Los estudios de Formación Profesional (FP), su evolución y sus resultados en términos de empleabilidad, están condicionados por el origen socioeconómico del estudiante y por su proyección laboral. El alumnado que cuenta con experiencia o está trabajando “manifiesta una mayor satisfacción con la formación y mayores habilidades para seguir órdenes, para el razonamiento numérico, de liderazgo, iniciativa y autonomía, así como una mayor capacidad de análisis y de síntesis”.
El que alcanza titulaciones universitarias o termina Ciclos Formativos de Grado Superior “tiene un mayor nivel competencial sobre la disponibilidad social y la tolerancia” que el que no pasa de niveles de rangos inferiores.
Esas son algunas de las conclusiones alcanzadas en el estudio ‘Competencia Sociolaboral en Relación al Nivel Formativo y Laboral del Alumnado de Formación Profesional de Ceuta’ realizado y recién publicado por Lionel Sánchez y Sergio Escalante, profesores de las Facultades de Ciencias de la Educación y de Filosofía y Letras de la UGR.
El trabajo se hizo con una población total de 100 estudiantes de FP de Grado Medio y Superior de las familias profesionales de Servicios a la Comunidad y de Electricidad y Electrónica de un instituto de Ceuta.
“El alumnado que accedió a FP con un Ciclo de Grado Superior manifiesta una mayor disponibilidad formativa y laboral y en el polo opuesto se encuentra el que lo hizo con otras de inferior rango como Grado Medio o ESO”, concluyen los autores, que también han apreciado que los primeros “cuentan con niveles superiores de tolerancia, asertividad y empatía”.
Estos resultados “coinciden” con los estudios previos que apuntaban que “conforme se avanza en edad y etapa educativa hay un mayor nivel de habilidad social y una mayor disponibilidad formativa” y contradicen los que diagnosticaban “una menor habilidad social en alumnado de mayor nivel académico”.
Los investigadores creen que “esta evolución en la competencia sociolaboral puede ser fruto del tratamiento de la misma y una mayor profundización dentro del currículo de cada etapa educativa, por lo que, según se avanza dentro del sistema educativo, más peso tienen este tipo de competencias y más se trabajan y entrenan”.
Respecto a la situación laboral del alumnado, el que trabaja “cuenta con mayores niveles de satisfacción con la metodología y con el profesorado”. Los autores estiman que esto “puede deberse a la naturaleza laboral de Ceuta, pues la mayor parte de la oferta laboral procede del ámbito educativo (bien por oposiciones, bolsas o planes de empleo de la misma Ciudad), por lo que el que ha trabajado en este área puede tender a empatizar con el profesorado”.
El trabajo también respalda que “tener un empleo mejora el nivel socioeconómico y que uno mayor se relaciona con un aumento de habilidad social, mientras que uno bajo provoca problemas de conducta en el alumnado, causado por el estrés económico que sufren en sus unidades familiares”.