antoja justo lo que las personas necesitan, especialmente en momentos complicados: de alguien que te de fuerzas, aliento, de alguien que esté a tu lado. O como mínimo de alguien que te inspire a superarte. Y si es destapando una sonrisa, y ambos trabajos lo hacen, de muy distinta manera, pero lo hacen, muchísimo mejor. Deseo a la gente que aprecio y me aprecia, y a la que no también, qué narices, que se den este baño de dinámica positiva no reñida con la calidad del producto.