La Parroquia de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro (Santa Cecilia) de Córdoba ha brindado un homenaje de agradecimiento al sacerdote José Béjar Sánchez, por su colaboración en la misma después de dos décadas sirviendo espiritualmente a sus fieles.
Antes de trasladarse a Córdoba, José Béjar dedicó 38 años de su vida a la atención espiritual y social de muchos fieles de Ceuta en las Parroquias de San Juan de Dios y Nuestra Señora de África. A sus 89 años de edad siente una gran emoción cada vez que oye hablar de sus hermanos ceutíes.
A la concelebración eucarística asistieron el anterior párroco Antonio Zaldiernas, que tuvo unas palabras muy emotivas de agradecimiento por su incansable ayuda, y el nuevo párroco Francisco Granados, el coadjutor Jesús Linares y el nuevo rector del Seminario San Pelagio de la ciudad Jesús Moriana. Al terminar se le hizo entrega de una placa conmemorativa por los feligreses.
El padre Béjar recibe así un merecido reconocimiento a la labor que lleva desempeñando muchísimos años al otro lado del Estrecho y después de que en Ceuta haya realizado una labor altruista siempre ayudando a los demás, sobre todo a la población migrante que acudía a la parroquia de África donde estuvo tantísimos años de servicio. A sus funciones como párroco de la iglesia se sumaban las que llevaba a cabo ayudando a los demás y también a la población subsahariana que se acercaba hasta la iglesia en busca de ayuda y en unos momentos que fueron muy difíciles. Los feligreses apoyaron al sacerdote durante su estancia en la ciudad hasta que pasó a la Península para seguir con su labor.
En Ceuta muchísima gente lo tiene en el recuerdo y lo tiene siempre presente por la buena labor que llevó a cabo. Ha sido un gran ejemplo que ahora obtiene, también, este bonito y emotivo reconocimiento.
Excelente persona en todos los campos, lo heredó de sus padres, los dos maestros de escuela, como en los años 50 le llamabamos, tengo la suerte de haber sido su alumno.
Sii no fuese por su enfermedad, D. José hubiese estado en las fases de actividad, hasta que Dios le recoja, ama el sacerdocio, reciba un entrañable abrazo de este paisano y amigo.
Merecido reconocimiento.
Sin duda se lo merece. Un hombre que huzo una labor social extraordinaria.