El Teatro Auditorio del Revellín ha sido testigo de la representación de uno de los grandes textos de la literatura española en Ceuta. ‘Divinas palabras’ de Ramón María Valle-Inclán, dirigida por José Carlos Plaza y con Consuelo Trujillo en el papel de Marica del Reino, ha cautivado al público ceutí. La oscuridad del alma, las miserias del ser humano y los pecados han sido representados sobre las tablas por un elenco excepcional, que han sabido mostrar la poética de Valle Inclán pese a que la obra se ha tenido que reestructurar debido a la crisis sanitaria provocada por el coronavirus.
El público que se atrevió a acudir al Revellín pudo disfrutar de este clásico que, pese a estar ambientada en la España de hace ya un siglo, muestra una verdad contemporánea. Los personajes se mueven por la corrupción, la codicia y la envidia, a través de una puesta en escena fría, mísera y sórdida que ayuda a entender más esta obra. El elenco ha hecho un perfecto trabajo, pese a la complejidad de los ensayos. “Son personajes muy físicos, tremendamente físicos, que están por los suelos, que se arrastran, que viven de la miseria, que hay que arrastrar un carretón con un niño”, señaló el propio director.
Esta tragicomedia de aldea, tal y como la subtitula el propio Valle-Inclán, ya había sido puesta en escena por José Carlos Plaza en 1917 en forma de ópera. Sin embargo, según afirmó el director a El Faro de Ceuta “me quedo con el teatro”. Esta obra es la más representada del dramaturgo gallego y la historia gira alrededor de una familia que se mueve más por el interés, por la avaricia, que por la sangre. Habla de la supervivencia y de la ambición que mueve a esta sociedad.
Todo empieza con la muerte de la hermana de Pedro Gailo, quien deja a su hijo hidrocéfalo y enano en manos de su familia. Estos, en lugar de cuidarlo, deciden llevarlo de feria en feria para ganar dinero y sobrevivir. La tía del engendro –Marica del Reino- y la familia de la madre muerta se disputan su “custodia”. Al no llegar a una solución deciden tenerlo por días, pero la ambición de Mari Gaila –hermana de la difunta- la lleva a romper el pacto y quedarse con el chico más días de lo que les corresponde.
Esta es la miseria que escribió Valle-Inclán y la que ha representado el elenco a la perfección, haciendo que el público se introduzca de lleno en esa oscuridad y viaje a través de la penuria de los personajes para después reflexionar y poder ver la luz y el aprendizaje que te presenta esta obra.