La mayoría de los 47 bangladesíes que fueron detenidos en los CETI de Ceuta y Melilla hace dos meses ha quedado en libertad en la península, mientras que sólo siete del grupo ha sido deportado a su país. En el grupo se encontraban los dos únicos bengalíes que habían quedado en el campamento del Jaral, después de que los primeros ‘bangla’ que optaron por salir del CETI y vivir en los montes ceutíes quedaron en libertad tras una lucha constante apoyados por oenegés.
La pareja fue detenida en el campamento por la UCRIF y trasladada a un CIE de Barcelona, aprovechando la detención masiva de bengalíes que se había llevado a cabo en el campamento de Melilla. Ahora, cuando estaban a punto de cumplir los 60 días, el Gobierno actúa aplicando para unos la deportación pero para el resto no. Esta circunstancia ha provocado críticas en asociaciones como Prodein que ha cuestionado que “dos horas antes del final del plazo máximo de retención”, siete ‘bangla’ fueran sacados del CIE y trasladados al aeropuerto del Prat donde un avión militar les transportó a Dakka, capital de Bangladesh. Prodein dice que una vez allí y ante la negativa del gobierno bengalí a aceptar a personas que carecen de documentación y no son reconocidos como sus súbditos, la policía española realizó gestiones entre los supuestos familiares de estas personas para que las reconocieran, consumando así la deportación.