En las últimas fechas varias han sido las críticas a Mohamed VI, rey de Marruecos, a quien movimientos sociales o raperos han comenzado a criticar al máximo mandatario del vecino país. En canciones, en redes sociales, en estadios de fútbol... los reproches han crecido ante la preocupación de las autoridades. Tal y como recoge Ignacio Cembrero en 'El Confidencial', las autoridades, de todo tipo, intentan silenciar estas críticas, minimizarlas o castigarlas. Los fiscales, cita, suelen evitar mencionar los ataques a Mohamed VI para no empañar la imagen del rey que los medios propagan.
Por ejemplo, el youtouber Mohamed Sekkaki, apodado 'Moul Kaskita', fue detenido en Casablanca por "injurias a los marroquíes a y a las instituciones constitucionales" al decir cosas como "mientras llevas una vida cómoda, el pueblo padece la dictadura, la pobreza y la corrupción" o "¿Qué hemos conseguido desde su entronización en 1999? Opresión, miseria y cárcel".
Un mes ante, el rapero Mohamed Munir, conocido como 'Gnawi', fue condenado a un año de cárcel por ultrajar a policías después de que en una canción criticara la riqueza de la monarquía.
El rey, dice la Constitución de Marruecos en su artículo 46, es “inviolable y se le debe respeto”, y todo aquel que le ofende puede ser condenado a entre uno y cinco años de cárcel y a una pequeña multa.
El ministro de Agricultura, Aziz Akhnnouch, pieza clave del Ejecutivo marroquí, al ser uno de los hombres con mejores relaciones personales con Mohamed VI, llegó a declarar que los ataques al Rey "no es ya la Justicia la que debe hacer este trabajo". Y puso su solución: "Debemos reeducar a los marroquíes que carecen de educación", dijo.
Ese mensaje dejó abierta una serie de interrogantes que tampoco han sido contestados. Se interpretan como una amenaza del propio Gobierno a quienes critican al jefe del Estado. Si siguen criticando, será el propio poder quienes les "reeducarán".
Pese a ellos, estas críticas al Rey de Marruecos han seguido produciéndose y se han hecho visibles también en campos de fútbol, allí donde es más difícil controlarlo, como son el caso de Casablanca, Tánger, Tetuán, Fez y Alhucemas, esta última capital del Rif. Allí cantan para denunciar la corrupción, contra los poderes públicos e incluso tararean las letras del condenado 'Gnawi'.
Educar y reeducar la mente sin educar y reeducar el corazón, no es educar ni reeducar en absoluto.