Las adicciones entre los jóvenes cada vez son más impredecibles. La última moda, que no es tan nueva, es inhalar dióxido de carbono (CO2) a través de cápsulas de aire comprimido que habitualmente se venden en tiendas de deporte, ya que se suelen usar para reparar pinchazos de las ruedas de bicicletas o bien para actividades en las que se ocupan pistolas de aire comprimido. Estas cápsulas metálicas tienen un bajo precio y son accesibles para todo el mundo.
Según el jefe de servicio de Medicina Preventiva en el Hospital Universitario, Julián Domínguez, con la inhalación de dióxido de carbono a través de estas cápsulas lo que se provoca es la hipoxia, que es un estado de deficiencia de oxígeno en la sangre, células y tejidos del organismo, con compromiso de la función de los mismos.
Aunque se trata de un cantidad mínima y el efecto es transitorio, abusar de este tipo de conductas puede llegar a provocar lesiones. Aunque el dióxido de carbono está de manera natural en la atmósfera, sí es cierto que una descompensación o alteración puede derivar en esta falta de oxígeno, sobre todo si no se tiene un control sobre ésta, detalla el especialista.
No se trata de un gas letal, aunque Domínguez alerta en el caso de se consuman otro tipo de espray que contengan otros gases, como puede ser el monóxido de carbono, cuyas consecuencias sí pueden provocar alteraciones en el organismo de consideración.
Recuerda que el monóxido de carbono provoca la muerte cuando se expande por espacios cerrados, como ocurre con las estufas de carbón cuando no cuentan con una buena ventilación. Además, estos espray que muchos jóvenes usan para drogarse contienen otros componentes tóxicos altamente perjudiciales para el organismo. Ya se han dado casos, aunque no en Ceuta, de jóvenes que llegan a usar espray para la limpieza de los ordenadores y que provoca efectos similares de hipoxia y hasta la pérdida de conciencia, en caso de una exposición mayor.
Aunque el Ingesa no tiene casos registrados, El Faro ha podido saber que se están usando estos balines con dióxido de carbono entre los jóvenes como una nueva droga, que lo que hace es lograr un aturdimiento momentáneo, que resulta ser toda una ‘diversión’. No es raro encontrarse los balines ya usados en varios espacios de la ciudad, después de ser consumidos por los jóvenes, sin saber si lo mezclan con otras sustancias.