La familia de Bilal y Farah, con sus tres niños Zacarías, de 7 años, Hissan, de 6, e Ishaq, de 3, han decidido montar dentro de su casa ‘La Feria del coronavirus’. Han dejado que El Faro de Ceuta sea testigo de un día con ellos.
“Nuestra rutina empieza por la mañana, los niños están acostumbrados por el colegio a levantarse temprano aunque ahora un poco más tarde. Antes se despertaban a las ocho y ahora a las 9:30-10:00 horas, hacen su desayuno y a las 11.00 horas se planifican las tareas y actividades escolares”, dice el padre.
Al mediodía ven sus programas favoritos en la televisión y después comen todos juntos y ven una película Disney.
Luego juega cada uno con su tableta o videoconsola con sus primos y amigos del colegio online y ya por la tarde noche hacemos actividades o juegos bailando, o “les lleno la bañera y se quedan jugando, así ya se divierten y cansan y para la cama”, dice Farah, su madre.
Los primeros días aseguran que fueron “más o menos llevaderos”, pero después “empezamos con los juegos de la ‘Feria’ al paso de los días por aburrimiento”. Ahora montan su ‘Feria del coronavirus’ un día sí y otro no “para no ser cansino y repetitivo”, asegura Bilal.
La ‘Feria’ de esta familia consiste en crear las diferentes tómbolas tradicionales pero con objetos de casa: con mesas, papel higiénico, pelotas...
Farah, la madre de los tres pequeños, cuenta que “los niños se agobian un poco de vez en cuando, pero se entretienen y pasan el tiempo. Además el tema de entender la situación de cuarentena por el virus lo tienen asimilado. El colegio se lo explicó a los tres y, a pesar de sus edades, lo entienden y lo afrontan de la mejor manera”.
Los padres asumen su rol con los tres niños, pero también tienen un poquito de ‘espacio’ en las horas del día, “o eso intentamos”, aseguran entre risas.
Bilal cuenta que “mi mujer va cada dos o tres días al supermercado, lee mucho y también utiliza el teléfono. Yo, sin embargo, tengo mi empresa cerrada por la alarma y he tenido que hacer un ERTE con mis empleados. Veo muchos documentales y, lo típico, chateo con mis amigos por las redes sociales”, resume contando sus días.
Los niños tienen unas normas, dependiendo de las partidas que jueguen a la tómbola. Si juegan tres dejan a su padre tranquilo una hora. Si juegan cinco, dejan tranquilos a ambos padres otra hora. Y, si son diez las partidas, tocan tres horas de silencio en casa, “aunque nunca lo conseguimos”, dice el padre riéndose. Y, como premio para todos, compran chocolatinas o palomitas para celebrar sus partidas.
Sobre todo, más que nunca, aseguran los cinco de la familia que están rezando y pidiendo súplicas por la humanidad y “esperando que pase esto pronto si Dios quiere, y que no se lleve más gente”, suplica Farah.