Basta un gesto para recordar, y así me hallo, hace veinticinco años, en la sala de espera de la Unidad de Salud Mental para contarle al médico cómo me ha ido desde la última vez, y que tal me va con la medicación.
Pero traigo aquí que los problemas de la función mental guardan una diferencia sustancial con las afecciones de otro tipo, ya sea de la función renal, el páncreas, etc. Mientras en estos órganos no podemos influir sobre su mecánica a través del conocimiento, en el caso de la mente el factor “conocimiento” sí puede jugar un papel trascendental (al menos, en gran parte de los casos).
Esto se debe a que la biología corporal de aquellos responde a una realidad objetiva, es decir, no tenemos control consciente sobre el metabolismo celular.
Sin embargo, la salud de la mente está condicionada fuertemente por una realidad subjetiva. La forma en como la mente registra la experiencia vital determinará la salud unas veces, o la vulnerabilidad otras, hasta llegar a la pérdida de la constante de salud.
Es sabido que la flaqueza de la salud mental puede deberse a una predisposición genética, por lo que la noción de cuidado es fundamento para la conservación.
Es sabido también que los factores ambientales, y cada vez con más frecuencia, son el detonante de la posible descompensación, o falta de control sobre la realidad subjetiva.
Mi tesis es entonces que la realidad subjetiva, y que yo identifico con la mente, gana vigor con el conocimiento, y al contrario.
Ahora, ¿cuál es ese conocimiento sanador?
El conocimiento es un ser evolutivo, y al principio del camino tendremos que conocer qué es la salud mental.
Como toda definición es arriesgada en el campo de la ciencia, si al menos podemos orientarnos recurriendo a una triple semejanza.
Primero: la salud mental es semejante a la “luz”, entendiendo la luz como toda experiencia positiva y enriquecedora.
Segundo: la salud mental es semejante al “orden”; solo habrá orden cuando la experiencia vital gire en torno a un centro, y a este centro lo llamamos “proyecto vital”.
Tercero: la salud mental es semejante a la “moderación”; en el cultivo de la virtud y de hábitos de vida saludables la salud mental echará raíces.
Todo esto es mi subjetividad, es mi mente, pero lo real es que, a fecha de experimentar un problema de salud mental, ni las familias ni las personas, tenemos la más mínima idea de lo que es la salud mental.
La salud mental permanece en una especie de plano oscuro; por eso digo que hay mucho camino por recorrer, individualmente y como sociedad, con el simple ejercicio del conocimiento.