El polideportivo Santa Amelia vuelve a ser simplemente eso, un polideportivo. Este sábado se coordinó el dispositivo para trasladar a los últimos menores marroquíes no tutelados por la Ciudad, después de casi 80 días acogidos en lo que terminó transformándose en un albergue improvisado para inmigrantes. Había que adoptar medidas para cumplir el confinamiento y decenas de menores encontraron en este lugar la que ha sido su casa durante estos más de dos meses de estado de alarma aún en vigor.
En estas instalaciones ha ocurrido de todo. Esos episodios quedan para la memoria de los que se han implicado en intentar hacer del ‘Santa Amelia’ un espacio digno en donde todos estos menores pudieran cumplir el confinamiento como el resto de ciudadanos. Ha sido complicado: ha habido momentos buenos y malos, agresiones pero también convivencia, quejas y fugas. Muchas fugas. Los trabajadores y voluntarios de Cruz Roja han intentado controlar una adaptación que en demasiadas ocasiones era complicada, porque muchos de estos menores rechazan estar recogidos y buscan su permanencia en el puerto para escapar de Ceuta.
Durante este sábado continuaron los últimos traslados de acogidos, después de una semana en la que se han llevado a cabo evacuaciones de menores hasta el campamento alternativo de Piniers. Dependen ahora de la Ciudad Autónoma pero no están tutelados ya que ni siquiera se les ha realizado las pruebas de determinación de edad. Esta tarde tarde tuvieron lugar las dos últimas salidas de los que quedaban, contando con presencia de la Cruz Roja y de la Policía Local. Antes había estado Protección Civil y durante toda la jornada la vigilancia privada.
Del interior se sacaron restos que quedaban, bolsas de basura además de lo que un día fueron literas que, en su parte, han sido destrozadas. En cuestión de horas este polideportivo se transformó en albergue pero se tardará más en recuperarlo como instalación deportiva ya que ahora queda la realización de labores de desinfección interior así como valorar el estado en que ha quedado todo, hasta el punto de que habrá que hacer alguna pequeña obra.
Atrás queda aquella jornada en la que, de la noche a la mañana, se ordenó a las patrullas de la Policía y de la Guardia Civil recorrer el puerto para ir trasladando, según edades, a todos los inmigrantes a un lugar cerrado. Había que salvaguardar la salud pública, la de todos, de ahí que se optó por buscar un confinamiento que el mando único, ejercido por la Delegación del Gobierno, ordenó que fuera las instalaciones de la Ciudad. Se rechazaron otros lugares como el CIS de Mendizábal o la antigua cárcel de Los Rosales.
Ahora queda la segunda parte de esta historia: el avanzar en la tutela de los menores y en su identificación en un momento en el que las instalaciones de que dispone la Ciudad Autónoma están ya saturadas, habiéndose visto obligada a separar Piniers de ‘La Esperanza’.
¿Qué sucede con ‘La Libertad’? La idea es llevar a cabo el desalojo este domingo, después de que la Policía continuara ayer con la apertura de expedientes de devolución de adultos que han mostrado su rechazo a volver a Marruecos. Hay dos alternativas: el traslado a la nave del Tarajal que todavía no está lista o la espera de la orden que debe dar la Delegación del Gobierno para que los transfronterizos estén en casas y los inmigrantes ingresen en el CETI, en unas tiendas instaladas para ellos.
Y mientras Marruecos mirando para otro lado.
Mohamed VI "el flaco y todo el majzen deben estar ahora tomándose una comilona, comprando nuevos yates o pensando cuando podrán ir a la próxima fiesta en Europa.