Se calcula que la diabetes afecta entre un 5 y 10% de la población mundial. Por cada persona que se diagnostica, dicen los expertos que hay otra que no ha sido tratada. En nuestro país más de 2 millones de personas no sabe que padece diabetes, presenta los síntomas, aunque no ha recibido un diagnóstico.
Hay un total de 428 millones de personas diabéticas en el mundo. La dieta y el sedentarismo en determinados colectivos hace que está cifra vaya aumentando de forma preocupante. Dicen los especialistas que en 2040 una de cada 10 personas en el mundo padecerá esta enfermedad.
La diabetes tipo 2 que es el tipo más común se suele diagnosticar antes de los 40 años. En un 90% de los casos se podría evitar con una dieta adecuada y un cambio de estilo de vida. El consumo de tabaco y de alcohol también pueden influir en la aparición de este tipo de diabetes, aunque la obesidad es una de las causas más directas de la diabetes. Un 40% de los casos de personas obesas sufren la aparición de esta enfermedad.
1 de 10 padecerá diabetes. Dicen los especialistas que en 2040 una de cada 10 personas en el mundo padecerá esta enfermedad
El tipo de diabetes 1 es el que afecta a un 13% de los casos en España. Esta enfermedad se diagnostica a unos 10.000 niños que todavía no han cumplido los 15 años, se suele manifestar antes de la pubertad. Más de 1.000 casos de este tipo se detectan cada año en este país.
Las principales consecuencias de un mal cuidado de la enfermedad pueden ser traumáticas para el paciente. Un 70% de las amputaciones no traumáticas de extremidades son a causa de la diabetes. No mantener las pautas adecuadas o el control necesarios de esta enfermedad también puede provocar un 16% ceguera entre el porcentaje total de diabéticos diagnosticados. Es importante acudir a controles oftalmológicos necesarios, la retina diabética es una de las terribles consecuencias de esta dolencia.
Este estudio también ha arrojado otros datos preocupantes: el 12,6% de la población, más de 4,8 millones de personas, tienen intolerancia a la glucosa o glucosa basal alterada, situaciones que se consideran prediabéticas, mientras que cerca de 11 millones de españoles son obesos, lo que equivale al 28,2% de la población. Es bien sabido que existe una estrecha relación entre obesidad y diabetes tipo 2. Como colofón, no podemos olvidar que a estos casos de diabetes tipo 2 (la más frecuente), hay que sumar los de la tipo 1, que supone entre el 5 y el 1% del total de personas con diabetes (también aumenta su incidencia, a pesar de que no se relaciona con el estilo de vida), y otras situaciones especiales como la diabetes asociada con el embarazo, que afecta a entre el 5 y el 7% de todos los embarazos.
En un 90% de los casos se podría evitar con una dieta adecuada y un cambio de estilo de vida
La diabetes mellitus es un trastorno metabólico que se caracteriza por la presencia de hiperglucemia (elevación de la concentración sanguínea de glucosa) como resultado directo de la falta de insulina, de la insuficiencia de insulina o de lo uno lo otro.
Etimológicamente la palabra diabetes deriva del latín y griego clásicos que significa “gasto del azúcar” y con ella los médicos del primer siglo d. de C. querían describir la enfermedad que se manifestaba por estos hallazgos esenciales, gran volumen de orina de sabor dulce (poliuria), sed intensa (polidipsia) y pérdida de peso a pesar de un mayor apetito (polifagia).
La diabetes tipo 2 que es el tipo más común se suele diagnosticar antes de los 40 años
Cuatro categorías
La diabetes mellitus se clasifica en cuatro categorías atendiendo al mecanismo subyacente que causa la hiperglucemia:
Tipo 1: denominada anteriormente diabetes mellitus insulinodependiente DMID o diabetes de inicio infanto-juvenil. Hay una insuficiencia absoluta de insulina. Se precisa insulina exógena para el control de la glucemia.
Tipo 2: denominada anteriormente diabetes mellitus no insulinodependiente DMNID o diabetes o diabetes de inicio en la madurez: resistencia a la insulina. No hay destrucción de islotes B pancreáticos. Suele asociarse a edades más avanzadas, frecuentemente a partir de los 40 años, pero también se diagnostica en niños y adolescentes con obesidad, que, junto con la diabetes gestacional y los antecedentes familiares de diabetes, se asocian en la diabetes tipo 2. Su tratamiento se basa en la dieta, evitar la vida sedentaria, a veces con fármacos orales y también con insulina.
Diabetes Gravídica o diabetes gestacional, de aparición en el embarazo.
Otros tipos de diabetes:
Defectos genéticos en la función de los islotes pancreáticos (denominada diabetes del adulto de inicio en la juventud MODY donde la secreción de la insulina está alterada pero los defectos de la acción de la misma son escasos).
