El Estrecho se convierte en esa autopista elegida a diario por quienes cruzan en barco de Ceuta a Algeciras. Como este martes marchaban los pasajeros del barco de Baleària que emprendían ruta a las 8:30 horas. Una ruta con billete, una ruta regular y segura. No como la seguida por aquellas personas que se mueven en el siempre trágico mundo de la clandestinidad, que sin papeles y con demasiados riesgos intentan alcanzar la Península a bordo de embarcaciones tipo kayaks a las que entregan su integridad física.
Es lo que ha sucedido en la mañana de este martes, cuando los tripulantes del ferry han escuchado por megafonía que habían sido divisadas en medio del Estrecho varias embarcaciones con inmigrantes. Durante 30 o 40 minutos se ha aplicado el protocolo, deteniéndose el barco hasta la llegada de una unidad de Salvamento Marítimo, que ha sido la encargada de hacerse cargo de los ocho inmigrantes que ocupaban los distintos kayaks para así llevarlos a puerto seguros.
No es un rescate casual, en lo que llevamos de verano es quizá la imagen más repetida: la de personas a bordo de estas embarcaciones adquiridas a bajo precio y con las que salen marroquíes directamente de las costas del país vecino para alcanzar la Península o se fugan los residentes del CETI hartos de esperar que llegue su momento para formar parte de las salidas agenciadas con las oenegés.
Son muchos los rescatados, pero también los desaparecidos. Aquellos jóvenes que han salido pero de los que nunca se sabe su destino. En mitad del Estrecho puede suceder cualquier cosa. Este lunes un barco regular de pasajeros ha detectado a estos protagonistas de la inmigración, pero en otras ocasiones esos rumbos ni siquiera se perciben y las vidas de los ocupantes se entregan a un devenir que no siempre tiene un resultado positivo. La ruta del kayak viene marcada por el riesgo al que este martes se han entregado estos magrebíes.
Los pasajeros legales, a esperar.
No quieren estar en ningun sitio, solo a la Península.
Si algunos están contagiado, no pasa nada. nos lo tenemos que tragar, si no, seremos racistas,