No es que todos los días nos guste ofrecer noticias alarmantes sobre el COVID en nuestra ciudad, sino que son los propios políticos los que han definido estos momentos como verdaderamente alarmantes. Hay un dato que maneja los propios técnicos especialistas en la materia y es que desde la incidencia más baja hasta la misma situación que la actual se tardó en llegar casi cincuenta días al comienzo de la segunda ola. Sin embargo, durante las navidades, debido a la movlidad y a la interacción social solamente se ha tardado catorce días. Con lo cual es para echarse las manos a la cabeza porque no queda otro remedio. Cuatro veces más rápido. Ahora ha vuelto a entrar un nuevo decreto f irmado por el presidente de la Ciudad, donde se vuelve a las mismas restricciones que existían antes de las fechas navideñas y los expertos aseguran que o se controla tanto la movilidad como la interacción social o nos podemos encontrar dentro de unos días o dentro de unas semanas en cifras de seiscientos o setecientos positivos, al igual que nos sucedió durante el mes de noviembre. Por tanto, ante la irresponsabilidad de unos pocos, como ha pasado durante las fiestas navideñas, no queda más remedio que volver a las viejas costumbres y esperar que con las restricciones se pueda bajar porque de lo contrario, mal vamos.