Defectos genéticos en la acción de la insulina (alteraciones en el receptor de la insulina)
Endocrinopatías: secreción hormonal excesiva como ocurre en el síndrome de Cushing (por cortisol excesivo), acromegalia (excesiva producción de hormonas de crecimiento en el adulto).
Fármacos o sustancias químicas: glucocorticoides, interferón…
Enfermedades del páncreas exocrino: pancreatitis, traumatismos, cirugía, infección y cáncer de páncreas.
Otros síndromes genéticos como el síndrome de Down, Klinefelter y síndrome de Turner.
Situación preocupante
Evidentemente, esta situación es preocupante y toda la sociedad, con especial mención de las autoridades sanitarias, debiera implicarse para tomar medidas, especialmente dirigidas a modificar el estilo de vida sedentario y los malos hábitos alimentarios de muchas personas de nuestro país. Tampoco podemos olvidar el papel fundamental de estamentos como padres y educadores, aparte de los profesionales de la sanidad. Aparte de la carga personal que supone la diabetes para la persona que la padece, no podemos dejar de lado la repercusión económica y de sobrecarga para el sistema asistencial. A diferencia de otras enfermedades en las que una intervención ofrece resultados más dudosos, hay estudios que avalan la importancia de una terapia intensiva desde el comienzo de la enfermedad y, todavía mejor, cuando se interviene en la fase prediabética, especialmente cambiando los hábitos de los grupos de riesgo.
Diabetes Tipo 1
Se caracteriza por la destrucción autoinmunitaria de las células beta del páncreas, por insulinitis mediada por anticuerpos frente a las células beta de los islotes y por insulinopenia completa, lo que se traduce en una necesidad obligada de insulina exógena.
Representa entre el 5-10% de los casos de diabetes y su máxima incidencia se da entre los 10-15 años.
Los factores que se asocian a su aparición son: ambientales, genéticos y autoinmunes. Según esta teoría una serie de factores ambientales como virus (parotiditis, rubeola) y sustancias químicas, inducen una agresión de las células beta pancreáticas por parte del sistema inmunitario. Debido a una predisposición genética, algunas personas son más sensibles a los factores ambientales. Así sabemos que en gemelos si uno padece la enfermedad, el riesgo del hermano se eleva de 25-50%. Si el padre o la madre padece diabetes, también se eleva el riesgo, mayor si el afectado es el padre y también depende de la edad de la madre en el momento del parto sin que se conozca el motivo exacto.
De los pacientes con diabetes tipo 1, el 85% presenta anticuerpos frente a las células de los islotes circulantes, anticuerpos antiinsulínicos, en especial contra la descarboxilasa del ácido glutámico del interior de las células beta.
Se utiliza la determinación del péptido C en sangre, para comprobar si el paciente es capaz de secretar insulina endógena. Si no hay péptido C se ha producido una insuficiencia total de las células beta diagnosticándose diabetes tipo 1 con más de un 90% de células beta destruidas para siempre, siendo su velocidad de destrucción variable en lactantes y niños más rápida que en adultos.
Conocemos también la asociación de diabetes tipo 1 con otras enfermedades autoinmunes: tiroiditis de Hashimoto, celiaquía, enfermedad de Addison, enfermedad de Graves, anemia perniciosa…
Su presentación es brusca y aguda a menudo con un cuadro de cetoacidosis.
Diabetes Tipo 2
La diabetes tipo 2 es más frecuente que el tipo 1 y representa hasta el 90% o más de todos los casos de diabetes.
Las personas que presentan un riesgo elevado de sufrir diabetes tipo 2 son:
– Las que tiene obesidad (más del 20% por encima de su peso corporal ideal)
– Tienen un familiar con diabetes.
– Pertenecen a un grupo étnico de riesgo.
– Se les ha diagnosticado diabetes gestacional o han dado a luz a un recién nacido de más de 4.1 Kg.
– Tienen una presión arterial elevada 140/90 mmHg o superior.
– Presentan una concentración de triglicéridos elevada, superior a 250.
– Vida sedentaria.
– Consumen grandes cantidades de alcohol.
– Tenían valores alterados de glucosa en ayunas (100-125) o glucosa alterada en el test de sobrecarga (menor de 199 a las 2 horas).
– Edad avanzada. Más del 40% de los pacientes diabéticos tiene 65 años o más.
– El uso de medicación concomitante como diuréticos y corticoides incrementan el riesgo de diabetes tipo 2.
Al tener un comienzo más lento (a veces se descubre a lo largo de varios años) se considera que se trata de una diabetes más leve que a menudo se controla con dieta, ejercicio físico y fármacos orales. Sin embargo, los pacientes con diabetes tipo 2 corren el mismo riesgo de sufrir complicaciones graves que los pacientes con diabetes tipo 1.