J.A., un joven marroquí de 26 años, comenzó ayer su juicio acusado de haber asesinado a chuchillazos a un compatriota en octubre de 2009 en el domicilio de la víctima.
El acusado reconoció haber estado bebiendo, comiendo y bailando esa noche con la víctima pero negó la autoría del crimen y justificó su repentina marcha a Marruecos esa misma noche en el "impulso" irrefrenable que tuvo, movido por la elevada ingesta de alcohol, de visitar en Tánger a su madre enferma.
La Fiscalía de Valladolid, con carácter provisional, solicita una condena de 17 años de cárcel para el procesado por delito de asesinato, junto con la prohibición de residir en Valladolid durante veinte años y el pago de 200.000 euros de indemnización a la familia de la víctima, amén de otros doce días de localización permanente por una falta de hurto.
El procesado intentó volver a Marruecos por la frontera del Tarajal, pero rechazó que ese viaje pudiera interpretarse en términos de "fuga" e insistió en que, además de visitar a su madre, su vuelo a Tánger estaba más que justificado porque tenía que traer a España un turismo Mercedes cuya admisión temporal en el país magrebí vencía el día 28 de diciembre de 2009.